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Militares interrogados por la Procuraduría General de la República (PGR), entre ellos un mando del 27 Batallón de Infantería con sede en Iguala, declararon que el 26 y 27 de septiembre de 2014 un soldado y un cabo de infantería instalados en el Centro de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo (C-4) realizaron nueve llamadas al personal castrense ubicado en el cuartel militar para informar sobre el desplazamiento de los normalistas.
El coronel adscrito a dicho batallón explicó en su declaración —incluida en la versión pública del expediente Ayotzinapa, desclasificado por la PGR— que los dos militares con presencia en el C-4 eran sólo observadores.
“[El] C-4 funciona de dos formas: una de ellas es que sólo ve las pantallas y otra tiene un monitor, en el cual sólo se percata de ver y escuchar las denuncias que se reciben. Sin embargo, ninguna de las personas que se encuentran en el C-4 reciben directamente la información”, explicó.
El 27 Batallón tiene asignados al Centro de Control a cuatro elementos: un sargento segundo de infantería, un cabo y dos soldados de infantería, dijo.
En el interrogatorio, que forma parte de su declaración ministerial, contestó que desconoce cómo se encuentra integrado el C-4, porque el responsable de su operación es el gobierno estatal, y si los militares tienen presencia es por un convenio de apoyo interinstitucional signado.
“[Los cuatro militares] se alternan en dos elementos por turnos de 24 horas, los cuales no tienen injerencia alguna técnicamente en el C-4, sólo son observadores”, reiteró.
El mando militar destacó que los elementos asignados al C-4 tienen que ser confiables y discretos. A ellos se les practica un examen de confianza que se les vuelve a realizar cada seis meses.
Las nueve llamadas. En otra declaración hecha por un militar adscrito a la Sección de Instrucción Información y Operaciones del 27 Batallón, éste contó que entre las 19:30 horas del 26 de septiembre y las 10 o 12 horas del 27 de ese mes recibió nueve llamadas desde el C-4 para informarle de diversos acontecimientos en Iguala, donde estaban relacionados los normalistas.
“Mis labores, entre otras, son recibir y remitir informes que recibo del C-4, Centro de Computación, Comando y Control, que pertenece al Gobierno del Estado”, detalló.
La primera llamada la recibió alrededor de las 19:30 horas. El militar del C-4 le informó de dos autobuses con estudiantes normalistas de Ayotzinapa que habían arribado a la ciudad. Uno se encontraba en el cruce de carreteras conocido como Rancho del Cura, y el segundo estaba en la caseta de cobro número 3 del tramo carretero Iguala-Puente de Ixtla.
“Inmediato, y como en todas y cada una de las llamadas que recibo, informé a mi superior… el coronel [nombre testado] y al Cuartel General de la 35 zona militar, [a] la cual mencioné los hechos reportados por el sargento [testado] que se encontraba en el C-4”.
La segunda llamada que recibió desde el C-4 fue a las 21:00 horas para informarle que el camión que se encontraba en la caseta de cobro número 3 se había dirigido a la terminal de autobuses. En la tercera llamada recibida entre las 21:30 y 22:00 horas se le comunicó que la policía municipal y los normalistas tenían un enfrentamiento.
A las 22:30 horas hubo una cuarta llamada para reportarle que frente al Palacio de Justicia había un autobús con los normalistas a bordo, los cuales estaban rodeados de varias patrullas de la policía municipal, quienes estaban encapuchados y viajaban en camionetas rotuladas.
A las 23:10 horas le comentaron que al Hospital General habían ingresado personas heridas. Media hora después, en una sexta llamada, le alertaron que en el entronque de la carretera Iguala-Chilpancingo había vehículos con disparos de arma de fuego.
La séptima llamada fue para avisarle que había dos taxis con disparos de arma de fuego y un autobús donde viajaban Los Avispones de Chilpancingo.
El 27 de septiembre, en otra llamada, a las 01:00 horas, el soldado fue advertido por el C-4 que sujetos armados habían ingresado al Hospital María Cristina y sacado a las enfermeras.
“La novena llamada la recibí entre las 10:00 y las 12:00 horas del 27, en la cual el sargento, quien se encontraba en el C-4, me informó que en la colonia Industrial se encontraba el cuerpo de una persona”, concluyó.
Su testimonio es una de las 31 declaraciones de diversos militares adscritos al 27 Batallón de Infantería de Iguala, que constan en la averiguación previa de la Procuraduría General de la República.
Estos testimonios fueron utilizados por la procuraduría para comprobar las imputaciones en contra de 53 inculpados, entre ellos el ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, su esposa María de los Ángeles Pineda y Gildardo López Astudillo, El Gil.
“Los hoy consignables utilizaron diversos medios para llevar a cabo la desaparición forzada, tales como violencia, corroborándose con las declaraciones de los elementos castrenses, quienes observaron los daños causados a los estudiantes… motivo por el cual tienen valor legal de indicio”, se lee en el documento.