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El que no vive para servir, no sirve para vivir dice un conocido dicho popular. De igual manera, otro dicho señala que el municipio es como la extensión de nuestra casa o la casa grande. Traigo estas dos ideas a colación porque acabo de visitar tres municipios de Veracruz. Uno de ellos Minatitlán, donde acompañé al diputado federal Manuel Gómez para inaugurar su oficina de atención a la ciudadanía. También con él fui a otro municipio pequeño, donde visitamos a nuestra compañera diputada Carmen Medel quien hace menos de diez días sufrió la tragedia del asesinato de su hija.
Por último, comí en Coatzacoalcos. Pude convivir a la hora de la comida con dos alcaldes de municipios “pequeños”, por lo que mi interés por fortalecer la tarea de los municipios y del servicio de los funcionarios locales creció.
Aterricé en Minatitlán y me llamó mucho la atención la amplitud de sus calles y el buen pavimento, por lo menos, de las avenidas principales. Cuando lo hice notar ante los presentes se rieron y me dijeron que esperara a ver el resto del municipio. No cabe duda, ahí en lo local todavía hay un largo camino por recorrer, y la verdad es que con muy poco se puede hacer la diferencia y hacer lucir la labor municipal.
Luego, cuando fuimos a visitar a nuestra compañera diputada, me pareció ver un municipio o, al menos, una localidad olvidada. Los edificios públicos parecían abandonados, pues su exterior se encontraba deteriorado. Estos inmuebles maltrechos van desde oficinas y edificios de servicio federal hasta los municipales. Las calles por donde transité sufrían falta de mantenimiento, por lo que el desgaste normal por la intemperie era notable. No obstante, debo confesar que a diferencia de Minatitlán, estuve menos tiempo en las calles, pues el mayor tiempo lo pasé con Carmen.
Llegamos a buscarla a su consultorio y oficina. A ella se le conoce en su localidad como “la doctora”. En un mismo edificio se encuentran su oficina donde atiende a la ciudadanía y su consultorio médico. A través de una escalera, accedes mediante una puerta a la sala de espera. La doctora tiene un espacio de servicios relacionados con la realización de ultrasonidos, pues esa es su especialidad. Nos presumió con orgullo su pequeño y bien equipado lugar.
Después de un abrazo prolongado, nos invitó a pasar a ver el altar donde tiene las cenizas de su hija. Subimos por una angosta escalera que acaba en una entrada a su casa. Ahí, tiene flores, velas, y fotografías con la urna donde se encuentra reposando la recién partida hija, una mujer joven. Por su anhelo de convertirse en médico como su madre y las características de la vivienda de sus padres, cualquier hipótesis de que estuviera vinculada de alguna manera a actividades ilícitas es totalmente inverosímil. La madre lloró, nos contó lo difícil que es atravesar por esas circunstancias, un suceso francamente inexplicable.
Avanzado el día, nos trasladamos al puerto de Coatzacoalcos donde caminamos gran parte de su malecón. Bello el mar, largo el camino y con un camellón central listo para ser aprovechado para su embellecimiento. Por su gran potencial, me llamaron la atención varias cosas. Primero, la cantidad de “ramas” en la banqueta, en parte debido a que el día anterior la naturaleza hizo de las suyas. También, incluso estando frente al mar, aún quedan una cantidad impactante de terrenos baldíos que tienen un gran potencial para desarrollar la zona. En tercer lugar, me llamó la atención el número de departamentos en malas condiciones, cuyos habitantes carecen de mecanismos para organizarse y exigir recursos para el mantenimiento de sus viviendas. Todo esto me recordó la importancia de la labor municipal.
¡Qué gran oportunidad se tiene en ese bello puerto para trabajar y desarrollar la convivencia de sus habitantes en tan lindo espacio! Sin embargo, según cuenta la población, la inseguridad ha llegado como lo ha hecho en muchos lugares del país y ha obligado a sus habitantes a recogerse en cuanto el sol se oculta.
Este hecho habla claramente del abandono del gobierno del estado en cuanto a las tareas concurrentes de seguridad. Además, habla de la falta de coordinación, apoyo y vinculación entre el estado y los municipios explicada en gran medida por la poresencia de distintos partidos en cada orden de gobierno.
El gobernador no ha superado estas diferencias partidistas y ha castigado por la vía de los recursos y la cooperación sin importar el daño a sus habitantes.
Hacer esta visita a Veracruz me hizo también recordar la sabia frase de nuestro querido maestro Sergio Fajardo, ex alcalde de Medellín: “Como llegas al gobierno será la manera en que gobiernes”. Lo anterior se hace más que ni evidente en el gobierno saliente del estado.
También me hizo apreciar la belleza de nuestra diversidad cultural pues Veracruz aporta mucho en cuanto a cultura se refiere. No por nada se les dice jarochos. La presencia del arte, la música, la declamación, y la oratoria no se hizo esperar en un pequeño acto en la próxima oficina de nuestro querido diputado Manuel.
Espero, que con la llegada del nuevo gobernador, las cosas empiecen a cambiar no solo para el estado, sino que este nuevo maridaje muestre signos de madurez en favor de la población de cada rincón de Veracruz.