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La situación del sistema penal del país es alarmante debido a que “impunidad y corrupción caminan de la mano en las cárceles”, consideró la Arquidiócesis de México.

Lamentó los hechos ocurridos al interior de algunos centros de readaptación social.

Aseguró que “la sangre corre en el sistema penitenciario a causa de la descomposición y la obsolescencia de las políticas penitenciarias”. Retomó como ejemplo el motín en el Centro de Reinserción Social de Las Cruces, en Acapulco, el cual dejó 28 muertos, según cifras oficiales. Afirmó que la sociedad no daba crédito a lo que ocurría cuando las redes sociales divulgaron las “tremendas imágenes de cadáveres decapitados”. Advirtió que este motín se suma a muchos otros ocurridos en el país, como el que sucedió a principios de junio en un penal de Reynosa, cuyo saldo fue de siete personas asesinadas.

Criticó la degradación del sistema que se ha visto rebasado por la realidad, puesto que a pesar de la reforma penal no se ha logrado resolver el gran problema que subsiste en las cárceles.

Recordó datos del informe del Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en el que se da cuenta de las deficiencias que observó durante su visita a centros de readaptación.

“Se habla del hacinamiento en las cárceles que rebasan de manera importante su capacidad, dado que en dormitorios donde deben convivir cuatro personas se encuentran amontonadas hasta 30”, indicó. Agregó que abunda la enfermedad ante la carencia de materiales médicos suficientes y de atención profesional para los internos.

También abordó el tema de la escasez de custodios calificados para la atención de internos, la debida separación entre procesados y sentenciados, la violación de sus garantías individuales y la incapacidad de cumplir con las debidas normas procesales.

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