Una de las negociaciones más complejas que le ha tocado enfrentar en sus 27 años de trayectoria fue con Fidel Velázquez (1900-1997), líder del sector obrero por más de 40 años, durante la huelga que mantuvo 55 días en paro las plantas de Nestlé en México, en 1993. “Era un tipo muy astuto”, recuerda.
Claudio Marroquín, miembro del despacho Mowat Rechtlich & Gentani, aclara que el negocio emprendido con su socio Germán de la Garza de Vecchi no radica en solucionar los conflictos al término de la relación laboral, sino en asesorar a dueños de empresas para diseñar el andamiaje jurídico que permita a las organizaciones no enfrentar demandas de sus colaboradores.
Cree que las empresas deben apostar por el talento como palanca del aumento de la productividad. Incluso, a los empleados los llama “asociados”, como marca la teoría más moderna de la administración de Recursos Humanos.
¿Cuál es su score de bateo?
—Yo creo que así no se mide el éxito de abogados laborales, sobre cuántos casos se ganan y cuántos se pierden. En materia laboral, el éxito de los clientes es de qué manera generas entornos de trabajo estables que te permitan productividad y competitividad.
Pero mide su eficiencia en su cartera de “clientes institucionales”, empresas con las que ha trabajado por más de 20 años, como Bimbo. Otros son: Laboratorios Roche, Audi, Mondelez (antes Kraft) y Nestlé.
Desde su sala de juntas se observa el monumento del Ángel de la Independencia. Marroquín convive con los herederos de grandes empresas, a quienes tutea: “Todas las organizaciones están transformándose porque enfrentan un cambio generacional de liderazgo”.
Sin embargo, afirma que se ensucia las botas, que tiene su casco e indumentaria para meterse en las entrañas de las compañías en busca de destrabar una negociación. Saluda de mano a los líderes sindicales.
“Se trata de ser un paciente y hábil negociador. Sobre todo paciente. Sí hay algo de estrés [en las negociaciones], pero eso es algo normal”, comenta Marroquín sobre las cualidades que debe tener un abogado laboral.
Considera que una de las características que le ha permitido tener éxito en este mundo es su paso por el ITAM, cuando intentó estudiar Administración de Empresas.
Maneja el mismo código de sus clietes: que si procesos, la distribución, el área de comercialización, la productividad versus capital humano, etcétera.
¿Y les va bien?
—Mucha chamba, mala paga. A los abogados laborales siempre nos toca bailar con la más fea.