El día de hoy quiero hablar de algo que está ocurriendo en México desde hace muchos años, pero que últimamente ha tomado niveles alarmantes. Es triste que en nuestro país exista una gran impunidad, aunque afortunadamente la sociedad ha encontrado nuevas formas de denunciar y de darle seguimiento a estos terribles actos por parte de quienes deben ver por el bien del pueblo.
El poder político se ha desvirtuado al punto en que algunos gobernantes ven este cargo como una gran oportunidad para volverse inmensamente ricos, ya que saben que gracias a la corrupción que se han generado, la justicia no los tocará o que lo hará de manera muy débil, como ha ocurrido hasta hace algún tiempo.
Afortunadamente, hace un año o año y medio han comenzado a sufrir porque las redes sociales y los ciudadanos estamos al pendiente para que no sigan atracando a cada uno de los estados, municipios o dependencias que manejan. Es increíble cómo no se hartan de robar. Lo peor es que cuando uno de estos delincuentes de cuello blanco cae, no pasa nada.
Es cierto que en estos momentos hay una gran cantidad de estos personajes que son acusados y procesados, lo cual es maravilloso y marca lo que debería ser la realidad ante sus actos. Pero hay algo que no queda claro y que no debemos dejar de tener en cuenta.
¿Qué pasa con todo ese dinero que se roban? Cuando caen a la cárcel (en el mejor de los casos), nadie se preocupa por quitarles todo lo que se llevaron y que tienen sus familiares o prestanombres; pareciera que las autoridades se conforman con capturarlos, cuando lo primero que deberían hacer es quitarles toda la riqueza que acumularon de mala forma.
La Secretaría de la Función Pública es la encargada de que los servidores públicos se apeguen a la legalidad y ha castigado a miles de personas con la inhabilitación para trabajar en todos los sectores del gobierno porque han delinquido, pero se ha quedado sólo en eso, cuando las penas deberían ser más fuertes.
Sobre todo cuando te enteras que, en muchos de los casos, después de cumplir con su sanción recobran lo que se llevaron y se dan una gran vida junto a su gente cercana. Nadie hace nada para que lo robado regrese a las arcas de la nación, lo que sería lo más lógico. Mientras no se haga esto, la gente que está en el sector público se la juega porque dejan a sus seres cercanos millonarios y hasta han perfeccionado la manera de defraudar a un pueblo que está cansado de esto.
Sin duda que es importante que aquellos funcionarios o servidores públicos que incurrieron en actos de corrupción y enriquecimiento ilícito hayan sido capturados y estén en proceso, que vayan a la cárcel, pero sería más importante que devuelvan lo que tomaron porque no es justo lo que está pasando en un México que está cansado de este tipo de personajes.
Profesor