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Y a es posible que aparatos, objetos, datos y procesos estén conectados a una red mundial a la cual envían información. Esto se logró gracias a la rápida evolución del Internet en las últimas décadas. Según una proyección de la consultora IDC, al finalizar el 2016, los usuarios de Internet podrían ascender a tres mil 200 millones de personas en todo el mundo, es decir, 44% de la población mundial total.
Sin duda, la clave de este proceso es que los objetos transmiten datos en tiempo real a la red global. Esto es posible gracias a las diversas aplicaciones del “Internet de las cosas” o “Internet of Things” (IoT, por sus siglas en inglés), tendencia que consiste en un entorno que implementa múltiples sensores (cualquier dispositivo que puede medir algo y expresarlo mediante un número que es interpretado por las computadoras) para detectar, almacenar y procesar la información de los aparatos a los que están integrados.
No obstante, el hecho de que todos los dispositivos se encuentren interconectados puede generar ciertos conflictos como los ocurridos el pasado 21 de octubre, día en el que diversos sitios web como Twitter, WhatsApp, Amazon, Spotify, Reddit y Netflix se vieron afectados por varias horas en diferentes partes del mundo como Europa, Latinoamérica y Estados Unidos. Esto se produjo debido a un ataque denominado como DDoS (ataque de denegación de servicio), provocado por un malware llamado Mirai, con el cual se infectó a millones de dispositivos, creando un gigantesco ejército de botnets (máquinas infectadas) vinculados con el Internet de las Cosas.
Dicho Malware afecta a los dispositivos que disponen de conexión a Internet y cuya contraseña es altamente vulnerable debido a su ligera complejidad. A continuación te explicamos qué es el Internet de las Cosas y sus principales retos.
Los objetos conectados con Internet ayudan a mejorar diferentes tareas del día a día. Un informe de Abi Research, compañía especializada en estudios del mundo de la tecnología, prevé que para el año 2020, aproximadamente 30 mil millones de dispositivos estarán conectados a la llamada Red de redes. Mientras que otro reporte, elaborado por la consultora Gartner, indica que serían 26 mil millones los dispositivos compatibles con Internet de las cosas (IoT) en ese mismo año.
Según Gartner, el proceso de conexión al ciberespacio de todas las cosas que hay en el mundo físico ya está en desarrollo pues a lo largo de este año aumentará el número de dispositivos vinculados al Internet a seis mil 200 millones, 30% más de los que estaban conectados en 2015.
Asimismo, en todo el mundo se incrementará el número de empresas y organizaciones que usen IoT. Por ahora, el 29% de las empresas usan alguna clase de dispositivo con esta cualidad. De igual manera, el informe revela que un 14% de empresas planea introducirla dentro de los próximos 12 meses. Finalmente, un 21% pretende introducirlo a su organización al concluir el 2016. Dichas cifras arrojan como resultado que al finalizar este año cerca del 43% de las empresas del mundo utilizarán soluciones de IoT.
Con esto se prueba que los entornos futuristas que se mostraban en las películas de ciencia ficción ahora son posibles, pues la tecnología es capaz de ayudar a las personas a optimizar sus recursos gracias al vasto conocimiento de sus hábitos de consumo que son registrados mediante el uso de dispositivos interconectados.
Usos y beneficios del Internet de las Cosas. Las aplicaciones de esta tecnología son diversas, pudiendo englobar desde un ambiente reducido, como un lugar de trabajo o una casa (Smart
Home), hasta lograr conectar miles de elementos distribuidos en una ciudad (Smart Cities). El propósito, en general, es sencillo: conectar todos los objetos de nuestra vida cotidiana a la red. De este modo forma, se podrá generar información que resulte relevante para las personas. Esta información podrá ser recibida en diversos gadgets de uso personal, como el smartphone o los wearables (como relojes o pulseras). La razón por la cual esta información será enviada a los mencionados dispositivos inteligentes es porque estos integran prestaciones que permiten una gestión más fluida de las funciones de los elementos conectados.
Así, en ellos se podrán configurar con mayor facilidad los dispositivos, pues reduce los problemas que implicaría elaborar softwares e interfaces para cada elemento que esté conectado. En cambio, por medio de una misma pantalla, se podrá controlar todo un ambiente.
Desde la popularización del término “Internet de las Cosas”, la idea generalizada sobre el uso de esta tecnología se ha relacionado con electrodomésticos, televisores y otros electrónicos catalogados como inteligentes; no obstante, cabe aclarar que el IoT no se limita a esta clase de objetos, pues incorpora incluso a aquellos que no son electrónicos, ya que el objetivo de esta tendencia es conocer y controlar lo que sucede a nuestro alrededor. Por ello se colocan sensores en los objetos de lo que se desee registrar información específica y se les asigna una dirección IP con la cual se pueden identificar y monitorear.
Aunado a los usos, popularmente conocidos, que se le pueden dar al Internet de las Cosas, se agregan numerosos escenarios en donde esta tecnología se hace presente, por ejemplo, la posibilidad de controlar los semáforos para agilizar la movilidad vial en las ciudades, lo cual ayudaría a reducir los embotellamientos. Asimismo, podrían conocerse las zonas con mayor riesgo de inundaciones y permitiría actuar a tiempo a las autoridades correspondientes en casos de desastre o, bien, realizar obras que impidan que las inundaciones sucedan.
Otro de los usos del Internet de las Cosas se encuentra en dispositivos que permiten monitorear factores medioambientales de una zona o región, con lo cual se podrían tomar diversas acciones según el contexto, por ejemplo, propiciar nutrientes escasos en suelos de zonas de cultivo, controlar la temperatura en una sala de cuidados intensivos, sistemas de extracción de aire en sitios industriales donde se emiten gases nocivos para los empleados, entre otros.
De igual forma, existen desarrollos de IoT que modifican drásticamente algunos paradigmas actuales de la sociedad como la posibilidad de que un vehículo autónomo pueda “manejarse solo”, sin la participación de un piloto, pues todo el entorno (edificios, postes, banquetas, alumbrado público) le enviaría información en tiempo real, para logar un desplazamiento seguro.
También puede hallarse al IoT en la publicidad o el entretenimiento, debido a que varios de los dispositivos vinculados al Internet de las cosas, emplearán información personal del usuario para optimizar su funcionamiento.
Esta misma información puede ser empleada por sistemas de inteligencia artificial para ofrecer contenido publicitario de artículos o servicios que puedan resultar de interés para la persona, basándose en la información obtenida. Asimismo, las empresas y servicios de entretenimiento podrán explotar esta información para sugerir productos que probablemente agraden al usuario, como películas, viajes, libros, restaurantes, eventos culturales o deportivos, entre otros.
Ataques y riesgos. La apertura y masificación de esta tecnología, que pretende beneficiar la vida cotidiana de las personas y simplificar sus actividades diarias, podría representar un riesgo para la información y la seguridad en general.
Tales amenazas se verían reflejadas en vulneraciones a la seguridad de los equipos que incluyen sensores inteligentes empleados en el hogar, en las ciudades, entre otros sitios. De hecho, el viernes pasado se dio una vulneración a los servicios de Dyn que colapsó por horas los servicios de Netflix, Twitter, entre otros. Esto se debió a la poca seguridad que hay en objetos de IoT.
Y es que mucha información que surge de objetos IoT resulta de interés para los hackers, quienes pueden intervenir masivamente dispositivos y apoderarse de ellos con relativa facilidad y sin que los propietarios lo noten. Es por eso que se habla de adoptar esta tendencia con conciencia de los riesgos, ya que la seguridad de nuestros datos está en riesgo.
Por ejemplo, como se ha dicho, la mayoría de los dispositivos conectados al Internet de las cosas requieren hacer seguimientos de patrones o hábitos como pueden ser las rutas de desplazamiento diario de una persona (con contabilizadores de pasos y GPS), lo que puede causar riesgos ya que, todo puede ser ‘hackeable’: desde una puerta de seguridad en una casa, cámaras de videovigilancia, teléfonos, un automóvil, etcétera.
Hace unos meses, durante la presentación del informe llamado Alcance, escala y riesgos sin precedentes: Asegurar el Internet de las Cosas, elaborado por la empresa española de telecomunicaciones Telefónica, el director de The Internet of Things Security Foundation, John Moorque invitó a la concientización de la población con respecto a esta tecnología e invitó a asumirla con cautela: “Todo el mundo se centra en las oportunidades de innovación que ofrece el IoT, pero hasta este momento se ha hablado relativamente poco de su lado más siniestro. Si no tenemos cuidado, podemos meternos en problemas sin darnos cuenta. Y alguno de ellos, sin precedentes”.
Proyecciones del IoT. Las conexiones de IoT, según información del portal Mediatelecom, crecerán de seis mil millones en 2015 a 27 mil millones para 2025. De igual manera, se expone que los ingresos propiciados por el IoT pasarán de 750 mil millones de dólares en 2015 a tres trillones de dólares en 2016. En cuanto a los países que liderarán el mercado, se señala que China y Estados Unidos están a la cabeza con 21 y 20%. Respecto a los ingresos, Estados Unidos liderará el mercado con 22% seguido de China con 19%.
Sin embargo, este crecimiento no es similar en todo el mundo. Mauricio Agudelo, experto en telecomunicaciones del Banco de Desarrollo de América Latina, expuso: “casi nadie está preparado para el Internet de las cosas”. Con todo, el IoT sí representa una oportunidad, pero a su vez una amenaza para América Latina ( AL) debido a la brecha digital que existe en esta región del continente (solo el 54.4% de los habitantes son usuarios de Internet y el 43.4% de los hogares están conectados, según la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe), lo cual puede representar un impedimento para afrontar la innovación tecnológica que está sucediendo.
Por otro lado, la evolución de la Unión Europea (UE) muestra un panorama diferente. De acuerdo con el estudio anual de A.T. Kearny, empresa de consultoría y de gestión global que se centra en cuestiones estratégicas, podrá tener un impacto favorable en el Producto Interno de la UE que equivale a 7% del (PIB), ya que el estudio señala que dicho continente es líder en innovación de diferentes sectores. Además de disponer de un marco regulatorio que beneficia el crecimiento del IoT y a una sociedad que está familiarizada con el acceso y el implemento de la tecnología.
Finalmente, de acuerdo con el estudio “Perspectivas de la OCDE sobre la economía digital 2015”, el Internet de las cosas requerirá esfuerzos sustanciales a cargo de los gobiernos para reevaluar y revisar un número considerable de políticas, pues “las normas también plantean un reto, puesto que el Internet de las cosas abarca desde los niveles técnicos hasta los procesos de negocio, así como las decisiones políticas.
Por último, la privacidad, la seguridad, la responsabilidad, los derechos de los consumidores y la fiabilidad son aspectos todos ellos que se ven afectados por la omnipresencia y longevidad del Internet de las cosas”, señala el estudio.
App de IoT hecha en el IPN
Estudiantes del IPN desarrollaron una aplicación que permite monitorear el consumo de productos y alimentos que se encuentren colocados en la puerta del refrigerador, sin importar su modelo o diseño. Guadalupe Moreno y Jonathan Almanza realizaron esta herramienta tecnológica que permitirá avisar
a los usuarios cuando sea necesario realizar las compras. La app se vincula con un sensor colocado en la puerta del electrodoméstico. Una vez enlazados, el sensor detectará un peso inicial (en kilogramos o litros) de determinados alimentos. Cuando haya una variación en este, indicará al usuario qué insumos debe reabastecer. La aplicación fue desarrollada en Android y su lanzamiento se realizará próximamente.
USOS DEL IOT
1. Operaciones de manufactura (Manufactura)
2. Monitoreo de fletes (Transporte).
3. Administración de flotas/activos (Transporte).
4. Seguridad o Monitoreo del hogar (Consumo).
5. Edificios inteligentes (Todas las industrias).
6. Administración de activos de producción (Manufactura).
7. Seguridad Pública y Respuesta a Emergencias (Gobierno).
8. Smart Grid (Servicios Públicos).
9. Vehículos conectados (Manufactura).
10. Monitoreo Ambiental (Gobierno).
Fuente: IDC
Potenciadores del IoT
De acuerdo con el documento Perspectivas de la OCDE sobre la Economía Digital en 2015, existen cuatro factores que impulsan el desarrollo del Internet de las Cosas: la computación en la nube, datos masivos, comunicación entre máquinas (M2M) y los sensores.
El primero de ellos se refiere a los servidores que alojan y proveen algún software o información en Internet, a los cuales se puede acceder desde cualquier dispositivo en cualquier parte del mundo. Mientras que los datos masivos, conocidos también como Big Data, son aquellos cuyo análisis ya es posible pero resulta complejo debido a su abundancia. Por este mismo motivo, estos datos no se encuentran en bases de datos, sino almacenados de forma tradicional (en miles de discos duros). La comunicación Machine to machine (M2M) implica un proceso interactivo entre varias máquinas que se integran a un mismo proceso, de forma remota. Esta interacción se hace sin la intervención de una persona, aunque sí es requerida su participación para supervisar. Con respecto a los sensores, sirven para medir las variables del entorno. De acuerdo con Jon Wilson, autor del libro Sensor Technology Handbook, citado en el informe mencionado de la OCDE, los sensores son “el interfaz entre el mundo físico y el mundo de los dispositivos electrónicos, como los ordenadores”.