El gigante tecnológico Google aspira a que las personas sean "menos vulnerables" ante amenazas como el cambio climático o las enfermedades, para lo cual está "revolucionando" la cartografía, dijo hoy a Efe una de sus responsables, Rebecca Moore.
La directora de Ingeniería del programa Google Earth Solidario y la plataforma Earth Engine destacó que están facilitando la creación de "nuevo conocimiento a tiempo real", frente a los datos "viejos, incomprensibles e imprecisos" que tradicionalmente han usado gobiernos e instituciones para tomar decisiones.
La multinacional utiliza sus potentes ordenadores para procesar las imágenes satelitales y permitir así observar en internet los cambios ocurridos en el planeta durante las últimas décadas y en la actualidad.
Esa información la pone al servicio de expertos como los de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con los que la compañía de Mountain View ha estado explorando esta semana en Roma nuevas formas de colaboración.
Esas "capacidades únicas" -según la definición de Moore- para hacer cosas que no están al alcance de otras empresas y organizaciones plantean la duda de si en el futuro las personas estarán bajo la "estrecha vigilancia" de Google.
"No lo veo como un 'Gran Hermano', sino más bien como decir: ¿preferirías moverte en la oscuridad en una situación peligrosa o tener los ojos abiertos y la luz encendida? Creo que estamos usando esta información para alumbrar los rincones oscuros del planeta y aportar más conocimiento a la gente", explica la responsable.
En su opinión, las personas "son vulnerables ahora y no deberían serlo" ante las amenazas del cambio climático, las enfermedades, la inseguridad alimentaria o los desastres meteorológicos.
"La información está disponible para protegernos y fortalecernos", destaca Moore, que reconoce que está siendo "difícil" adaptar sus herramientas para que "la gente actúe y tome el control de su propio destino".
Tampoco hay que pensar por ello que la tecnología de Google es infalible. "La ciencia no es perfecta nunca, pero siempre mejora. ¿Cuál es, si no, la alternativa? ¿No intentarlo? ¿Vivir sin ese conocimiento que está disponible?", apunta.
Otro problema surge con el acceso a ese tipo de nuevas tecnologías, en teoría libre para todos, pero limitado a quienes sepan usarlas.
"No estamos controlando su acceso. Hacemos todo lo posible para entrenar a las personas en todo el mundo y esperamos que nuestros socios las difundan a través de sus propias redes", afirma esta ingeniera experta en Inteligencia Artificial.
También reciben a comunidades que contactan con ellos, como los indígenas de la tribu Surui, en la Amazonía brasileña, que han aprendido a mapear sus tierras y monitorear sus reservas de carbono para venderlas en el mercado.
Para esta amante de la naturaleza, aficionada a escalar montañas, la tecnología puede ayudar a las personas a tomar mejores decisiones de forma que no perjudiquen el medio ambiente.
Y pone como ejemplo que, mediante las imágenes de Google Earth, ella misma contribuyó a detener un proyecto "ilegal" que pretendía explotar una superficie de secuoyas en su comunidad, ubicada en las montañas de Santa Cruz (California).
Mucho ha cambiado la forma de usar los mapas digitales desde el lanzamiento de ese programa en 2005, que ya en sus inicios sirvió de soporte a las imágenes de la Fuerza Aérea estadounidense para facilitar la respuesta de emergencia a los afectados por el huracán Katrina.
Las aplicaciones se han diversificado hasta el punto de poder, según los expertos, predecir un brote de malaria con antelación, limpiar de minas una zona o detectar la deforestación de los bosques, la desertificación y la pesca ilegal.
"Para mí es un honor no solo tener Youtube, Gmail y un motor de búsqueda, sino también que esos mismos ordenadores estén fomentando la respuesta a desastres medioambientales y problemas de salud pública", resalta.