Apple moderó radicalmente sus ambiciones automovilísticas, dejando a su paso cientos de trabajadores sin empleo y una nueva dirección que, por ahora, no pretende fabricar su propio automóvil, según personas cercanas al proyecto.

Cientos de miembros del equipo automovilístico, integrado por cerca de mil personas, fueron reasignados, despedidos o partieron por voluntad propia en los últimos meses, dijeron las fuentes, que solicitaron no ser identificadas porque las medidas son privadas.

Los nuevos directores de la iniciativa, conocida internamente como Project Titan, se reenfocaron en desarrollar un sistema de conducción autónoma que da a Apple flexibilidad tanto para asociarse con fabricantes de autos existentes como para volver a diseñar su propio vehículo en el futuro, dijeron. Apple mantuvo el número de empleados del equipo al contratar a personas para trabajar con el nuevo enfoque, según otra fuente.

Ejecutivos de Apple dieron un plazo al equipo automovilístico hasta finales del próximo año para probar la factibilidad del sistema de conducción autónoma y decidir sobre la orientación final del proyecto, dijeron dos de las fuentes. El vocero de Apple, Tom Neumayr, declinó realizar comentarios.

El nuevo vuelco y el plazo llegan tras meses de desacuerdos estratégicos, cambio continuo de directivos y problemas en la cadena de suministros al interior de los laboratorios secretos de automóviles de Apple, ubicada cerca de su sede central de Cupertino.

Cambio de estrategia

Apple no es la primera firma en percatarse de que el dominio de los dispositivos móviles y las actualizaciones de software no son garantía de éxito en el ámbito automotor.

Google aprendió la lección al construir sus propios vehículos y buscó socios. Su proyecto de automóvil también sufrió despidos. Los inversores en tecnología también están indecisos. Están acostumbrados a generosos márgenes de ganancias, mientras que los fabricantes de automóviles sobreviven con márgenes netos muy por debajo del 10%.

Por un auto de calidad que lleve la marca Apple se podría obtener un buen margen, dijo Eric Paul Dennis, analista del Centro de Investigación Automotriz. Probablemente no estaban dispuestos a ceder en cuestiones de calidad que podrían dañar la imagen de sus productos, agregó.

Apple inició el proyecto Titan en el 2014 con grandes ambiciones para impactar un sector automotor que la consultora McKinsey estima que llegará a 6.7 billones de dólares hacia el 2030. El fabricante de iPhones se embarcó en una oleada de contrataciones y un vehículo diseñado por Apple llegaría a principios de la década del 2020.

Esperaba revolucionar los autos de la manera en que el iPhone transformó la telefonía móvil en el 2007. Hacia fines de 2015, el proyecto se vio afectado por conflictos internos. Los gerentes discutían por la dirección del proyecto, según personas con conocimiento de las operaciones. Se notó una increíble falla en el liderazgo, dijo una de las fuentes.

En abril de este año, Bob Mansfield asumió la jefatura del proyecto tras un par de cambios previos. Cerca de un mes después, subió al escenario en un auditorio de Silicon Valley atestado de cientos de empleados de Titan para anunciar el cambio estratégico, según personas que asistieron a la reunión. Mansfield explicó que había analizado el proyecto y determinado que Apple debía cambiar la táctica de transformarse en un competidor directo de Tesla Motors para consolidar una plataforma de conducción autónoma.

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