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La detonación de un artefacto explosivo en la puerta principal de la sede de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se suma a una lista de agresiones contra miembros de la Iglesia Católica .
El Episcopado Mexicano, órgano que agrupa a los más de 100 obispos del país, indicó que esta agresión a las instalaciones de la CEM es el primero que se suscita en el inmueble ubicado en Prolongación Misterios, en la delegación Gustavo A. Madero; sin embargo han tenido noticias de hechos similares en la zona.
En lo que va del actual sexenio han sido asesinados 18 ministros religiosos, de los cuales tres han fallecido en 2017, superando los 17 casos que se presentaron durante el gobierno de Felipe Calderón, según el reporte del Centro Católico Multimedial (CCM); el organismo detalló que de 1990 al presente año se han asesinado a 1 cardenal, 44 sacerdotes, 1 diácono, 4 religiosos, 9 laicos y una periodista católica.
El CCM dirigido por el padre Omar Sotelo destacó que por noveno año consecutivo, México "es el país más peligroso para ejercer el sacerdocio". Durante los últimos 26 años se han registrado 66 atentados contra miembros de la Iglesia Católica, de los cuales 60 son crímenes arteros, 2 corresponden a sacerdotes que siguen en calidad de desaparecidos y dos a secuestros frustrados.
El primer asesinato de un cura se registró en enero del 2017, en contra de Felipe Altamirano Carrillo, sacerdote indígena de la prematura del Nayar, en Nayarit. El segundo asesinato del 2017 en el mismo mes de enero fue el caso del padre Joaquín Hernández Cienfuetes, de la Diócesis de Saltillo.
El 6 de julio el padre Luis López Villa, de la diócesis de Nezahualcoyotl, fue asesinado por unos delincuentes que se metieron a la parroquia de San Isidro Labrador, ubicada en el municipio mexiquense de Los Reyes la Paz.
Otra agresión que se registró durante este año, el 15 de mayo, fue la del padre José Miguel Machorro Alcalá, quien fue apuñalado en la Catedral Metropolitana por Juan René Silva Martínez, originario de Matehuala, San Luis Potosí; el párroco terminaba la misa de las 18 horas cuando fue agredido; las heridas fueron cercanas a los pulmones, su estado de salud era grave; el pasado sábado fue dado de alta, luego de permanecer más de mes y medio internado.