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En Las Varas o estación Babícora, como conocen los locales a esta comunidad del estado de Chihuahua, residen cerca de mil 400 personas. Hoy ese dato es difícil de creer: no hay un solo comercio abierto. Nadie camina las pequeñas calles pavimentadas. La lluvia amenaza sólo a los convoys de policías estatales y militares que resguardan el pueblo.
Un letrero verde anuncia la entrada a Las Varas, pero también que es un lugar violento: entre las letras blancas, los agujeros de bala. Lo mismo se repite en el letrero que despide del pueblo, rumbo a la ciudad de Cuauhtémoc. Hace apenas unas horas, alrededor de 60 personas, todos abordo de pick ups y suburbans, libraron un enfrentamiento con todo su arsenal.
Según las autoridades y la evidencia que encuentra EL UNIVERSAL en un recorrido por el pueblo, usaron balas calibre .50, lanzamisiles, granadas de fragmentación y balas de los llamados cuernos de chivo.
El titular de la Comisión Estatal de Seguridad en Chihuahua, Óscar Aparicio, anunció que el enfrentamiento se habría dado por el control del territorio entre La Línea, al servicio del Cártel de Juárez, y una facción del Cártel de Sinaloa.
Jorge —como pide que se le identifique—, accede a hablar con este diario en los alrededores de Las Varas y asegura haber participado en el reciente enfrentamiento: “No nos topamos [los cárteles], nosotros fuimos a buscarlos ahí, nos avisaron que ahí andaban y ahí nos agarramos”.
Afirma pertenecer a la Gente Nueva, al servicio del Cártel de Sinaloa. Señala que desde hace meses el corredor que va de la ciudad de Cuauhtémoc a Las Varas ha sido el sitio de refriega por el control del estado.
“Desde los enfrentamientos que se dieron en Rubio [Cuauhtémoc], nos traemos y el Cártel de Juárez nomás llega hasta Las Varas, porque les hemos ido quitando territorio”, dice.
El fiscal general de Chihuahua, César Augusto Peniche Espejel, dijo en una escueta conferencia de prensa que los enfrentamientos fueron liderados por Roberto G.M., El 32, del lado del Cártel de Juárez, un ex policía, quien fue arrestado hace unos meses y puesto en libertad a las pocas horas. Del lado de Los Chapos comandaba un hombre de apodo Jaguar.
Scott Stwart, vicepresidente de la firma de inteligencia Stratfor y analista, dice a EL UNIVERSAL que este enfrentamiento se debe a que La Línea está “retomando el poder” en Chihuahua, a la par de cambios políticos: “El crimen organizado en México se ha comenzado a descentralizar, esto conlleva nuevas guerras en áreas más pequeñas. El combate entre La Línea y el Cártel de Sinaloa se está llevando a cabo en áreas más pequeñas, rurales, ya no tanto en ciudades como Juárez”.
Refugio criminal
Las Varas pertenece al municipio de Madera, al noroeste del llamado Triángulo Dorado. Por su difícil acceso se ha convertido en el resguardo de los miembros de ambos cárteles. Luego de un enfrentamiento en la comunidad de Rubio, Chihuahua, el pasado 19 de marzo, en el que falleció César Raúl Gamboa Sosa, uno de los líderes de La Línea, a manos de Carlos Arturo Quintana El 80, los grupos se refugiaron aquí.
Las autoridades les han seguido el rastro hasta este lugar, donde esta misma semana dos agentes estatales fueron asesinados y meses antes seis más fueron desaparecidos.
Los pobladores de Las Varas y el propio presidente del municipio de Madera han pedido apoyo a las autoridades desde hace al menos cuatro meses. “Las bandas de criminales nos han tenido bajo el miedo desde hace meses, a toda la región y se pasean con impunidad”, dijo el alcalde de Madera, Jaime Torres Amaya.
Chapos vs Linces
Cerca de las 4:00 de la madrugada del pasado 5 de julio, unas 30 pick-ups conducían de la ciudad de Cuauhtémoc a Las Varas, un viaje de poco menos de una hora sobre una carretera de dos carriles. Justo en una de las entradas al pueblo, dentro de una bodega de almacenamiento, se refugiaban miembros del grupo Los Linces, un comando de élite al servicio de La Línea, comandados por el ex policía José Luis González Montes El 32.
En las pick ups que arribaban a esa hora viajaban integrantes de La Gente Nueva, al servicio del Cártel de Sinaloa, comandados por un hombre desconocido apodado El Jaguar. Este último grupo viste de civil, con un tigre estampado en algunas de sus gorras, otros con el logotipo de Ferrari. El grupo a cargo de La Línea viste camuflaje, unos militar, otros azul, con un lince en su ropa o las iniciales NCDJ (Nuevo Cartel De Juárez) estampado en sus camionetas. Todos armados con cuernos de chivo, lanzamisiles, granadas de fragmentación y pistolas de manos atadas a sus piernas.
Alguien disparó primero y enseguida una serie de ráfagas y gritos que duraron hasta pasadas las 7:00 de la mañana. “Unos corrieron más dentro del pueblo y otros los fueron siguiendo. Quedaron tirados por casi todos lados, unos en la entrada, otros a la salida, unos más cerca del centro”, cuenta un residente de Estados Unidos que visitaba a su familia.
Cuando las balas callaban, los motores de las pick-ups rugían por el pueblo, hasta que comenzaba una nueva balacera.
Según reportes policiales, los sicarios huyeron, algunos en sus camionetas rumbo a otros poblados de Chihuahua, mientras que otros incluso abordaron avionetas y huyeron rumbo al vecino estado de Sonora.
“Se llevaron medicamento, hasta doctores secuestrados porque llevaban varios heridos, según las investigaciones. Ahí en una pista de aterrizaje, en una comunidad cercana a Las Varas, dejaron ropa, botes de cerveza y balas”, dice el investigador desde la ciudad de Madera.
Llegada la mañana, las autoridades se habían enterado del enfrentamiento y desplegaron un operativo masivo. El resultado: dos agentes federales heridos, cinco sicarios detenidos.
Durante el verano, en Las Varas el sol asoma sus primeros rayos alrededor de las 6:00 horas. Para entonces el pueblo se despertaba con el sonido de un helicóptero de la Policía Federal que sobrevolaba el área, convoys del Ejército, de la Policía Estatal y Federal patrullaban el pueblo y apilaban cuerpos.
El director de la Comisión Estatal de Seguridad, Óscar Aparicio Avendaño, asegura que hasta hoy se tiene registro de 15 personas muertas y otra decena de heridos trasladados a hospitales de la capital.
Jorge, de la célula Gente Nueva del Cártel de Sinaloa, asegura que fueron muchos más. “En total, entre gente de ellos y de nosotros deben haber sido unos 30 muertos, más los heridos”. El individuo dice que lograron llevarse consigo a varios lesionados, que hoy están escondidos todavía en el estado de Chihuahua, en espera de otro enfrentamiento.
“Vamos a seguir con la guerra, hasta que acabemos con ellos. Los vamos a ir a buscar o donde los topemos. Esto no se ha terminado”, dice Jorge, amenazante. La mayoría de los sicarios, según el informe de la Fiscalía de Chihuahua, son provenientes de estados del centro y sur de México. Todos jóvenes: de 20 a 35 años.
El éxodo
Entrevistar a los pobladores de Las Varas es casi imposible desde sus calles. Quienes pudieron salieron hace meses rumbo a Chihuahua, otros con sus familias a Estados Unidos. Quienes aguantaron los últimos cuatro meses de un infierno que se dibuja entre asesinatos, secuestros y fosas clandestinas, huyeron esta mañana a la ciudad más próxima, Madera.
“¿A qué nos quedamos ahí?, la gente [sicarios] sigue ahí escondida, es cosa que se topen con el Ejército para que se den con todo otra vez”, dice Rodolfo, padre de tres menores quien salió de Las Varas tras el enfrentamiento. Los vecinos de Rodolfo hicieron lo mismo, se hospedan con familiares en la misma ciudad.
“No creo que vayamos a regresar, dicen que ahorita está seguro porque está la autoridad ahí, pero después de lo de ayer no queremos saber nada, a ver qué pasa con nuestras casas”, relata Hilda, una mujer de 34 años.
En algunas calles de Las Varas persisten las manchas de sangre, unos pequeños charcos que reflejan el cielo nublado.
Este pueblo se ha convertido en un estandarte silencioso de lo que sucede en Chihuahua: de la impunidad para dos grupos criminales cuyo poder rebasa el de las autoridades que hoy intentan combatirlos.
El Cártel de Sinaloa y el Cártel de Juárez, junto con sus comandos de sicarios, se han alimentado de armas de EU, soldados de todo México, de complicidades e incapacidad de frenar la narcoviolencia y la impunidad.
Un grupo en Facebook que asegura ser de miembros de La Línea hizo check in en Las Varas, Madera (Chihuahua), horas después de la balacera. Hoy Las Varas amanece aterrorizado. Otro grupo a nombre del Cártel de Sinaloa hizo lo mismo en el poblado de San Juanito, con la leyenda: “Animo gente vamos a limpiar a toda esa basura vamos avanzando” (sic).