El humilde club de futbol Chapecoense de Brasil abrazó la gloria y formó parte de las sorpresas deportivas del 2016, hasta que todo se convirtió en tragedia cuando el avión en el que viajaba su delegación se estrelló en Colombia, causando la muerte de al menos 75 personas, entre ellas gran parte del equipo.
El Chapecoense desafió las estadísticas y deleitó a los futboleros románticos al llegar a la final de la Copa Sudamericana, un hecho tan sorpresivo como el título del Leicester City en la Liga Premier por primera vez en su historia, o la victoria de los Chicago Cubs en la Serie Mundial de béisbol tras 108 años de espera.
"Este no era sólo un grupo en el que todos se respetaban, era una familia", dijo a Globo TV Plinio David de Nes Filho, un directivo del club, el martes por la mañana, apenas horas después del accidente en el que perdieron la vida la mayoría de los integrantes del equipo.
"Antes de subirse al avión dijeron que iban a hacer su sueño realidad. Y esta mañana el sueño terminó", agregó el directivo.
Ese fin se precipitó amargamente cuando el vuelo que trasladaba al plantel del Chapecoense a disputar el miércoles la final de la Copa se estrelló en un bosque cerca de la montaña en la ciudad colombiana de Medellín.
Fundado en 1973 en la pequeña ciudad agrícola de Chapecó, en el ala oeste del estado de Santa Catarina en el sur de Brasil, Chapecoense ganó su primer título estatal cuatro años después.
El equipo se instaló en una competitiva liga sin hacer olas más allá de su zona de influencia, y no fue hasta empezado el nuevo milenio que su fortuna cambió.
Los problemas económicos casi lo llevan a la quiebra, pero un grupo de empresarios locales rescató al club del colapso financiero y lo condujo a lo más alto.
Chapecoense subió desde la Serie D en 2009 y luego rápidamente escaló varias divisiones del fútbol brasileño para finalmente llegar a primera en 2013.
Aunque es el número 21 de la lista de clubes de Brasil por su nivel de ingresos, Chapecoensese hizo camino entre gigantes como Flamengo y Corinthians gracias a una prudente administración que resignó costosas contrataciones en pos de una apuesta a talentos jóvenes y colaboradores experimentados.
El equipo era más que la suma de sus partes y los triunfos sobre grandes clubes del fútbol argentino como Independiente o San Lorenzo en su camino a la final del torneo continental destacan entre sus logros.
Chapecoense era "la gran sorpresa" que llegaba esta semana a disputar una final con Atlético Nacional de Colombia, el equipo sudamericano del momento.
Una mirada al video grabado en el vestuario del Chapecoense luego de la victoria en la semifinal de la Copa -usado por el club como despedida para sus "guerreros"- podría convencer incluso al más pesimista de los seguidores de que el equipo tenía grandes posibilidades de llevarse el trofeo.
Jugadores y miembros del plantel bailaban mientras vitoreaban al club, en una muestra de unidad y camaradería.
"Jugaban por amor a la camiseta y no por el dinero", dijo a Reuters en Chapeco Jean Panegalli, un hincha de 17 años. "Jugaban con el compromiso que sólo los que hemos vivido acá conocemos".