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El director de la plataforma de series y películas por Internet Netflix, Reed Hastings, aseguró hoy en Buenos Aires que la televisión en línea es la gran amenaza para las cadenas convencionales, que, según vaticinó, tendrán que transformarse y adaptar sus formatos a la web para poder competir.
"En pocos años muchas televisiones se van a convertir en televisiones online", afirmó el empresario en una ponencia sobre el futuro de la industria televisiva, donde garantizó que la única forma de luchar contra la piratería es ofrecer mejor contenido y más barato de forma legal.
Durante su conferencia, Reed puso el ejemplo de la televisión pública británica, la BBC, que hace unos años comenzó a emitir sus contenidos a través de su plataforma en la red Iplayer, que, explicó, ya tiene casi más audiencia que la televisión "lineal" (convencional).
"Ofrecen contenido en ambas plataformas pero motivan a la gente a verlo en Internet", completó, al tiempo que pronosticó que "ese es el camino de la televisión para el futuro".
Para el empresario, la televisión en Internet tiene tres principales ventajas: que el público puede ver las películas y las series "cuando quiera", ya que no depende de los horarios de emisión de las cadenas tradicionales; "donde quiera", a través del móvil o la tableta; y, que desarrolla un contenido "personalizado".
Aún así, la plataforma, que ya lleva cuatro años en Argentina, se enfrenta en cada país a la competencia de las televisión por cable, a la reticencia a ver el contenido a través de Internet por parte de algunos sectores de la población y a la piratería, que ofrece el mismo contenido gratis.
No obstante, para Reed "la competencia siempre es positiva para el consumidor", por lo que afirmó que cada empresa tiene que tratar de ofrecer un contenido de mayor calidad, pero insistió en que el futuro del mundo audiovisual está en Internet y no en el contenido "lineal".
Otro de los retos para implementar este tipo de sistemas de visionado es la lucha por las licencias de cada serie o película, un mercado controlado por los canales convencionales, tanto digitales como de pago, y especialmente difícil de penetrar en países como España.
Según reconoció el director de comunicaciones globales de la compañía, Jonathan Friedland, una licencia en España cuesta lo mismo que en toda Latinoamérica, algo que, unido al extenso uso de la piratería, retrasó mucho la entrada de la plataforma en el país, donde arrancó el pasado octubre.
Reed reclamó además la existencia de un Internet abierto a través del cual sea posible para toda la población acceder a los contenidos de cualquier lugar del mundo, algo que no ocurre en la actualidad y que provoca que el catálogo de la empresa en Estados Unidos sea mucho más amplio que, por ejemplo, el de Argentina.
Aunque restó importancia a los impuestos que cada país decide aplicar a los servicios de emisión en "streaming" -consumo en la web sin necesidad de descarga-, sí se mostró preocupado por una eventual devaluación en Argentina que pueda hacer caer el número de consumidores.
Reed recordó que cuando se instalaron en el país por primera vez comercializaron el servicio en pesos argentinos, una estrategia que tuvieron que rectificar al cabo de un año para no tener que actualizar el precio del servicio constantemente debido a la inflación existente.