En la semana reciente se realizó la 86ª convención bancaria de México y, con sinceridad, deseo éxito a Luis Niño de Rivera, como nuevo presidente de la Asociación de Bancos de México, quien de manera indiscutible surge de una nueva correlación política, y anunció ante el presidente de la República la reducción a cero en el cobro de comisiones en cuentas digitales.
Sin embargo, debemos afirmar con seriedad que el único obstáculo del planteamiento es que la plataforma de pagos para las “cuentas digitales” aún no existe. La nueva plataforma de Banco de México para pagos digitales denominada CoDi (Cobro Digital), sistema basado en transferencias a través de códigos QR (Quick Response) y tecnología NFC (Near Field Communication), estará lista hasta el cuarto trimestre de 2019, luego los bancos deberán incorporar el sistema a sus plataformas, capacitar a sus empleados, empezar a promoverlo en el mercado, y clientes y comercios adoptarlo y usarlo.
En China, por ejemplo, el uso de códigos QR para realizar compras ha sido un éxito. Esas transacciones han reemplazado a otras que antes se realizaban en terminales punto de venta y cajeros automáticos. Sin embargo, el proceso llevó 10 años y apenas en 2014 el uso se generalizó y ha tenido crecimientos exponenciales.
En ocasiones, las buenas intenciones no prosperan si no se acompañan de acciones que incidan inmediata y directamente sobre la realidad actual. Hoy en México no tenemos CoDi y tomará tiempo para que el sistema de pagos lo asimile y sea el medio de pago preferido.
En mi reciente libro, Reforma al sistema financiero mexicano. Una visión de futuro , a partir de datos duros, propongo medidas para llevar al sistema financiero a un estadio mas amplio e incluyente para la sociedad mexicana. La reforma financiera de 2014 tuvo como propósito aumentar la oferta de financiamiento en el país, la competencia y el acceso y la confianza al sistema financiero. Y aunque se recogieron estas ideas y se plasmaron en grandes líneas de acción, no se logró generar un avance significativo en los propósitos planteados.
En México, los depósitos bancarios representan el 29.4 % del PIB, cuando en el sistema financiero internacional llegan a cubrir hasta el 64 %; el crédito en México representa el 34 % del PIB, y en el sistema financiero internacional hasta el 75 %. En costos, tenemos una de las ofertas más caras en términos de tasa de interés para préstamos personales, y la diferencia promedio entre la tasa de ahorro y de préstamo bancario es una de las más grandes del mundo.
La reforma financiera tampoco incorporó nuevas fuentes de financiamiento, las instituciones financieras no bancarias no cambiaron su ritmo de crecimiento, y la banca de desarrollo, sin planeación e identificación de sectores estratégicos cuya característica fuera tener un acceso limitado al financiamiento, no logró nada.
En términos de competencia, el sector bancario presenta la misma concentración que se tenía antes de la reforma financiera. Entre 2014 y 2017, los siete bancos más grandes del país pasaron de tener una participación en la cartera total del mercado del 85 al 83 %. A pesar de las buenas intenciones de la reforma, la movilidad de usuarios y las medidas para promover la competencia no redujeron la concentración de la cartera crediticia, lo que se refleja en un índice Herfindhal-Hirschman (IHH) muy superior a las 2,500 unidades, lo cual indica que es una industria altamente concentrada.
En cuanto a comisiones, el 30 % de los ingresos de la banca mexicana provienen del cobro de éstas, lo cual contrasta con el 20 % en la banca internacional, donde hay fuertes iniciativas para bajar el porcentaje en lugares como la Unión Europea, Australia y Brasil, entre otros.
Es decir, no se alcanzó ninguno de los objetivos de la reforma financiera, y hoy en día los servicios bancarios son caros, y el crédito sigue siendo escaso y a un alto costo.
En términos generales, las plataformas tecnológicas y operativas de los bancos en México no son las más modernas o las más eficientes, como ejemplo, los fraudes cibernéticos de 2018, que incluyen al comercio y operaciones por internet, banca móvil y pagos por celular, que ascendieron a más de dos millones de reclamos, por un importe conjunto de 4,412 mdp (Condusef). Aun con estos quebrantos, los bancos siguen siendo rentables, pero no invierten en tecnología y procesos de punta para prevenir esos ilícitos.
Banqueros, autoridades competentes y legisladores debemos trabajar juntos para implementar cambios que generen un mejor futuro en el ecosistema financiero; reducir hoy el costo integral de los productos y servicios financieros es prioridad y, en ese tenor, una de las líneas de trabajo es que las comisiones bancarias:
No se establezcan discriminando entre medios de pago, como tarjetas, retiros de cajeros automáticos, cobro de terceros, etc.
Estén basadas en costos reales y comprobables, considerando un rendimiento adecuado.
Permitan una mayor competitividad en beneficio de usuarios y comercio.
Permitan un mayor número de participantes: emisores, procesadores, adquirientes, agregadores, etc.
Mi libro enlista 10 iniciativas que abordan de manera integral estos lineamientos y que iremos presentando, construyendo e implementando en el marco de amplias consultas incluyentes y acuerdos con todos los actores; con referencias y estadísticas nacionales e internacionales y la observancia de tendencias mundiales y las mejores prácticas. Esta agenda permitirá perfeccionar la oferta de crédito, traerá una amplia gama de canales con opciones para realizar todo tipo de transacción financiera al mejor precio y creará una plataforma de información crediticia que mitigue el riesgo por medio de un marco legal adecuado y sistemas de información crediticia que garanticen el otorgamiento transparente del crédito.
Por eso debemos insistir en que es posible disminuir los costos de los servicios que presta la banca a los usuarios. Recordando a Nelson Mandela: “La pobreza no es un accidente. Igual que la esclavitud y el apartheid , fue hecha por el hombre y puede ser eliminada por acciones emprendidas por los seres humanos”.