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Después de la huída de Joaquín El Chapo Guzmán Loera de la cárcel de máxima seguridad El Altiplano, los mexicanos —según estudios de opinión recientes— están divididos entre compararlo con Pancho Villa, El Mochaorejas o Chucho el Roto. En Estados Unidos, mientras tanto, la Comisión de Combate al Crimen de Chicago lo volvió a nombrar “enemigo público número 1”, una designación que sólo tuvo Alphonse Al Capone, el mayor contrabandista de whisky durante la prohibición del alcohol en ese país.
“Tenemos estos reportes de noticias tan coloridos”, dijo irónico el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, en conferencia de prensa, cuando le mencionaron la fuga del líder del Cártel de Sinaloa. Pero en cuanto un reportero le recordó el reciente nombramiento de El Chapo en el bastión político del presidente Barack Obama, cambió de tono: “Estamos muy preocupados porque el señor Guzmán sea llevado a la justicia. Tiene una larga lista de acusaciones y preside una organización que ha cometido un significante número de crímenes y que implica una amenaza para la seguridad pública no sólo en México, sino también de Estados Unidos”.
Tres documentos del Departamento de Justicia de Estados Unidos, en poder de EL UNIVERSAL, consideran que “la empresa Sinaloa” es la organización criminal más importante en Estados Unidos desde 1990, e identifican como sus líderes a El Chapo Guzmán y a Ismael El Mayo Zambada. Aunque las causas penales no detallan actos de violencia masiva en territorio estadounidense, como los ocurridos en México —con excepción del secuestro en Texas de un hombre que fue asesinado en Ciudad Juárez—, destacan la magnitud de su red de tráfico de cocaína, heroína y mariguana. Tan sólo en Chicago, entre 2005 y 2008, los sinaloenses distribuyeron, por lo menos, mil 930 kilos de cocaína, 55 kilos de heroína y les incautaron 19 millones de dólares, entre abril y noviembre de 2008.
En 2013, la comisión de Chicago designó a El Chapo como “enemigo público número 1”. “Es el jefe del Cártel de Sinaloa y está acusado de usar la ciudad como su eje de narcotráfico en el Medio Oeste de Estados Unidos”, difundió la organización en un comunicado e indicó que desde 1930 “no había surgido un criminal digno de dicha distinción”, y que Guzmán había “sobrepasado con facilidad la carnicería y la destrucción social causada por Capone”.
El imperio
Pedro y Margarito Flores, hermanos gemelos originarios de Chicago, almacenaron toneladas de drogas durante ocho años. Entre 2001 y 2008, los hermanos Flores movían cada mes de mil 500 a 2 mil kilos de cocaína y heroína enviados por la “empresa de Sinaloa”. Los Flores, mediante colaboradores, trasladaban los cargamentos de Los Ángeles a Chicago, para venderlos en las grandes ciudades de la costa Este. Los hermanos ayudaron a convertir Chicago en uno de los mayores centros de distribución de drogas en Estados Unidos.
En el más reciente capítulo de una persecución de 25 años, la procuradora General de la República, Arely Gómez, informó que Estados Unidos solicitó la extradición de El Chapo 16 días antes de su fuga para juzgarlo. Seis cortes de Estados Unidos han dictado orden de captura contra él por tráfico de drogas, lavado de dinero, secuestro y asesinato.
“Las autoridades estadounidenses han exagerado el daño causado por este llamado enemigo público número uno aquí y este tipo de declaraciones, para mí, insulta a los que han sufrido lo peor de la violencia de la guerra del narco, que claramente están en México”, dice Ev Meade, director del Trans-Border Institute de la Universidad de San Diego.
Una de las causas penales señala que entre 1990 y 2005, la “empresa Sinaloa” envió más de 100 toneladas de cocaína e intentó enviar sin éxito otras 25. Guzmán, Zambada y miembros de sus facciones utilizaron varios medios para evadir la ley y proteger sus actividades, según una de las investigaciones en Illinois. “Esto incluía obtener armas, corromper a oficiales públicos, amenazar e intimidar con violencia a miembros de las fuerzas policiales, traficantes rivales y miembros de su propia organización”. El mismo documento destaca al menos seis incautaciones a los hermanos Flores en varias ciudades de Illinois.
Una corte de El Paso atribuye a sicarios de El Chapo cuatro asesinatos entre 2009 y 2010, en la frontera de El Paso-Ciudad Juárez.
“Obama va a tener como prioridad localizarlo, pero [en la Casa Blanca] no van a estar felices hasta que lo extraditen”, dice Jeremy Slack, profesor de Sociología y Antropología en la Universidad de Texas en El Paso.
La DEA emitió la semana pasada una ficha en la que pide ayuda para la localización de Guzmán Loera, sin determinar alguna recompensa. Jack Riley, jefe de operaciones de dicha institución, declaró a CNN que incluso utilizarían a cárteles enemigos para recapturarlo.
Extradición
El escape de El Chapo podría tener repercusiones en la relación México-Estados Unidos, como la complicación de las reglas de la Iniciativa Mérida, con la que el país vecino financia equipo fabricado por sus propios contratistas y entrenamiento para el combate al narcotráfico en México, según los expertos consultados. “Ayudar a Enrique Peña Nieto a recapturar a El Chapo pondría al presidente en deuda con Washing- ton y quizá incentivaría una cooperación México-Estados Unidos más cercana en temas relacionados a drogas y otros asuntos clave [incluidos los energéticos], durante los últimos tres años del sexenio”, sostiene Bruce Bagley, profesor de Estudios Internacionales de la Universidad de Miami.
Durante la administración de Peña Nieto sólo dos líderes del crimen organizado han sido extraditados a Estados Unidos: Iván Velázquez Caballero, alias El Talibán, integrante de Los Zetas, acusado de 47 cargos en una corte de Texas; y Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo, que es juzgado en Washington, D.C., por narcotráfico. El actual gobierno ha extraditado a 133 personas, de las cuales, sólo 45 tienen sentencias por delitos contra la salud. En cambio, en los últimos dos años del sexenio de Felipe Calderón se entregaron a 188, es decir, 55 personas más, según información de la Secretaría de Relaciones Exteriores citada por el periódico El País.
“¿Es injusta la extradición en estos casos? ¿Una violación de la soberanía?”, pregunta Ev Meade. “Un tribunal internacional sería preferible para casos de este nivel pero no existe”.
La causa penal de la corte del Distrito Este de Nueva York especifica que El Chapo y sus socios distribuyeron más de 100 toneladas de cocaína en su jurisdicción entre 1990 y 2005, e intentaron contrabandear otras 25. “Emplearon sicarios, que ejecutaron actos de violencia, incluyendo asesinatos, secuestros, tortura y recolección violenta de deudas bajo su dirección”.
Estados Unidos ha anunciado que, en caso de lograr su condena, podría incautar los bienes y el dinero de los capos sinaloenses. La cantidad que podrían incautar por los crímenes cometidos en Nueva York asciende a, “por lo menos”, 4 mil millones de dólares. Esto se sumaría a por lo menos 938 mil de dólares, que podrían decomisar en Chicago.
“La recaptura de El Chapo es muy importante para el gobierno de Obama —dice Angélica Durán Martínez, profesora de Ciencia Política en la Universidad de Massachusetts-Lowell— para calmar las críticas domésticas de los sectores más conservadores que consideran que su política de drogas e internacional han sido muy ‘blandas’ y que creen que no puso suficiente presión para extraditar a Guzmán”.
En respuesta a una consulta de EL UNIVERSAL sobre las prioridades de la política de drogas del presidente Obama, la Casa Blanca se limitó a referir información disponible en su página de internet. En los últimos días, la única acción relacionada con política sobre drogas emprendida directamente por Obama fue la conmutación de penas a 46 narcomenudistas estadounidenses. Serán liberados el 10 de noviembre. “No creo que la recaptura de El Chapo sea una de las prioridades estratégicas en la política internacional de Obama”, aclara Durán.
Al Capone, antecesor de El Chapo como “enemigo público número 1” de Chicago, fue encarcelado en mayo de 1932 por cargos de evasión de impuestos. Al año siguiente, el gobierno de Estados Unidos volvió a legalizar la venta de alcohol. Como los cargos de Al Capone se relacionaban con asuntos fiscales y no sólo tráfico de alcohol u otros crímenes, fue liberado en noviembre de 1939.
Y aunque el futuro del capo mexicano no está entre las prioridades de Obama, debido a la legalización de la mariguana en varios estados, “el gobierno no puede mostrarse tolerante del narcotráfico, por ello debe presionar por la recaptura de El Chapo”, dice Durán, también especialista en las consecuencias de la violencia.