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Cuando se le pregunta a un cubano sobre México, responde que ellos en la isla se despertaban con música ranchera. Que el programa más viejo en la radio local se llama México, sus pasiones, se transmite en la provincia del Espíritu Santo. Hablan sobre el paso de sus libertadores, José Martí en el siglo XIX y Ernesto Che Guevara y Fidel Castro saliendo de Tuxpan, Veracruz. Que los dos países siempre han estado conectados. Allá encuentran sus nuevas raíces reflejadas en sus recuerdos caribeños.
El número de cubanos residentes en este país aumentó 560% de 2010 a 2016, es decir de 4 mil 33 a 22 mil 604. El Centro de Investigación Norteamericano PEW explica que dos terceras partes de originarios de la isla que entran a Estados Unidos lo hacen por territorio mexicano. Eso quiere decir que, de 2014 a 2016, 80 mil cubanos cruzaron suelo azteca con destino al país vecino.
Ellos llegan a México en avión, por tierra cruzando la frontera sur, o por mar llegando a la Península de Yucatán. Quienes no logran el sueño americano se han quedado a encontrar diversas opciones.
Ciro Crombeo es uno de los 22 mil 604 residentes cubanos registrados por migración. El bailarín de oficio explica que llegó a esta nación hermana en 2005, cuando viajaron al carnaval en Cozumel, Quintana Roo, pero no pudieron presentar el show. “Éramos 47 y la mayoría se fueron a Estados Unidos. Otros se regresaron y otros más se quedaron aquí. Los que llegaron a la Unión Americana están en San Francisco”.
Ciro se quedó en México, se fue a Isla Mujeres y tiene un restaurante.
“La población cubana en México ha crecido mucho. En la zona hotelera hay mucho cubano, bailarines”, explica el coreógrafo que desde hace nueve años es residente y desde hace cinco se casó con una mexicana y se nacionalizó.
“Yo ando entre ustedes como si nada, hasta mejor que en Cuba”, dice Yosbel, quien primero llegó solo a México y un año después se trajo a su familia a Cancún, Quintana Roo. La primera vez que pensó en migrar lo hizo apuntando a Estados Unidos, pero las opciones se le facilitaron aquí. Con permiso de trabajo y siendo chef, tuvo empleo rápidamente y ahora renta y trae a su familia poco a poco de Cuba.
Primero fue a Playa del Carmen, luego a Chetumal y ahora a Cancún. Yosbel explica que el cubano busca trabajo en todos lados porque el ingreso en la isla no es igual que en otros lugares del mundo: “10 dólares, salario promedio. Con eso no se vive. Desgraciadamente uno tiene que dejar a la familia y salir a chambear, como dicen ustedes”.
El primer registro de éstos migrantes en México se tiene detallado a principios del siglo pasado, después de la independencia de la isla, explica Liliana Martínez, coordinadora y escritora del libro Cubanos en México, editado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Después de la revolución de 1959 se vuelve a identificar una migración a México en pequeños grupos. Desde 1966, cuando Estados Unidos emite un acta de ajuste cubano, mejor conocida como Pies secos, pies mojados, donde se facilita la legalización, la Oficina Nacional de Estadística e Información de la República de Cuba registra un saldo migratorio externo negativo hasta 2013. En esos casi 50 años salieron más de un millón 200 mil personas. La comunidad cubana en Estados Unidos es el cuarto grupo migrante hispano más grande después de los mexicanos, puertorriqueños y salvadoreños, con 2 millones de personas.
A finales de 2014, el presidente estadounidense, Barack Obama, relanzó la relación con la isla y eso generó que miles de cubanos pensaran que se iba a terminar su privilegio migratorio, lo que provocó una alza en el número de entradas a Estados Unidos de 232% de 2014 a 2016.
En 2001, en México hubo 133 cubanos asegurados en estaciones migratorias, ellos 37% fueron devueltos a su país. En 2005 la cifra se elevó a 2 mil 660 asegurados y mil 253 retornados, o sea 47%.
En 2015 alcanzó su tope, 9 mil 623 asegurados, y sólo 466 devueltos, 4%. De 2001 a 2016 fueron asegurados 33 mil y sólo devueltos 5 mil, eso quiere decir que por cada 10 que entran sólo 1.7 son devueltos.
Liliana Martínez, profesora investigadora de la Flacso, explica en su libro que la migración cubana en México “parece más asociada a la presencia e incremento de migrantes indocumentados vinculados probablemente a las redes de tráfico de cubanos hacia Estados Unidos y no sólo de migrantes documentados interesados en residir en el país”.
El promedio de edad del migrante cubano es de 32 años, cuentan con licenciatura terminada, un pequeño porcentaje más de hombres que mujeres. Consiguen trabajo en menos de un año y su principal área de estudios es humanidades y artes; luego ingeniería, industria y construcción y después ciencias sociales, enseñanza comercial y Derecho.
“Los cubanos de 2000 son altamente profesionales. Muchos de ellos llegaban con posgrados en países de Europa del este”, explica.
En el triángulo que se forma en la división de las calles Uxmal, Tulum y Chichén Itzá, en el centro de Cancún, radica la comunidad cubana que más ha crecido en los últimos años. En el mismo periodo de medición, de 2010 a 2016, la población cubana en Quintana Roo aumentó 710%. En este estado se concentra una cuarta parte de la población total.
Por las calles de este barrio no hay fondas o comidas corridas, sino paladares (lonchería) y café cubano. Los hoteles de la zona, con capacidad para 100 personas, se mantienen con 80% de los cuartos ocupados. Todos son cubanos que acaban de llegar o que vienen a hacer compras para después vender en Cuba.
Los vecinos de la zona cuentan que poco a poco se fueron haciendo de las calles y que ahora es más fácil ver pasar a un cubano que a un mexicano. Las rentas de la zona van de los 3 mil a los 7 mil pesos al mes. Hay departamentos con la bandera cubana y dan alojamiento esporádico. “En ese departamento entran y salen cubanos a cada rato”, dice Carlos, un vecino en la calle Ceibo, en el centro de Cancún.
El acta de ajuste cubana Pies secos, pies mojados llegó a su fin a principios de este año. Con ello, cientos de cubanos se quedaron detenidos en las fronteras mexicanas, tanto en la sur, en Chiapas, como en la norte, en Tamaulipas, esperando alguna respuesta por parte del gobierno de Estados Unidos.
“La misma situación que tenemos en México está en Panamá y Ecuador. Todo esto después de poner fin a la ley de Pies secos, pies mojados, ha puesto un cuello de botella de la región de Centroamérica. El fenómeno de migración va a continuar porque los cubanos quieren irse de su país en busca de mejor vida y libertades, tanto económicas como políticas”, explica Iván Hernández, secretario General de la Asociación Sindical dependiente de Cuba, desde la isla.
La comunidad más grande de cubanos en Estados Unidos (más de 50%) radica en Florida. Desde ahí se han generado líderes que pugnan por la libertad de la isla en la que nacieron y han visto el éxodo desde su origen.
Ramón Sánchez, migrante en Estados Unidos desde 1967, presidente del Movimiento Democracia, de lucha cívica no violenta, comenta que: “Al cambiar la política se esperaba que parara la migración desde Cuba. Sin embargo, eso no está pasando. El cubano va a salir porque todavía prevalecen las dos condiciones esenciales por la cual pierden la esperanza en su propio país y se lanzan al mar tratando de llegar a Estados Unidos u otro país”.
“En México, ahora mismo, tenemos acantonados a probablemente mil 200. Anteriormente podrías ver cruzar por la frontera con México a 30, 35 mil cubanos. Ahora no les permiten la entrada. Ahora entran de manera irregular. De un plumazo se creó la figura del balsero cubano indocumentado o del inmigrante cubano indocumentado porque van continuar saliendo de la isla”, sentencia Sánchez.
México dejó de ser un lugar de paso para las decenas de miles de migrantes cubanos intentando llegar a Estados Unidos. “Nacimos en Cuba pero México es nuestra segunda patria desde la revolución”, define el trompetista Rafael Morales, quien lleva más de 20 años viviendo en un clima parecido al de su país natal.
Los cubanos que radican en México se la viven encontrando similitudes de su hogar, dándole así un sentido a su destino, que al parecer no era el que esperaban.