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Las innovaciones tecnológicas prometen mejorar sustancialmente las condiciones económicas de los países y dar solución a los grandes problemas del mundo, como son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados en 2015 por la ONU o la agenda de problemas nacionales que requiere atención más apremiante desde el punto de vista de ciencia y tecnología en México.
Aunque México representa una de las 15 economías más grandes del mundo desde la perspectiva del Producto Interno Bruto, el Índice Global de Competitividad ubica al país en la posición 56, lo que llama a la formulación de políticas de innovación que incentiven el desarrollo de nuevos productos y servicios alineados a resolver los problemas nacionales.
Tradicionalmente, los instrumentos de política de innovación utilizados se refieren a aquellos que estimulan la oferta de productos innovadores y que tienen como objetivo secundario el análisis de su difusión en la sociedad.
En México, estos instrumentos han sido utilizados de manera amplia en el marco de los programas de ciencia y tecnología tales como los estímulos fiscales a la investigación y desarrollo de tecnología o el Programa de Estímulos a la Innovación que otorga el Conacyt, cuyo objetivo es incrementar la inversión privada en investigación científica y desarrollo tecnológico.
De forma similar, los fondos sectoriales, mixtos, e institucionales apuntan al desarrollo de proyectos de investigación en varias áreas del conocimiento tales como el desarrollo del programa de la Agencia Aeroespacial Mexicana o el análisis de vulnerabilidad ante el cambio climático.
El desahuciado Inadem también contribuía con fondeo y capacitación a cerca de 74 mil emprendimientos de diferentes tipos. Finalmente, el soporte a la investigación realizada por instituciones públicas es una dimensión más de orientación a la oferta.
En particular, el Sistema Nacional de Investigadores que proporciona estímulos a los investigadores que producen ciencia básica y aplicada. Dicho sistema tiene alto impacto en el aumento de capacidades innovadoras y desarrollo de nuevos productos cuando se habla de investigadores altamente experimentados en su campo (Investigadores SIN Nivel 3).
En contraste, los instrumentos de política de innovación orientados a la demanda se refieren a aquellas medidas de gobierno que inducen la generación y difusión de nuevos productos y servicios de acuerdo con una definición previa de requerimientos asociados con la solución de problemáticas identificadas.
Es decir, bajo una política de innovación orientada a la oferta que desarrolla productos y servicios innovadores para después buscar un mercado que los requiera, la política de innovación orientada a la demanda plantea el trabajo conjunto de los actores del ecosistema innovador, para que, una vez que se ha identificado y dado prioridad a un problema social, se desarrollen productos y servicios que den solución a dicho problema.
Tal es el caso del desarrollo de autos eléctricos en China o el diseño del transporte urbano en España.
En particular, la política de innovación orientada a la demanda utiliza instrumentos tales como las compras públicas de innovación, las regulaciones y estándares, además de actividades de soporte a la demanda privada.
Se reconoce que las políticas orientadas a la oferta y a la demanda, no alcanzan un nivel de efectividad alto de forma aislada. Recientemente se han empezado a analizar políticas holísticas que involucran ambas perspectivas como una manera de detonar las actividades de innovación. En lugar de ser sustitutas, una perspectiva holística puede ser un instrumento efectivo para promover la innovación en México.
Existen pocos ejemplos en el mundo, sin embargo, un análisis de la actividad innovadora en Europa permite apreciar que los instrumentos de política orientada a la oferta disminuyen el costo de innovación mientras que los instrumentos de política orientada a la demanda incrementan los incentivos de las empresas para innovar y reducen el nivel de incertidumbre en todo el ciclo de vida.
Adicionalmente, una “mezcla” de políticas lleva al incremento del gasto total en innovación más que los efectos de cada política considerada de forma aislada. Lo anterior llama la atención para que en México se analicen opciones y se planteen políticas de innovación que permitan aumentar la competitividad.
Académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac México
Email: pavel.reyes@anahuac.mx