Cada vez está más cerca el día en que veremos vehículos autónomos desplazarse masivamente por autopistas y calles.
"Para 2020, varios fabricantes podrían tener autos sin conductor capaces de moverse por las mismas carreteras que lo hacen los vehículos convencionales". Es el pronóstico que hace a "El Mercurio" John Dolan, ingeniero del Vision and Autonomous Systems Center (VASC) del instituto de robótica de la Universidad Carnegie Mellon, quien ha trabajado en el desarrollo de esta tecnología desde 2006.
Es así como compañías tradicionales, como Mercedes, Tesla, Toyota, BMW, Volvo, Ford, General Motors e incluso actores del mundo tecnológico como Google y Baidu, están en una carrera contra el tiempo para ser los primeros en producir masivamente un auto de estas características.
"Todavía quedan unos detalles por afinar", reconoce el investigador, quien visitó Chile la semana pasada invitado por la Universidad Adolfo Ibáñez. Los mayores desafíos -dice- son contar con sistemas de posicionamiento de alta precisión y de bajo precio, ya que hoy son bastante caros. También se debe obtener una alta confiabilidad de los algoritmos detrás de los distintos sistemas de sensores. Pero eso ya se esta resolviendo, asegura. "Tal vez 2020 es muy optimista desde el punto de vista académico, pero los fabricantes, que están muy preocupados de la seguridad, han estado haciendo pruebas por cientos de miles de horas".
Para Dolan, quien trabaja en el software asociado al comportamiento del vehículo -cómo enfrenta las intersecciones, mantiene una distancia apropiada o cambia de pista en forma autónoma-, la cooperación entre los vehículos en circulación será clave. Tal como los humanos nos ponemos implícitamente de acuerdo en dar la pasada a otro vehículo que intenta acceder a un carril, la idea es que mediante software los distintos vehículos estarán comunicados y podrán actuar en forma coordinada, lo que hará la circulación más eficiente.
Desafíos pendientes
El ingeniero reconoce, sin embargo, que la llegada de los vehículos sin conductor a las calles de la ciudad será más lenta. "Ahí la historia es completamente diferente porque incluso para los seres humanos es muy difícil conducir en grandes ciudades como Nueva York o Santiago en forma segura. Hay un montón de desafíos relacionados que tomará más tiempo resolver".
Una de las preguntas clave es el tema de la responsabilidad en caso de accidente. Admite que no es un problema sencillo, pero lo más probable es que la asuma el fabricante. Eso sí, cree que los vehículos deberían contar con alguna especie de caja negra como la de los aviones para registrar toda la actividad del vehículo.
Otro tema que todavía no se ha resuelto por completo es el cambio en la experiencia del usuario. Hasta ahora la mayoría de los modelos experimentales parece que fueran manejados por un fantasma, ya que el volante se mueve igual que si alguien lo estuviera controlando, pero en realidad es el software interno del vehículo el que hace la tarea mientras el conductor se queda de brazos cruzados.
Tal vez la interfase del futuro sea más parecida a una botonera digital, aunque Dolan cree que por ahora habrá una suerte de transición, tal como ocurre con los aviones, en que el aterrizaje y el despegue están a cargo de humanos, mientras que toda la fase de velocidad crucero se hace con la ayuda de un piloto automático. En el caso de los vehículos autónomos, la circulación por la zona urbana estará a cargo del usuario, mientras que en carretera podrá entregar la conducción al piloto automático del auto.