Paola Félix Díaz

‘El buen juez por su casa empieza’

24/05/2018 |01:12
Redacción El Universal
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Por primera vez en la Ciudad de México (CDMX), elegiremos a l@s titulares de las Alcaldías y concejales que sustituyen a las jefaturas delegacionales. Las Alcaldías serán la base fundamental para la gobernabilidad de la CDMX, de ahí que, tendrán mayores facultades y, por lo tanto, también mayores responsabilidades.

Las alcaldesas y alcaldes que elija la ciudadanía, tendremos el reto de reunir la voluntad colectiva, la diversidad política y social, así como establecer gobiernos abiertos, que hagan posible la transparencia y rendición de cuentas para combatir la repudiable corrupción que tanto ha lastimado a la sociedad.

Esta nueva forma de gobierno, lleva implícito un cambio estructural que dota de mayor autonomía a la demarcación, lo que hace posible la solución de problemas, la atención de demandas específicas, así como brindar servicios públicos de calidad conforme a los requerimientos de la población. Estaremos en posibilidad real de trabajar de manera coordinada con los Poderes Ejecutivos de la CDMX y federal.

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Lo anterior representa un importante avance democrático que exige alcaldesas y alcaldes cercan@s y comprometid@s con la ciudadanía. L@s titulares de las Alcaldías integraremos el Cabildo de la CDMX y tendremos la facultad constitucional y legal de incidir de manera directa en materia de seguridad, disponer de recursos para enfrentar los riesgos derivados de contingencias o fenómenos naturales, gestionar recursos de los diferentes programas federales para atender a los diversos sectores poblacionales y realizar obra pública que verdaderamente beneficie a la población.

Las Alcaldías contarán con presupuesto autónomo y están impedidas para contraer deuda directa o indirecta, lo cual debe resultar en administraciones sanas y transparentes, que hagan uso de los recursos únicamente para los fines programados y bajo criterios de austeridad, eficiencia, pertinencia y honradez.

Si existe un verdadero compromiso con la ciudadanía, entonces habrá que darle certeza y transparentar cada peso gastado y cada acción de gobierno. En nuestras manos estará eliminar cualquier tipo de corrupción para tener esa ciudad amable, habitable y de oportunidades que queremos. Lo anterior exige tener una visión amplia y global desde la perspectiva de la demarcación para que sea parte del desarrollo sin perder su identidad y tradiciones.

Me entusiasma ser parte de la nueva historia que estamos escribiendo, diseñar junto a mis vecin@s un proyecto que mire al futuro y trabajar duro para terminar con los problemas existentes. Adentrarme en las entrañas de Cuajimalpa, redescubrir su diversidad y riqueza para construir en unidad, con civilidad y congruencia el bienestar de quienes aquí habitamos.

Cuajimalpa es una demarcación de contrastes, sin embargo, tenemos un común denominador: tod@s hemos sufrido los embates de la corrupción, de la inseguridad, de la impunidad, del alza de precios, de los malos servicios y de la deficiente infraestructura.

Es momento de impulsar junt@s una nueva ciudadanía, una nueva manera de hacer política y una nueva manera de gobernar. Hagamos del entorno parte fundamental de nuestro bienestar; tenemos derecho a caminar por las calles, colonias, barrios y espacios públicos sin miedo, respetando y siendo respetad@s.

“El buen juez por su casa empieza”, cambiemos los paradigmas: gobernar en lugar de administrar, opacidad por transparencia; buen gobierno por malas prácticas; participar y no sólo observar. Es momento de involucrarnos con alegría, solidaridad y confianza para que las cosas sí sucedan.

La realidad hoy exige gestionar el cambio hasta lograr la transformación, impulsar acuerdos y cocrear espacios de inclusión que propicien el beneficio colectivo.

Candidata a la alcaldía de Cuajimalpa y activista