Durante este fin de semana se han llevado a cabo redadas para, literalmente, cazar a inmigrantes indocumentados a lo largo y ancho de Estados Unidos. Esta batalla no tiene fin y desafortunadamente quienes terminan siendo las principales víctimas de estas acciones y las deportaciones, suelen ser los niños que solos o en compañía de su familia, buscan un mejor futuro.
Lo que ya ha comenzado la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas del Gobierno de Estados Unidos (ICE) en diez diferentes ciudades, ha conmocionado a miles de familias y lo peor es que ha infundido un terrible miedo de ser separados. Para aquellos menores de edad que se aventuran a cruzar la frontera solos, la situación no deja de ser igual de complicada.
Muchos de los indocumentados que son el objetivo de estas redadas llegaron a Estados Unidos con hijos o incluso, fueron padres ya dentro de la Unión Americana. Y así, hemos leído, visto y escuchado cientos de historias en las que separan a estas familias para deportar a los padres y mandar a los niños a centros de detención, que no parecen otra cosa que campos de concentración de la era moderna. Estos lugares ya operaban desde la administración de Barack Obama, pero con Donald Trump y la política de Tolerancia Cero, se han convertido en verdaderos infiernos para los más pequeños en esta historia.
No debemos de dejar pasar las pésimas condiciones en las que tienen a los inmigrantes indocumentados, sobre todo a los niños. Literalmente los tienen entre rejas, en las que no existe higiene y en muchos casos escasea la comida.
Se ha reportado, incluso, el abuso físico y hasta sexual a infantes que se encuentran en estos centros de detención solos, con la incertidumbre de dónde estarán sus padres y de si alguna vez los volverán a ver. Ha habido casos de la muerte de algunos niños por enfermedades que pudieron atender a tiempo y simplemente no lo hicieron.
Los más afortunados, si es que se le puede decir esto ante tales circunstancias, pasan por este infierno junto a sus hermanos y de alguna manera se hacen fuertes al tener esta compañía. Pero lo cierto es que ningún niño merece vivir algo como esto. Los niños deberían jugar con su pelota y no aprender a esconderse de la “migra”. Los niños deberían ir a la escuela y no abandonar sus estudios porque los colegios se han convertido también en lugares en donde “cazan” a indocumentados.
Y no solamente sucede en la frontera con Estados Unidos. No solamente hemos visto imágenes terribles de niños fallecidos juntos a sus padres o hasta solos tratando de ir a otro país. Es un terrible fenómeno que se ha presentado en muchas partes del mundo y que ante la cerrazón de políticos, líderes y otros personajes metidos en los conflictos, parece algo que no terminará. Lo mismo pasa con el hambre, las guerras, etc. Y lo peor de todo es la indiferencia...
Estas redadas seguirán causando conflictos políticos y diversas manifestaciones, pero mientras realmente se soluciona y llegan acuerdos (si es que esto alguna vez sucede) que procuren el orden pero sin olvidarse de que se trata de seres humanos, los mayores víctimas son los pequeños que en la mayoría de las ocasiones apenas logran entender lo que están viviendo, pero llevándolos a estos lugares, separándolos de los brazos de sus padres, solamente estamos ganando que el rencor se apodere de su mente y un odio peor que el que hoy los tiene con miedo.
Profesor