Las encuestas que desde hace años mantienen como puntero en la carrera presidencial a Andrés Manuel López Obrador, deben tomarse con mucha reserva. Pues si éste va solo en la pista, es natural que esté “adelante”. De los posibles competidores de los demás partidos, ninguno está en la lista realmente. Todo será distinto cuando se formalice el total de las candidaturas.

Por eso, es imperativo que el PRI, PAN, PRD y demás, adelanten los tiempos, definan el método de selección de sus abanderados y los coloquen en la arena político-electoral en la que se habrán de disputar la Presidencia de la República y más de tres mil puestos de poder en 2018.

Únicamente cuando estén corriendo todos y escuchemos su discurso, sus ofrecimientos y propuestas, y veamos el tranco y las acciones de cada uno; cuando se esté dando esa pelea con los protagonistas designados, los levantamientos podrán acercarse a la realidad. La “disputa” de ahora es de uno solo. O si se quiere, de uno contra varios fantasmas de todos colores, tamaños y posibilidades.

Porque si las intenciones del voto ahora se estiman entre AMLO, que desde hace al menos cinco años despliega un intenso proselitismo para jugar a que la tercera será la vencida, y los demás partidos, ora por pasmo, ora por sus intereses y desacuerdos entre sus integrantes prolongan la designación de sus representantes, es claro que el eterno aspirante a Los Pinos seguirá en punta. Y si bien eso no le garantiza la victoria, la ventaja que les lleva no puede desestimarse. Ni tampoco es leal ni justa.

¿Tiene sentido una encuesta que compara las posibilidades de ganar la Presidencia de México entre AMLO y cualquier otro actor político que se mencione de cada uno de los partidos? Quizá ninguno llegue.

De acuerdo con la encuesta de ayer de Buendía & Laredo, publicada por EL UNIVERSAL, el precandidato del PRI que sigue marcando alto en los sondeos es el licenciado Miguel Ángel Osorio Chong, quien se desempeña como encargado de la política interna, mientras el tabasqueño aprovecha los huecos de la ley electoral y su “tiempo libre” para apropiarse de los espacios oficiales para seguir promoviéndose, en una clara competencia desleal, lo cual le da una ventaja muy relativa.

En el PAN sucede lo mismo. Ricardo Anaya, como líder de su partido, ha aprovechado para utilizar los tiempos legales en medios para apuntalar su candidatura, pero en ningún momento, en una notable cuanto innoble ausencia de ética, ha dicho que aspira a ella. Quizá haya tomado distancia de sus contrincantes Rafael Moreno Valle y Margarita Zavala, pero ninguno de los tres está en la contienda contra AMLO.

La doble dificultad de no resolver adentro y no decidir hacia afuera, y la idea de construir con el PRD un Frente Amplio Opositor contra el PRI y AMLO, en alguna medida debe estarle afectando. Sin contar los duros cuestionamientos de enriquecimiento probablemente ilícito que se han publicado contra Ricardo Anaya y su familia.

Si de manera implícita el ex gobernador de Puebla y la esposa del ex presidente Felipe Calderón están con él para “la grande”, con el respaldo que le dieron frente a las amenazas que dice haber recibido y a lo que se ha difundido sobre su fortuna, razón de más para que salte a la palestra.

Para el PRD la situación no es mejor. A sabiendas de su debilidad y pocas expectativas de ganar con un candidato propio, busca aliarse con el PAN. Empero, la dificultad hasta ahora insalvable es de qué partido será el elegido. El reto de decidirlo es extraordinario, pero no debe demorar más para hacerlo.

Incluso si opta por postular a un candidato ciudadano, y su carta más fuerte es el doctor Miguel Ángel Mancera, está obligado a anunciarlo ya, a fin de que el todavía jefe de Gobierno de la Ciudad de México tenga tiempo y genere las circunstancias eventualmente ganadoras de la forma como él lo crea conveniente.

Puesto que nadie ha podido frenar al desbocado López Obrador y a fin de que la lucha por la primera magistratura del país sea más igual, los demás partidos deben abrir su juego. Su deber es presentar a la ciudadanía la opción que dicen que son, como condición sine qua non para que la competencia sea real, las encuestas más aproximadas y el ejercicio del voto, en su momento, más informado.

Las encuestas, dicen quienes las hacen y las analizan, son la fotografía de un momento, y es cierto. Los instantes sobre la sucesión presidencial, empero, han sido contemplados con un solo corredor. Cuando los demás estén en la cancha, con toda certeza las tomas que se han registrado hasta ahora serán muy diferentes. Y AMLO, sus fanáticos, seguidores y epígonos, seguramente tendrán menos razones para estar optimistas. Sería imperdonable que los principales partidos (PRI, PAN, PRD), se equivocaran en la elección de sus candidatos, porque lo que está en juego es nada más y nada menos que el futuro de México.


SOTTO VOCE… La Conago designó al gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, como coordinador de sus Comisiones Ejecutivas del Campo, y de Pesca y Acuacultura. Con su experiencia y los buenos resultados que está dando, apoyará firmemente la renegociación del TLC para esos sectores… Para ser parejos en la petición de renuncias, Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco también deberían ser incluidos... Roberto Sandoval, quien pronto dejará el gobierno de Nayarit y, como se afirma, ultrajados, robados y endeudados a los nayaritas, no tiene escapatoria. La investigación sobre su enriquecimiento ilícito y hasta eventualmente mafioso en vínculo con su ex fiscal general, Édgar Veytia, ya está completa y todo listo para proceder en su contra. De hecho, se ha confiado a este espacio, ya tiene una discreta vigilancia para evitar que haga la graciosa huida.


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@mariobeteta

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