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La facilidad con la que internet alienta el contacto mundial entre terroristas anima a precipitar desde el mundo virtual enormes atentados con daños terribles en la vida real, y actualmente "no existe tecnología capaz de evitarlo", según el escritor Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña, experto en ciberseguridad.
En su último libro, "El quinto elemento" (Deusto), Suárez da detalles del uso que están haciendo los criminales del ciberespacio, ese enorme entorno virtual sin fronteras que da alas a los terroristas para atacar, amparados por un supuesto halo de anonimato, explica el autor en una entrevista con Efefuturo.
Los ciberterroristas tienen en sus manos herramientas para cometer enormes atentados con daños humanos y económicos de consecuencias incalculables, que trascienden el entorno virtual desde donde fueron instigados, para alcanzar el plano físico, advierte el experto.
Autor de libros como "Desnudando a Google", traducido a 16 idiomas y comercializado en 18 países, Suárez habla en su nueva obra sobre algunos fenómenos vinculados a internet tan "cotidianos" ya como el ciberespionaje masivo, los ataques con virus informáticos o el robo de secretos militares.
Asimismo, sobre ataques terroristas, ciberguerras y la proliferación de actividades delictivas en la llamada "internet profunda", ese espacio de la red en donde aparentemente las búsquedas escapan al control de los motores tradicionales.
"Ya es técnicamente posible" para los cibercriminales organizarse a miles de kilómetros de distancia y preparar ataques tan sofisticados como para poner en jaque sistemas estratégicos, como la red eléctrica de una gran ciudad, su infraestructura de telecomunicaciones, la banca, etc".
Con la tecnología, se puede atacar virtualmente cualquier sistema conectado a internet. Incluso a personas sometidas a telecontrol médico, por ejemplo, equipadas con marcapasos conectados con wifi, y es posible acceder de forma remota a los sistemas de control de aviones, con el riesgo de ser pirateados informáticamente, según datos de informes a los que hace referencia el autor.
Además, desde cualquier lugar y sin apenas posibilidad de ser localizados, los cibercriminales pueden organizarse para irrumpir en sistemas como el de distribución del agua de consumo en una gran ciudad e incluso "envenenarla".
"Actualmente, no existe solución tecnológica para impedirlo", ha asegurado.
Sin duda, el mal uso de la tecnología precipitará atentados aún mayores en un futuro próximo. En su opinión, lamentablemente habrá que esperar a un suceso de consecuencias extremas para que se produzca "ese cambio de inflexión" que haga concienciar de la necesidad de impulsar medidas de seguridad suficientes para contrarrestar el gran potencial del mal uso de la tecnología.
En el libro "Quinto elemento", cuyo nombre hace referencia a la nueva fuente de poder que implica el dominio cibernético para los países y que está cambiando las reglas del juego en la estabilidad internacional, se advierte de los riesgos de una dependencia excesiva de la tecnología sin herramientas suficientes para protegerse.
"En el ciberespacio, el que no intenta controlar al otro ni mete las narices para espiar es porque no puede o no sabe", añade el experto.