Dicen los spots políticos que dos millones de personas dejaron la pobreza extrema en este sexenio. Con los datos más recientes de Coneval, se sabe que a fines de 2017, hay un millón 650 mil personas más que no tienen ingreso laboral suficiente para comer. ¿Cómo compaginar ambos datos, asumiendo que no es sólo un burdo engaño?
Trato de explicarlo. Espero no caer en tecnicismos o perder rigor. Comprender la lógica de los datos de pobreza es relevante para enfrentarla, para ir a sus causas.
Desde 2009, Coneval creó una metodología de medición multidimensional de la pobreza por mandato de Ley. Y definió: son pobres extremos quienes tienen ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo y presentan tres o más de las seis carencias sociales que se miden. El monto de la línea de bienestar mínimo corresponde al costo de la canasta alimentaria.
Con datos oficiales más recientes para este método, en 2016, había 9 millones 400 mil personas con ingreso insuficiente para la canasta alimentaria y además con tres o más carencias sociales. Son 2 millones 150 mil menos que en 2012.
En la misma fecha, había 21 millones 400 mil personas cuyo ingreso era insuficiente para adquirir la canasta alimentaria. Son 2 millones 100 mil menos que en 2012. Son el doble de los considerados con la definición multidimensional.
La medición multidimensional se realiza cada dos años. No tendremos un nuevo dato hasta 2019. Para tener un “termómetro” más constante, Coneval creó el Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP). Es una herramienta que usa la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Con la ventaja de que se realiza cada tres meses. La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) usada en la medición multidimensional se realiza cada dos años.
Este índice ITLP permite medir la evolución del ingreso laboral de las personas ocupadas en plazos más cortos. Hasta ahora el ITLP ha funcionado bien para ver la tendencia. Es un “termómetro” adecuado. Predijo el aumento de la pobreza entre 2012 y 2014. Y predijo la reducción porcentual entre 2014 y 2016.
Este índice permite saber qué pasó después de la última medición multidimensional de 2016. Se conoce ya el dato para fin de 2017. Se puede afirmar: que la pobreza está creciendo desde el año pasado y que el número de personas cuyo ingreso laboral no es suficiente para adquirir la canasta alimentaria ha es mayor que al inicio del sexenio. A fines de 2012 había 20 millones 45 mil personas cuyo ingreso laboral era menor al costo de la canasta alimentaria. Para fines de 2017, son 21 millones 700 mil. Son un millón 650 mil más.
Lo importante a comprender es que la pobreza en México está generada desde el mercado laboral. Se puede trabajar y ser pobre extremo. 41% de quienes trabajan perciben un ingreso que no les alcanza para que su familia se alimente. Menos aún para el resto de la canasta básica. Y ya no digamos para una vida digna. Dicen que es por la “baja productividad” y por la “informalidad”. Eso cuenta, pero el factor central hoy es una decisión de política pública del gobierno: fijar el salario mínimo por debajo del costo de la canasta básica. Flagrante violación de la Constitución.
Para enfrentar esa política pública generadora de pobreza, la Acción Ciudadana Frente a la Pobreza acudió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y al Comité Económico y Social de la ONU, para denunciar esta violación de derechos humanos del Estado mexicano.
Esperamos la Secretaría del Trabajo reaccione ya. Algo debe saber el actual secretario Campa sobre derechos humanos. ¿O no?
Consultor internacional experto en programas sociales