Con 52 contratos en México entre 2003 y 2015, documentado por la organización Poder (por su siglas en inglés), Abengoa es una empresa premiada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por “su compromiso con el medioambiente y su contribución a la generación de energía limpia”. En su código ético asume “actuación profesional de sus empleados, directivos y consejeros a la Declaración Universal sobre los Derechos Humanos de Naciones Unidas y sus protocolos, a los Convenios Internacionales aprobados por dicho organismo internacional y por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre derechos sociales, así como a los principios del Pacto Mundial de Liderazgo Empresarial de Naciones Unidas”. Pero de la firma al hecho hay un trecho. La empresa presenta denuncias de malas prácticas en países de Latinoamérica, como Chile y Bolivia; de éste último fue expulsada, durante la guerra del agua, por las tarifas elevadas en las que vendía agua a las comunidades de donde la extraía. En el caso del Zapotillo-León, Abengoa se deslindó de cualquier responsabilidad frente a los representantes legales de comunidades afectadas.