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Hilario Ramírez Villanueva, alias Layín, no sólo ha tenido a su alcance los recursos económicos de la presidencia municipal de San Blas: el gobierno federal también ha destinado capital financiero al precandidato independiente al gobierno de Nayarit con créditos y subsidios por al menos 11 millones de pesos para su empresa agroindustrial.
Sólo para el centro de acopio y empaque, que Ramírez Villanueva instaló en su natal Huaristemba, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) le procuró casi 5 millones de pesos de los 24 que requirió para poner en operación esa infraestructura, y más de 5 millones de pesos para su sistema fotovoltáico, según padrones de beneficiarios y tablas de asignaciones de programas oficiales, revisados por EL UNIVERSAL.
Es preciso aclarar que los programas oficiales de Sagarpa otorgan cada año créditos de naturaleza similar a numerosas empresas, pero no todos los propietarios de las plantas industriales son alcaldes.
Dinero para la empacadora
El 6 de octubre de 2010, Rodrigo Diez de Sollano Elcoro, entonces director general del Fideicomiso de Riesgo Compartido (Firco) de Sagarpa, visitó el ejido samblaseño de Huaristemba, un extenso paraje de tierras orientadas a la producción de mango, fruto del que Nayarit es el segundo productor nacional desde 1970.
El funcionario federal llegó a esa comunidad para conocer los avances de la inversión de uno de los programas a su cargo, el Proyecto de Apoyo al Valor Agregado de Agronegocios (Provar). Entre otros funcionarios, lo acompañaba Armando García Jiménez, secretario de Desarrollo Rural del ex gobernador Ney González Sánchez, y algunos agroindustriales de la región.
Fueron recibidos por el alcalde Hilario Ramírez Villanueva y otros funcionarios del ayuntamiento de San Blas. Juntos recorrieron la extensa nave industrial de Huaristemba, La Capital del Mango, S.P.R. de R.L., donde más tarde se dieron elogiosos discursos de la eficiencia de los programas de apoyo a productores del entonces gobierno federal panista y de la creación de empleos en la zona.
Según las crónicas de la prensa local de esos días, Hilario Layín Ramírez, entonces de filia blaquiazul, agradeció a los funcionarios estatales y federales la “excelente coordinación y prestancia para facilitar y bajar el recurso” para el “benéfico proyecto”.
Se había difundido la idea de que se trataba de una gestión realizada por el alcalde “para los ejidatarios”, pero el propio presidente municipal aclararía con el tiempo lo certero: que el dueño de la empresa era él mismo, por más que tuviera socios menores.
Emprendedurismo exprés
A diferencia de emprendedores que pueden tardar más de un año en conseguir permisos oficiales de operación, de uso de suelo, construcción, etcétera, Huaristemba, La Capital del Mango, cubrió desde el trámite hasta la instalación de su planta en prácticamente cuatro meses.
De acuerdo con registros de la Secretaría de Medio Ambiente de Nayarit (Semay), Hilario Ramírez Villanueva solicitó licencia (expediente EA-MIA-031/10) para la instalación de su centro de acopio y empacadora de mango el 27 de mayo de 2010, que le fue concedido el 26 de julio. Tres meses después se registró la visita de funcionarios federales y estatales a una planta totalmente terminada y en operación.
Según su padrón de beneficiarios de 2010, Provar subvencionó con 4 millones 469 mil 606 pesos a la empresa de Layín Ramírez (folio VA-NAY-10-000076) para la “instalación de centro de acopio y empaque de mango en Huaristemba”, y el resto del costo fue aportado “por los productores”, puesto que esa infraestructura requirió una inversión total de 24 millones de pesos, según datos de Firco.
Los recursos oficiales
El empujón que los programas federales le dieron al negocio de Hilario Layín Ramírez alcanzó los 10 millones 997 mil 520 pesos con 70 centavos. Además del apoyo de 4.4 millones de pesos que recibió de Provar en 2010, Huaristemba, La Capital del Mango, obtuvo 667 mil pesos del Fondo Nacional de Garantías de los Sectores Agropecuario, Forestal, Pesquero y Rural (Fonaga) en 2013.
En 2014, Ramírez Villanueva obtuvo un apoyo de 5 millones 317 mil 187 pesos para “ampliación de empaque, báscula para camiones, sistema fotovoltáico interconectado a la red y acompañamiento empresarial” del Programa de Productividad y Competitividad Alimentaria de Firco (folio PA—PP-NAY-14-000340).
En 2015, Fonaga dio otros 500 mil pesos a la empresa de Layín Ramírez (folio 1427644) y Firco le otorgó otro apoyo de 43 mil 727 pesos con 70 centavos (folio 2012).
Con comida, pero sin seguridad social
A principios de este año, Hilario Ramírez organizó una conferencia de prensa para explicar cómo gasta su fortuna, y presumió que alimenta a sus trabajadores diariamente:
“Yo, mis negocios tengo, gracias a Dios y a mi familia. Me he rompido (sic) la madre toda la vida buscando vivir un día más. Hoy me gano un peso y uno lo dejo pa’ mí y otro para el pueblo. (…) Tengo cuatrocientas y tantas gentes trabajando en la empresa La Capital del Mango. Les pagamos lo que trabajan y les regalamos la comida, ¡eso cuesta!”.
Pero al parecer no ejerce la misma magnanimidad con sus trabajadores, según reseñas de la prensa nayarita.
El 17 de julio de 2013 se difundió que un trabajador de la empresa Huaristemba, La Capital del Mango, recibió un billete de 500 pesos que Hilario Ramírez le envió como única ayuda para atenderse por el grave accidente sufrido durante su desempeño laboral. Según la información de prensa, el trabajador había caído de un árbol de considerable altura mientras cortaba mango para la exportadora del alcalde, lo que le causó daño en la columna vertebral.
Aquel verano, el trabajador accidentado se hallaba hospitalizado en Tepic, a la espera de que Huaristemba, La Capital del Mango, cubriera el costo de la cirugía que le devolvería la posibilidad de volver a trabajar o al menos de caminar. Su esposa, Adela López Carrillo, buscó a Hilario Ramírez para pedirle que cubriera los gastos hospitalarios y quirúrgicos. Relató a la prensa (Realidades, 16/7/2013): “Hablé con su patrón, el señor Layín, pero sólo mandó a un muchacho que se molestó porque no le quise agarrar el dinero que me daba, ¡y es que no ajusto con eso! Tengo que comprar medicina y comida. Todavía me decía que tenía que firmar por los 500 pesos que me daba”.