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Han pasado 4 años desde que la joven Raquel Gutiérrez Ruiz desapareció en Ciudad Victoria. Un grupo criminal la secuestró junto con otras dos personas, cuenta su padre Guillermo Gutiérrez Riestra, quien aún tiene esperanza de encontrarla con vida.
Raquel quería estudiar Derecho y ser abogada, como su padre.
Ella es una de las más de 15 mil personas que, según Gutiérrez Riestra, desde el 2011 a la fecha han desaparecido tan sólo en la capital de Tamaulipas.
Todas estas familias no se cansan de exigir a las autoridades respuestas sobre las investigaciones para localizar vivos o muertos a sus hijos.
Fue el primero de septiembre de 2011, cuando Raquel esperaba entrar a la universidad para iniciar su carrera de Derecho.
A las 11 de la mañana de ese día un comando armado entró hasta el domicilio donde se encontraba su hija y se la llevaron junto a otras dos personas que estaban con ella.
Los delincuentes quemaron el carro y la casa de donde se encontraba su hija.
“Cuando desapareció tenía 19 años. Ahora tiene 22. Sé que esta con vida”, cuenta su padre.
Raquel apenas había salido de la preparatoria y esperaba entrar a la universidad, cuando se atravesó la guerra entre los carteles de la droga que provocó una escala de violencia en toda la entidad, y en Ciudad Victoria, capital de Tamaulipas.
“¿Que qué siento? Siento lo mismo que cualquier padre sufre al perder lo que más ama en esta vida. Ese dolor es insoportable, pero ese dolor alimenta la fuerza interna de toda persona para no dejar de buscar a sus hijos, y yo a mi hija”.
“Y como lo digo en mi poema que le dedique a Raquel: ¡Qué padre puede soportar el secuestro de su hija! No dos años, sino un segundo. A pesar del tiempo no encuentro la calma. Su desaparición pesa más que el olvido. Cada día sin su presencia es morir en vida. No encuentro el consuelo, llevo en mis espaldas cargando la cruz de no saber de ella”.
Guillermo Gutiérrez asegura que su hija está viva, porque no han tenido ninguna llamada de rescate, y él, así como otras personas que tienen a hijos desaparecidos, han recibido llamadas telefónicas silenciosas, o mensajes de Facebook.
“Varios padres de familia que estamos unidos en la búsqueda de nuestros hijos hemos recibido llamadas telefónicas. No nos dicen nada, sólo hay silencio del otro lado del teléfono. Tres meses después de que desapareció mi hija, recibí un mensaje vía Facebook, que sólo decía: Gracias papá por tus palabras”.
“Sabemos que a nuestros hijos se los llevaron los delincuentes porque necesitan gente para trabajar en sus filas, en múltiples labores desde la sierra de Tamaulipas, o desde otros estados y mi corazón me dice que ella está viva”.
Después de las desapariciones en Ciudad Victoria, Gutiérrez Riestra cuenta que los padres de familia afectados por la violencia se unieron y formaron un grupo para buscar juntos a sus hijos y exigir a las autoridades resultados para localizar a sus seres queridos.
“Las autoridades no hacen nada para ayudarnos, pero aún hay esperanza, y ésta nos mueve a seguir en nuestra búsqueda, en nuestra lucha, y a no quedarnos callados”.