En 2012, el director de Conagua en ese entonces, José Luis Luege, entregó al equipo de transición de Enrique Peña Nieto, un estudio donde se advertía de los riegos de inundaciones y de la incompatibilidad del nuevo aeropuerto y los servicios ambientales que presta el lago Nabor Carrillo como refugio de aves migrantes.
El 3 de septiembre de 2014, Enrique Peña Nieto anunció la “gran obra de su sexenio”: el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), en los terrenos del viejo lago de Texcoco. El mandatario calificó el proyecto como “trascendental y emblemático del nuevo México” y mencionó que sería el más sustentable del planeta, y que se convertiría en la “puerta de entrada” del mundo al país.
Los empresarios, a través de sus organismos como la Coparmex y el Consejo Coordinador Empresarial, respaldaron la acción del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Desde el año 2015, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) advertía que un nuevo aeropuerto en esta zona afectará al colindante lago Nabor Carrillo, ejemplo de restauración ecológica y hogar de más de 120 mil aves migratorias.
Las decenas de comunidades del Estado de México que colindan con los terrenos del NAICM han denunciado las afectaciones por el saqueo de sus recursos por parte de empresas mineras y por la devastación de su patrimonio natural y cultural.
La denuncia de estos daños simplemente han sido ignorados por el gobierno de Enrique Peña Nieto.
El tema del NAICM fue punto que marcó la pasada campaña presidencial, precisamente a partir de que el candidato Andrés Manuel López Obrador manifestó su oposición a que el aeropuerto se construyera en los terrenos de Texcoco.
En medio de la campaña presidencial, tanto José Antonio Meade como Ricardo Anaya apoyaban la construcción del NAICM en Texcoco y decían que su cancelación afectaría las inversiones.
A este debate se sumó Carlos Slim, quién en una conferencia de prensa realizada en la Ciudad de México el 16 de abril 2018 declaraba con respecto al NAICM: “En mi vida he visto un proyecto que pueda tener tanto impacto económico en un área como lo es el Nuevo Aeropuerto. Es un gran detonador, sólo lo puedo comparar con el Canal de Panamá”.
La defensa de NAICM no es abstracta. Carlos Slim, junto con Hipólito Gerard Rivero, cuñado de Carlos Salinas de Gortari, se llevaron un contrato de construcción del edificio terminal por un valor de 84 mil 828 millones de pesos. Su yerno Fernando Romero junto con Norman Foster se llevaron el contrato del diseño del nuevo aeropuerto, con un valor de mil 841 millones de pesos. Finalmente, la construcción de la pista número tres, con un valor de 7 mil 359 millones de pesos. Lo cual alcanza la cifra de 94 mil 28 millones de pesos.
Según la organización PODER, hay 12 licitaciones y adjudicaciones de más de mil millones de pesos, éstas corresponden a 94.16% del gasto total del NAICM y los han ganado 12 empresas. Esto muestra al aeropuerto como el gran negocia de las grandes empresas y constructoras tanto nacionales como internacionales.
Esta es la visión de “desarrollo” que han impulsado los gobiernos en turno y los grandes capitales que han dominado al país en los últimos años. Para esta visión el daño al medio ambiente, la contaminación, el despojo de tierras, el daño al patrimonio cultural de las comunidades sólo es un daño colateral. Lo único que importa es la ganancia por encima de la vida y la naturaleza.
Esta visión fue cuestionada el pasado 1 de julio en las votaciones presidenciales. La votación ampliamente mayoritaria de más de 30 millones de votos fue por cambiar esta visión de país.
Con la construcción del nuevo aeropuerto se mostraron las necesidades, carencias y el abandono en que se encuentran esas comunidades. La situación de ellas va más allá de si el aeropuerto se ubica en Texcoco o en Santa Lucía. No basta decir no al aeropuerto en Texcoco. Se tiene que plantear otra idea de desarrollo que impulse un proyecto de apoyo al campo, a la educación, que construya infraestructura para generar mejores condiciones de vida de la población. También es necesario implementar un proyecto ambiental que armonice con las formas de vida de las comunidades. De no hacerlo simplemente es regresar a la situación anterior donde la marginación, exclusión y pobreza sean una constante.
Profesor del Departamento Producción
Económica, UAM-X