Cuando vio que la mujer se dirigía a la entrada del Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez, en el sur de la Ciudad de México, aceleró el paso para darle alcance. Una vez interceptada, lanzó la cantaleta: “¿Va a comprar medicamento? Nosotros se lo damos más barato, no está caducado. Igual el medicamento que necesite se lo conseguimos”. Enseguida, el hombre de complexión robusta y de unos 50 años abrió la bolsa de plástico blanca y mostró el contenido: decenas de cajas y frascos de productos.
Cuando se acercó, Carmen Martínez miró de reojo la mercancía y se limitó a decir “no, gracias”, y continuó su camino ese agosto de 2015. Como cada mes, esa ocasión acudió a comprar lo que recetaron los médicos a su veinteañera hija para controlar la depresión que la afectaba desde hacía más de un año.
A pesar de que el hombre le “vendía” fármacos posiblemente más baratos, los rechazó, no le parecían confiables. Sin embargo, a diferencia de Carmen Martínez, miles de personas en la Ciudad de México, y tal vez millones en el país, por ignorancia o falta de recursos, se ven tentadas por “ofertas” como ésta en tianguis, cajuelas de vehículos, locales clandestinos. En ocasiones en algunas farmacias, sin el conocimiento de los riesgos por parte de quien los adquiere.
Según información proporcionada a EL UNIVERSAL —vía transparencia— por la Procuraduría General de la República (PGR), la Ciudad de México se ubica en el primer lugar en aseguramientos de medicamentos pirata en los últimos nueve años, con 941 mil 955 piezas; le siguen Puebla, con 2 mil 447, y Coahuila, con 638. Y aunque El Santuario, en Jalisco, es una zona conocida a nivel nacional por la venta de ese tipo de medicinas, según la Unión Nacional de Empresarios Farmacéuticos (Unefarm), la PGR sólo reportó 10 productos en ese lapso; 102 piezas más se incautaron en otras entidades.
Los medicamentos pirata, apócrifos o clonados representan un enorme peligro para la población. Juvenal Becerra Orozco, presidente de la Unefarm, comenta que hay dos situaciones por las que corre riesgo la salud: “Cuando hacen un medicamento apócrifo puede ser simplemente un placebo o una especie de almidón con el que hacen una tableta, pero cuando hablamos de enfermedades crónico-degenerativas o para controlar la presión y ese tipo de cosas, se corre el riesgo de que haya un infarto, porque de alguna manera el medicamento no está cumpliendo su función”.
El segundo caso es cuando se agregan otras sustancias que ponen en peligro la vida del paciente o que incluso pueden ocasionarle la muerte. Xavier Tello, consultor en salud y en el área de la industria farmacéutica coincide con ello y explica que existe “el riesgo de pureza”, pues no se saben los ingredientes que contienen los medicamentos apócrifos, además de que hay un peligro bacteriológico por la poca higiene. “Prácticamente son un peligro potencial porque puedes presentar envenenamiento o algo más grave”, dice.
¿Cuántos circulan, cuánto valen?
La cantidad precisa de medicamentos apócrifos que circulan en el mercado ilegal se desconoce, y los operativos para combatir este delito parecen ser sólo un paliativo, como las 945 mil 152 piezas falsas que aseguró la PGR en el país del 1 de enero de 2007 al 31 de diciembre de 2015. En tanto, la Policía Federal (PF) sólo reportó mil 800 piezas y 2.8 kilogramos decomisados en el mismo periodo, de acuerdo con los datos obtenidos vía transparencia.
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) no proporcionó el estimado de fármacos apócrifos que registró en ese lapso, con el argumento de que “por cuestiones archivistas y de conservación documental no se cuenta con la expresión de lo solicitado”. La institución sólo respondió que de 2010 a 2015 aseguró 372 toneladas de medicamentos en 135 operativos por el incumplimiento de la Ley General de Salud: sin registro sanitario, venta a granel, indicaciones en idioma distinto al español, venta de muestras médicas, sin fecha de caducidad, presuntamente falsificados, entre otros.
El presidente de la Unefarm, Juvenal Becerra Acosta, admite que es difícil precisar el número de medicamentos pirata, pero dice que del mercado nacional de medicinas en circulación, equivalente a 180 mil millones de pesos anuales, 4.5% corresponde a fármacos apócrifos, es decir, más de 8 mil millones de pesos.
Los más falsificados
Una serie de problemas acumulados, además del bullying del que fue víctima en la escuela, fueron el detonante para que la hija de Carmen Martínez enfrentara una crisis de depresión y fuera internada en el Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino, en mayo de 2013. Le diagnosticaron distimia (depresión leve pero persistente) y trastorno de personalidad, por lo que los especialistas le recetaron Clonazepam, Paroxetina de 20 miligramos y Risperidona de dos miligramos.
En agosto de 2007, la PGR dio a conocer que aseguró en Mexicali, Baja California, 5 mil 800 dosis médicas que presentaban alteración en la fecha de caducidad y que en algunos casos no se tenía la certeza de su autenticidad, entre ellas, 27 frascos de Nefazodone-Hci y 12 de Quinine Sulfate Más. Algo similar ocurrió un año después en la colonia Morelos, delegación Cuauhtémoc, en la Ciudad de México, donde halló 4 mil 512 dosis apócrifas de Cialis.
Entre los medicamentos que más se clonan o piratean en México están aquellos diseñados para administrarse en enfermedades crónico-degenerativas, diabetes, presión, lípidos altos, y los que tienen que ver con la disfunción eréctil, como el Viagra, que son productos caros, explica el presidente de la Unefarm.
“Me refiero a que son productos que todavía tienen patente vigente, que están entre los 600 a los mil 300 pesos”, porque es de los que se obtienen ganancias jugosas, comenta.
Lugares de aseguramiento
En Iztapalapa fue desmantelado en diciembre de 2007 un laboratorio en el que se producían medicamentos apócrifos para enfermedades de la piel. En esa demarcación se ubican los tianguis de Santa Martha Acatitla y Santa Cruz Meyehualco, donde se oferta a plena luz del día este tipo de medicamentos; lo mismo ocurre en el mercado de San Felipe de Jesús, en la Gustavo A. Madero, y en el barrio de Tepito, el corazón de la piratería de la capital del país.
Sin embargo, son pocos los que se fabrican en México, pues la mayoría de los productos apócrifos provienen de Asia y, a decir de Xavier Tello, “se fabrican muchísimos sobre todo en la zona norte de India y en Pakistán; muchos vienen de China”. La zona por la que ingresan es Centroamérica, de acuerdo con Juvenal Becerra, pues las fronteras de Guatemala y Belice no están debidamente cuidadas. “Entra mucho medicamento clonado y apócrifo”.
Detenciones
A Carmen no le sorprendió la oferta del tipo que la interceptó, pues en otras ocasiones habían hecho lo mismo en el exterior del hospital e incluso dentro, como cuando una señora se le acercó y le dijo: “Compré medicamento que no le recetan a mi paciente, lo ando vendiendo porque no me funciona. Se lo pongo al precio en que lo dan aquí”. Tampoco hizo caso, sospechó que eran de los mismos de afuera. Pero vio a personas que sí los compraron.
El artículo 264 de la Ley General de Salud señala que “quien adultere, falsifique o contamine medicamentos, fármacos y materias primas para su elaboración, se le aplicará una pena de uno a nueve años de prisión y multa equivalente a 100 mil días de salario mínimo”.
Quien venda u ofrezca en venta, comercie, distribuya o transporte medicamentos, fármacos, materias primas o aditivos falsificados, alterados o adulterados, se le impondrán cinco años de prisión y multa equivalente a 5 mil días de salario mínimo.
Por ilícitos como éstos, la Procuraduría General de la República detuvo a 58 personas en el país de inicios de 2007 a finales de 2015: Jalisco y Estado de México, con 12 cada uno; Durango, 11; Baja California Sur, ocho; Nayarit y Oaxaca, cuatro cada uno; Sonora, tres, y Querétaro y Baja California, dos cada uno.
Fortalecer el combate
Para combatir la venta de medicamentos apócrifos, el consultor en farmacéutica Xavier Tello es tajante: “Por ley, los medicamentos solamente deberían ser vendidos en una farmacia. Cualquiera que los esté vendiendo fuera debería ser detenido y se acabó, así de sencillo. Si los medicamentos solamente se vendieran en la farmacia, por lo menos tendrías la garantía de que puedes perseguir a quien vende y distribuye ahí, entonces la venta de falsificaciones sería menor”.
También hay casos en los que se encontraron medicamentos presuntamente falsificados en farmacias como La Mérida, en Quintana Roo, en marzo de 2013, con 102 piezas; farmacia Best Price, en Sonora, en octubre de 2014, con 146 piezas, y en Intercontinental de Medicamentos, en Guanajuato, el mismo año, con 239 piezas, según datos proporcionados por Cofepris vía transparencia.
El presidente de la Unefarm destaca que el gobierno debería hacer hincapié en las fronteras del sur del país, con más y mejores filtros de seguridad a la hora de que pasan estas mercancías a través de ellas.
“Es muy sencillo de usarlas, porque no hay algún tipo de aduanas o puedes cruzar por el río sin que realmente pase nada. Yo creo que tendrá que reforzar estas aduanas de la frontera para evitar en la medida de lo posible la entrada de este tipo de medicamentos apócrifos al país”, comenta el experto.
Carmen Martínez, la madre de esa veinteañera que enfrenta crisis depresivas frecuentes y que requiere de medicamentos para controlarlas, desconoce si las autoridades del hospital siquiátrico tienen conocimiento de que afuera hay farmapiratas al acecho que ofrecen medicamentos de dudosa procedencia y que al consumirse pueden provocar síntomas adversos e incluso causar la muerte.
Lo que sí sabe Carmen es que aunque se vaya parte de su salario como empleada del hogar, prefiere gastarlo en un lugar seguro a arriesgarse a adquirirlos más baratos, dejando abierta la posibilidad de que la salud de su hija se juegue como en ruleta rusa.