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Casi un millón 700 mil personas en México viven con hepatitis C, virus silencioso que la mayoría de los mexicanos contrajo desde 1980, pero que les fue diagnosticado una década después. Ante esa situación, organimos como el IMSS integraron a su cuadro básico de atención ese padecimiento.
Los principales retos que enfrenta el país por esta enfermedad son: el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno.
Hoy se conmemora el Día Mundial de la Hepatitis, por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho un llamado para sumar esfuerzos y erradicar este mal viral que se mantiene como una de las principales causas de muerte en el mundo y en México. El organismo detalla que 90% de las personas que viven con hepatitis B, y 80% de las que padecen la de tipo C, no están conscientes de su condición.
Especialistas en afecciones del hígado coinciden en que nuestra nación ha presenciado una transición respecto a la forma de contagio de la hepatitis. En los últimos años de la década de los 80 era común contraer este mal por transfusiones de sangre, ahora las personas que desarrollan el mal suelen ser en su mayoría dependientes a drogas intravenosas.
“En México, el principal factor de riesgo es la transfusión sanguínea, más para los que recibieron una antes de 1995, porque fue a partir de ese año cuando todos los bancos de sangre comenzaron a realizar la prueba de detección de virus de hepatitis C a los donadores [de manera obligatoria]. Esto cambio, ahora son los usuarios de drogas intravenosas los más contagiados”, afirmó Mauricio Castillo Barradas, médico inscrito al servicio de gastroenterología del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional La Raza, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Castillo Barradas destacó que la hepatitis tipo C tiene cura. Desde abril pasado el Seguro Social integró a su cuadro de medicamentos básicos dos fármacos nuevos que atacan esta enfermedad. Éstos permiten sanar la infección por arriba de 95% de los casos y sin daños subsecuentes.
“Es importante que el cuadro básico del IMSS tenga este medicamento, porque la cirrosis hepática y las complicaciones de ésta y de cualquier etología es una de las principales causas de muerte en México. La cirrosis ocupa el cuarto lugar como causa de fallecimiento en el país”.
De abril a la fecha, el instituto ha aplicado el nuevo tratamiento a 100 pacientes: “Elegir a los candidatos es un proceso meticuloso. Se personaliza la atención para cada uno de los contagiados. Nuestra finalidad, ahora que tenemos el medicamento, es que llegue a todos los que vivan con esta enfermedad”, dijo.
Belinda Martínez Saldívar, hepatóloga de la Unidad de Trasplante del Hospital General CMN La Raza, señaló que existen tratamientos para curar este tipo de hepatitis: “El reto es lograr que llegue a todos los pacientes y lo primero que hay que hacer es identificarlos”.
Explicó que la hepatitis es la inflamación del hígado que puede ser causado por diversos agentes, no sólo por los virus, sino por trastornos autoinmunes, y metabólicos. En relación a los virus que condicionan esta afección, reconoció los tipos A, B, C, D, y E, los que progresan a cronicidad son el B y el C, también el D, pero este se desarrolla en conjunto con el B. De los virus que provocan una enfermedad crónica, el más común en México es el virus de hepatitis C.
Este 28 de julio, la OMS realiza actividades e iniciativas de sensibilización por el Día Mundial contra la Hepatitis, con el objeto de potenciar y aprovechar el compromiso político tras el refrendo oficial de la estrategia mundial del sector de la salud contra las hepatitis víricas en la Asamblea Mundial de la Salud de 2016.
Señala que 11 países concentran 50% de la carga mundial de hepatitis crónicas: Brasil, China, Egipto, India, Indonesia, Mongolia, Myanmar, Nigeria, Pakistán, Uganda y Vietnam. Además, 17 naciones tienen una alta prevalencia y, junto con los anteriores, soportan 70% de la carga: Camboya, Camerún, Colombia, Etiopía, Filipinas, Georgia, Kirguistán, Marruecos, Nepal, Perú, Sierra Leona, Sudáfrica, Tailandia, Tanzanía, Ucrania, Uzbekistán, Zimbabwe.
Las metas para 2030 contra la hepatitis son que 90% de los infectados se sometan a pruebas de detección y 80% reciban tratamiento.