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Teresa estudia la secundaria. Hace poco tiempo, un día cualquiera, llegó hasta su perfil de Facebook una invitación de un chico desconocido. Decidió aceptar al ver que era el contacto de uno de sus compañeros de clase. No imaginó los problemas que vendrían después de lo que hasta entonces había considerado un simple clic.

A través de esa red social, el joven comenzó a enviarle mensajes amistosos y a compartir anécdotas con ella. Posteriormente, le empezó a decir que la encontraba muy bonita y simpática. Poco a poco ganó su confianza y empezaron a intercambiar conversaciones más íntimas. Luego ella le envió a él algunas fotografías personales.

Súbitamente, Teresa dejó de saber de su nuevo amigo. Desapareció el joven amistoso y de pronto un nuevo personaje llegó a su vida. Uno que sabía cosas que ella había compartido solo con un número muy reducido de personas. Pronto el hombre comenzó a presionarla. Un día, con un tono muy agresivo, la obligó a tomarse fotografías en posiciones incómodas, esto bajo la amenaza de que si no accedía compartiría todos sus secretos e imágenes con sus otros contactos en la Red.

Durante semanas Teresa vivió con miedo. No quería ni entrar a ver las notificaciones que le llegaban de sus amigos de las redes sociales. Hasta que contó lo ocurrido a sus padres, quienes a través de una denuncia a la policía cibernética lograron rescatar a su hija de la situación.

Luego de acudir a terapia, Teresa dice haber tenido fortuna, pero sabe que muchos otros jóvenes no corren con la misma suerte. Ahora, no solo tiene más cuidado con sus interacciones digitales, sino que busca hacer conciencia entre sus compañeros sobre el problema del cyberbullying.

La historia de Teresa no es un caso aislado. Roberto Martínez, analista de seguridad en Kaspersky, señaló que en México el índice de casos de cyberbullying o acoso cibernético es muy alto. “Siempre hay engaño. Los delincuentes están cada vez más preparados. Son profesionales. Crean perfiles acordes a los intereses de las personas, estudian a sus víctimas, tienen la paciencia (pueden pasar meses antes de un ataque) y se hacen pasar por verdaderos amigos”.

Es especialista agregó: “cuando logran ganar la confianza de la persona, empiezan a pedirles fotos. Luego pasan a algo más personal. Y, cuando la víctima está más vulnerable aparece un tercer perfil con el que empiezan a amenazar, a presionar, a pedir cosas explícitas”.

Martínez advirtió que la gran mayoría de los contactos de este tipo se hacen a través de Facebook. Señaló que, de presentarse esta problemática, el apoyo de los padres es indispensable y recomendó, además de buscar asesoría legal y psicológica, que los afectados sean pacientes pues al tratarse de un delito en línea la respuesta puede ser tardada. “Se crea una situación dañina para la víctima, quien no sabe qué hacer, a quién acudir. Incluso pueden causarse lesiones psicológicas”.

Enemigo conocido. El llamado bullying o acoso no es nuevo. Sin embargo las plataformas digitales amplían el problema porque los afectados no pueden salir del círculo de violencia. “Los móviles los atan a estos problemas”, señala el experto. Este tipo de acoso en el espacio digital, en sus inicios, puede comprender bromas y rápidamente pasar a la violencia sexual y la marginación social.

“Este es un tema grave que debe ser atacado de raíz. No basta con la educación recibida en casa y la información proporcionada en las escuelas. Tampoco basta con que aprendan materias académicas: es necesario reforzar una educación humana que haga a todos mejores individuos. Si realmente queremos tener éxito en un mundo inteligente y conectado, necesitamos recordar que detrás de cada dispositivo está una persona real con sentimientos reales”, declaró Brian Krzanich, CEO de Intel, en una conferencia reciente.

En ese sentido, Roberto Martínez, advirtió que lo chicos deben entender que pueden ser partícipes de un delito por el simple hecho de tener en el teléfono una foto íntima de sus compañeros.

Agregó: “Cada caso es diferente pero todos tienen que ver con la educación. Esto va más allá de la parte digital. Se trata de respeto. Cuando se descubren este tipo de situaciones hay que atender el caso, tanto el afectado como el que lo hace, porque estamos hablando de ciudadanos que al crecer van a hacer otro tipo de cosas.

Detalló que muchos jóvenes se esconden bajo el anonimato de algunas plataformas; no obstante, apunta que en línea todo deja huella y no es difícil rastrear sus actividades.

¿Por qué es grave el ciberacoso? El agresor puede permanecer sin rostro en un ambiente digital, lo que significa también que están menos conectados emocionalmente con el daño que causan y pueden llevar la situación aún más lejos.

Asimismo, toda la información humillante se almacena en línea y puede estar disponible para todas las personas para siempre. Es más difícil escapar del ciberacoso porque se puede entrar en contacto con las víctimas a través de las computadoras o teléfonos inteligentes en cualquier momento y desde cualquier lugar.

Una de las variantes de este fenómeno es la conocida como sextorsión. Ya que es común entre jóvenes enamorados el envío de imágenes y mensajes sexuales e incluso intercambio de claves, lo cual es un riesgo, pues cuando la relación termina, en venganza, una de las partes publica estas comunicaciones íntimas.

Datos de Intel señala que 67% de los mexicanos teme que su contenido personal o íntimo pueda ser algún día filtrado o compartido sin su permiso. Sin embargo no son cuidadosos pues más de la mitad ha compartido la contraseña de Facebook con su pareja. Además, el 21% no elimina fotos o videos íntimos una vez que los comparten, acción que supone un alto riesgo pues en caso de robo o extravío si el dispositivo no está protegido con una contraseña esta información pueden ser publicada en línea.

Incluso se han documentado casos en que los novios piden a las jóvenes enamoradas fotografías íntimas que luego venden a alguna red de pornografía, por lo que es mejor no acceder a este tipo de prácticas y mantener la privacidad. Los expertos también han detectado que los profesores y padres suelen mostrar miedo ante el tema y la posibilidad de que suceda en su círculo. Sin embargo también los encuentran más abiertos y dispuestos a aceptar su responsabilidad.

Kaspersky reveló que 30% de los padres siente que no tiene control de lo que sus hijos ven y hacen en línea, y 41% está preocupado por la posibilidad de que se encuentren y comuniquen con gente extraña y peligrosa. “Es preocupante que uno de cada cinco padres no toma ninguna medida para mantener seguros a sus hijos y más de la mitad ni siquiera habla con ellos acerca de las amenazas en línea”, dijo David Emm, investigador de Seguridad en Kaspersky Lab.

Consejos de seguridad

*Colocar las computadoras en áreas comunes familiares.
*Hablar con los niños acerca de las posibles amenazas cibernéticas.
*Informarse de lo que hacen y utilizan sus hijos en internet.
*No se recomienda exigir la contraseña de los hijos sino construir un lazo de confianza.
*Cambiar las contraseñas cada tres meses y no compartirlas.
*No compartir información personal como a qué escuela van o sus direcciones.
*Asegurarse de conocer personalmente a todos los contactos en redes sociales.
*Hacer conciencia sobre las publicaciones, ser cuidadoso con la imagen personal y la de los demás, no subir fotografías o imágenes sin su autorización.
*Editar la configuración de privacidad para que únicamente los amigos puedan ver las actualizaciones.
*Instalar herramientas de seguridad en todos los dispositivos.

Amenazas online en el país

*22% de los casos de acoso en México ocurren online, según la OCDE.
*52% de los padres cree que las amenazas que enfrentan sus hijos en línea van en aumento, dice un estudio de Kaspersky.
*9% de padres encuestados por Intel aseguran que sus hijos se han comunicado con extraños a través de medios digitales.
*5% de los padres tienen conocimiento de que sus hijos han sido víctimas de cyberbullying, revela estudio de Intel.
*90% de estudiantes menores de edad han sido testigos, actores o víctimas de cyberbullying, según estudio de la Asociación Mexicana de Internet (Amipci).
*8% de estudiantes mexicanos de entre
*12 y 16 años admite haber enviado imágenes desnudos o semidesnudos de sí mismos a conocidos o extraños, reportó la Amipci.

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