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Rodeada de libros, en la biblioteca donde presta sus servicios como becaria cada tarde, Clara aún recuerda cómo la chica más popular de su escuela primaria la acercó a la lectura. Esta niña, que llegó a ser su mejor amiga, odiaba salir al recreo, algo raro cuando tienes 12 años y gozas de una rara popularidad en el duro mundo de la pubertad. Prefería pasar el tiempo en la biblioteca de la escuela. Así fue que Clara, a su lado, también conoció los mundos que se pueden revelar a través de las páginas de un libro.
Han pasado ocho años desde aquellos días, y hoy Clara Cuevas tiene un oficio que le apasiona. No sólo es una asidua devoradora de libros —que a veces, como buena lectora, también deja a medias las malas lecturas—, también es una promotora de la maravillosa experiencia de descubrir historias en los libros.
No es una crítica literaria consagrada, pues está consciente de que le falta mucho camino por recorrer. Ella es simplemente una chica de 20 años que decidió compartir su pasión por la lectura con otras personas de su edad usando lo que para esta generación es algo natural: las plataformas digitales y la tecnología.
Desde que estaba en la preparatoria, además de tener una afición hacia la literatura juvenil en la que pudiera sentirse identificada, a Clara le llamó la atención el mundo del video. Actualmente estudia Comunicación Audiovisual en una importante universidad privada de Guadalajara, su ciudad natal.
Un día, mientras buscaba blogs de literatura y novedades editoriales en la red, Clara se equivocó y dio click en la pestaña de los videos. Allí se reveló para ella la oportunidad que le permitiría mezclar tanto su pasión por los libros como su inquietud en la producción audiovisual: descubrió que existía algo que sí le gustaba dentro de YouTube: el llamado Booktube.
“Había terminado de leer un libro llamado Y por eso rompimos, que me gustó mucho. Yo quería hablar del libro con otras personas, pero en mi familia no había nadie interesado en compartir mis cursilerías. Ese libro hablaba de un rompimiento y a mí me gustan los temas juveniles que narran situaciones que a cualquiera le pueden pasar. Además, el libro tenía ilustraciones y eso me gustó mucho. Entonces, como soy muy fan de los blogs y me gusta buscar reseñas, por casualidad le piqué en el botón de videos y me apareció gente hablando del mismo libro. Yo veía tutoriales en YouTube y otros contenidos, pero no sabía que había gente haciendo reseñas de libros y me encantó la idea. Me puse en acción y así, sin saber nada de edición ni de video, me aventé a empezar”, narra la joven.
Por supuesto, ella no es la primera booktuber del mundo, pues este es un nuevo movimiento cultural y comunicativo que ha tomado fuerza en los últimos cuatro años e incluso hay quienes lo han calificado como el nuevo negocio de las editoriales, pero ¿es realmente un buen negocio?
Desde muy joven Clara supo que tenía que trabajar, pues su vicio era realmente caro. Leer le implicaba una inversión alta porque, aunque es amante de las bibliotecas, las novedades no siempre se pueden encontrar allí, así que también puede pasar horas en una librería y casi nunca saldrá con las manos vacías.
Así que antes de descubrir el mundo de las reseñas literarias en videoblogs, e incluso antes de que su propio canal —Letras Claras— comenzara a tener éxito y significarle un ingreso, ella necesitaba ganar dinero para comprar libros. Como muchas adolescentes, Clara era niñera los fines de semana.
“Al principio sí era un poco frustrante porque no veía frutos [remuneración económica], aunque si te pones a pensar, los booktubers vamos dirigidos a un público más segmentado, no como los youtubers de moda o maquillaje. La estrategia entonces para crecer el canal tenía que ser otra. Yo he colaborado, por ejemplo, con la Feria del Libro de Guadalajara, bueno con canales que la transmiten, y eso me ha dado más proyección. Ahora no me frustro porque sí he visto frutos, ya comienza a verse algún ingreso, pero sé que será poco a poco y todo va a mejorar”.
Aunque tardó casi un año en recibir sus primeros ingresos por publicidad en su canal, ahora el crecimiento va en aumento y ha superado los 26 mil suscriptores. Tampoco le importaba mucho, pues no quería vivir de esta actividad. Está enfocada en sacar adelante su carrera, tiene un trabajo como becaria en su misma universidad y además no sabe cuánto tiempo va a durar el boom de YouTube como plataforma de contenidos. Se lo toma todo con calma.
Booktubers vs. youtubers
Pero no todo es miel sobre hojuelas para Clara, porque aunque en su canal se pueden ver algunos anuncios, la realidad es que comparados con los youtubers que se dedican a producir contenidos de comedia, viajes o estilo de vida, los booktubers ganan muy poco dinero.
Paradójicamente, una vez una editorial le mandó entre sus novedades el libro de la youtuber mejor pagada de México: Yuya. El libro se quedó sin abrir y, por supuesto, sin ser mencionado en Letras Claras. Sin embargo, la situación es simpática y Clara lo recuerda con risas, porque mientras Yuya con sus tutoriales de maquillaje gana 12 mil dólares cada mes, un booktuber como ella no ha llegado siquiera a los 3 mil 500 pesos mensuales, y además nunca sabe si en ese mes le irá bien o mal, pues todo depende de la publicidad que sea colocada en su canal.
Por supuesto, para lograr eso, igual que los otros youtubers, los booktubers como Clara deben ser muy activos en redes sociales, conversar, discutir, relacionarse entre sí, usar tags, hacer listas y rankings… y, además de todo, tener el tiempo necesario para leer los libros de los que hablan. Eso podría ser extenuante para una joven que además estudia la universidad por las mañanas y por las tardes trabaja como becaria en una biblioteca. Pero no lo es para Clara, pues realmente quiere construir un proyecto de difusión cultural y promoción de la lectura apoyada en las nuevas tecnologías.
“En la escuela nos educaban como si la lectura fuera un castigo. Mi generación no lee. A mí siempre me ha parecido extraño que en este país la gente no lea, pero en otros países los jóvenes piensan que la lectura es maravillosa y el libro no es visto como un lujo como pasa en México. El secreto de booktube es que no sólo te platicamos el libro, sino que compartimos la experiencia que tuvimos como lectores y ahí es donde los jóvenes nos sentimos identificados y esto se vuelve viral. No es una clase de literatura, es compartir la experiencia de la lectura. Queremos que la gente lea, no que le huyan a la lectura”.
Haber crecido en una ciudad como Guadalajara, donde se lleva a cabo uno de los eventos literarios más importantes de América Latina, como lo es su Feria Internacional del Libro, ha sido el detonador perfecto para que Clara busque ir más allá de un canal de videos caseros y simpáticos, porque sabe que ese es el secreto, dejar de intelectualizar la lectura y hacerla sentir un acto más divertido, cercano y juvenil.
“Muchos intelectuales o críticos literarios nos odian, no les gusta lo que hacemos, pero ellos olvidan que un libro es más que una herramienta para hacerte crecer en vocabulario y cultura, te hace crecer como persona. Nosotros sólo somos lectores que compartimos nuestras impresiones sobre lo que leemos. Muchos nos critican, incluso han sacado artículos diciendo que somos un cáncer para la lectura, pero antes nos criticaban [a los jóvenes] porque no leíamos y ahora nos critican porque leemos. Creo que lo hacen porque creen que desprestigiamos lo que ellos hacen, pero no es nuestra intención. Lo hacemos de una forma sencilla y funciona. Tal vez a ellos no les gusta que a pesar de tener tantos años de estudio que tuvieron y tanta preparación, al final nadie los pele. Yo los admiro mucho, pero sí me parece que a veces son mala onda con nosotros, y no creo que ellos hayan empezado su vida lectora con El Quijote”.
Y sí, los críticos pueden decir mucho; sin embargo, los 3.8 libros que cada mexicano lee al año según el Inegi, revelan que su labor no ha sido de mucho aliento para que niños y jóvenes se interesen por los libros. Incluso ahora, una de las actividades más innovadoras en el Festival Internacional Cervantino será justamente un concurso de booktubers para motivarlos a leer El Quijote, la obra máxima de Miguel de Cervantes.
“Mi experiencia con El Quijote es un poco fuerte porque me lo ponían como castigo. Es un libro enorme e intimidante, por la forma en la que está escrito. En mi formación académica no me ponían a analizar ni a desmenuzarla y no entendía nada de lo que leía. Yo no lo he leído porque no me siento con la preparación para hacerlo y justo por eso decidí apoyar este concurso, que es para gente más joven que yo, porque sí vale la pena darle difusión a las grandes obras de la literatura”.
El guiño de las editoriales
El éxito y la popularidad de los booktubers los han detectado también las editoriales, que han puesto sus ojos en estos nuevos personajes populares en redes sociales. Clara no ha sido la excepción y hoy recibe como cortesía algunas de las novedades de editoriales como Planeta, Penguin Random House, Urano, Océano y algunos autores o editores independientes, pero siempre, afirma, en total libertad para expresar sus opiniones o elegir qué libros lee y cuáles no. Por supuesto, no todos le atraen y ella sigue comprando en las librerías los títulos que le gustan, sin tener ninguna atadura con nadie.
“Cuando yo empecé lo hice sólo por las ganas de compartir. Aunque yo sabía que a los booktubers les daban libros, mi tirada no era esa, porque yo trabajaba de niñera para comprarme mis libros y crecer el canal. Jamás me esperé que me los mandaran o me llamaran. A los tres o cuatro meses, otro booktuber me preguntó si quería que le diera mi número a la editorial con la que él colaboraba. Era Planeta y ellos me dijeron que me mandarían sus novedades, pero que yo podía elegir si leerlos o no, sin ningún compromiso, porque la lectura no debe ser nunca una obligación sino un gusto”.
Pero por ahí también hay otros oficios que están surgiendo a raíz del éxito de estos booktubers y de sus cuasi colegas los youtubers: los networkers, una mezcla entre relacionistas públicos y agentes de estrellas que si bien pueden ir a negociar buenos contratos de publicidad, también cobran elevadas comisiones, y ese es un juego que no todos los jóvenes que dedican su esfuerzo a producir contenidos en YouTube están dispuestos a jugar. Clara es uno de ellos. No tiene networker, prefiere que las cosas fluyan de a poco.
La joven, estudiante de Comunicación, está preocupada por la falta de políticas educativas que fomenten la lectura, pero también por la falta de buenos ejemplos de los políticos.
“Es triste vivir en un país que no lee y creo que esto se lo debemos tanto al sistema educativo como a la falta de ejemplo en casa. Si no vemos a nuestros papás leer, si nos hacen creer que ellos llegaron a tener éxito sin tomar un libro, ahí tenemos un problema. A mí en la escuela me hicieron ver la lectura como un castigo, pero en mi casa como un placer. De hecho, si no hubiera tenido eso antes de llegar a mi clase de Literatura en la prepa, donde la maestra era muy mala, hoy odiaría los libros. Yo veo muchos jóvenes en las ferias, entonces digo: ‘Sí se está leyendo’, pero falta orientación para hacerlo. Pero es triste ver gente que incluso en los medios no les gusta leer, o al mismo Presidente. Es decir, ¡chin!, [Barack] Obama tiene su lista de libros para el verano y otros presidentes también, pero el nuestro no. Pero sí se puede hacer un país más positivo y poco a poco lograremos grandes cambios”.
Se habla mucho de que los libros han sido sustituidos por las redes sociales, los blogs y ahora incluso los videos. Tal vez sí, las nuevas generaciones nacieron con un teléfono inteligente en la mano, pero ¿eso es necesariamente lo que los aleja de los libros? Letras Claras y otros canales en los que los booktubers como Clara enfocan sus energías para contagiar a nuevos lectores, parecen revelar lo contrario.