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Los impactos de la violencia en la niñez son “dramáticos y negativos” al afectar no sólo la salud mental de los menores, sino que también quedan expuestos a la manipulación de grupos del crimen organizado, afirmó Marta Santos País, representante especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre Violencia contra la Niñez.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Santos Pais comentó que para eliminar la violencia se requiere combatir la impunidad, la cual hace que se legitimen las agresiones, con lo que se manda un mensaje de “banalización” de la violencia.

Afirmó que los niños son víctimas de muchas formas de violencia, por lo que es importante reconocer que este fenómeno tiene una presencia constante en diferentes espacios, tanto en el hogar, la escuela, la comunidad, en la calle y por parte del crimen organizado.

Advirtió que se requiere de una inversión de largo plazo para implementar una política de Estado que genere acciones para la prevención de la violencia, articulando los programas de todas las instancias de gobierno, pero que al mismo tiempo se sume la sociedad civil, la academia y la iniciativa privada a los esfuerzos por fomentar la protección integral de los menores.

Resaltó que es fundamental sensibilizar a la población sobre los impactos de esta problemática, puesto que los niños y adolescentes que han sido víctimas de un hecho violento o que tienen familiares afectados por la violencia pueden desarrollar problemas tanto de salud mental como física que les impedirán desarrollarse en su entorno.

Datos del Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés) señalan que seis de cada 10 niñas, niños y adolescentes entre uno y 14 años han experimentado algún método violento de disciplina en sus hogares. Mientras que uno de cada 15 menores ha recibido alguna forma de castigo físico severo (jalones de orejas, bofetadas, manotazos o golpes fuertes) como método de enseñanza.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) destacó que durante 2015 se registraron mil 57 homicidios de niñas, niños y adolescentes; es decir, 2.8 homicidios cada día; en tanto que de 2014 a 2015 los homicidios de adolescentes entre 15 y 17 años incrementaron 3.8%. En tres de cada 100 casos de homicidios de niñas, niños y adolescentes (0-17 años) se identificó la presencia de violencia familiar.

La representante especial de las Naciones Unidas sobre Violencia contra la Niñez enfatizó la importancia de capacitar a todo el personal relacionado con los menores desde los profesionales de la salud, quienes son los primeros en identificar cuando un niño fue agredido, hasta los profesores para que estén más atentos a las situaciones de acoso escolar, a fin de brindar un ambiente protector a los niños y adolescentes.


¿De qué manera impacta el clima de violencia que hay en el país en los menores?

—Además de que la violencia se banaliza, lo que es en sí mismo es negativo porque ayuda a replicar entre generaciones soluciones violentas, lo que puede agravar a la estabilidad pública en la sociedad en la nación, la violencia tiene un impacto sobre cada niño muy profundo, un impacto que crea situaciones de miedo de ansiedad, dificultad para dormir, comer, para relacionarse con otras personas y eso es negativo. En muchos casos puede ocasionar situaciones de autoflagelación o salidas que son riesgosas para la niñez, como asociarse a pandillas, porque no encuentran la comprensión que esperan o son manipulados por el crimen organizado o intervenir en situaciones de criminales.

Todas estas situaciones son de profundo riesgo, el impacto que tiene la violencia se siente en el  momento en el que el niño sufre la violencia, pero es una marca que no va a dejar su vida, va a seguir muy presente, eso se traduce en que tendrán menos capacidades para sobrevivir en la escuela, podrán  tener problemas de salud mental, de salud física, que son profundamente dolorosas para su vida presente y futura.

¿Cómo se puede generar un ambiente protector para la infancia desde las instancias de gobierno?

—Es sumamente importante invertir en la prevención. En México se ha adoptado en 2014 una legislación importante para protección integral de los derechos de la infancia, pero esa legislación se tiene que complementar con reglamentos a los distintos niveles de la administración y completar con políticas públicas que puedan garantizar una inversión en iniciativas de prevención, por ejemplo el apoyo a la parentalidad positiva, la inversión en la primera infancia para que el niño pueda crecer en un ambiente de afecto y comprensión y no de estrés y de violencia que compromete su desarrollo, eso significa invertir en la capacitación de profesionales que se ocupan de la procuración de la infancia, pero también de todos los demás que cooperan con la protección de la infancia, los profesionales del sistema de salud que son los primeros en identificar un incidencia de violencia cuando un niño llega al hospital o tiene que tener cierto apoyo en su rehabilitación.

Es importante contar con sistemas de monitoreo para evaluar los progresos consolidados e identificar los campos donde hay vacíos o donde los niños están más vulnerables a situaciones de violencia. Se tiene que monitorear para apoyar a las víctimas, pero también para garantizar su reintegración. Es una inversión de muy largo plazo que implica la asociación de esfuerzos de todos los actores del Estado y además la cooperación de los actores de la sociedad civil y la academia.

México tiene instituciones. Es importante una política de Estado de largo plazo consolidada, mantenida con progresos  sistemáticos  para que pueda alcanzar un cambio de mentalidad y actitudes  a fin de  garantizar un entorno protector para cada niño en todos los lugares de México.

¿De cuánto podría ser la inversión?

—Todo esto tiene un costo, pero cuando se tiene una articulación entre los diferentes niveles del Estado que coordinen los  esfuerzos  con un objetivo común de crear un entorno protector, se puede ahorrar  el presupuesto, porque en lugar de duplicar servicios en diferentes instancias, se pueden integrar estos  esfuerzos, pero para  nosotros  lo que es importante  es  reconocer que muchas veces no se conoce cuánto se invierte y no se anticipa cuánta sería la inversión.

¿México tiene deuda con la protección de los menores?

—Todos los países tienen una deuda, más que eso tienen la oportunidad de invertir en la protección de la infancia. México es un país en el que existen muchísimas instituciones, departamentos, actores, con una capacidad de hacer una enorme diferencia.

Nuestra esperanza es que siga una prioridad de Estado de protección de la infancia, porque sabemos que si seguimos invirtiendo en la infancia toda la nación se puede beneficiar, podemos disminuir las disparidades, la pobreza, podemos garantizar el respeto mutuo.

¿A largo plazo cuáles son los efectos de la violencia en niños?

—El impacto seguramente es muy dramático y negativo para los niños, sus familias y comunidades, primero el trauma sufrido por los niños que son testigos o que algún miembro de su familia fue afectado por situaciones de violencia, ese trauma muchas veces no es evaluado, no es seguido, apoyado para que el niño se pueda recuperar, contar su historia, para que pueda ser escuchado y apoyado en un cambio para creer que el futuro va a ser distinto y seguro que eso implica apoyar a las familias, al sistema escolar para que sea inclusivo y eso significa cambiar las comunidades para que miren a la niñez como una riqueza y no como un costo de inversión.

Nos gustaría alentar al gobierno a las instancias estatales y a la sociedad civil para que pueda sumar esfuerzos para que esta prioridad de la protección de todos los niños y adolescentes contra la violencia sea una realidad, para que las víctimas sean acompañadas en su proceso de reintegración y para que la impunidad se pueda combatir. Es muy importante combatir la impunidad porque sino se legitima la violencia y las agresiones.

¿Qué acciones deberían tomarse para prevenir la violencia?

—Hay acciones a diferentes niveles, a través de una información sistemática y de largo plazo, por un lado sobre el impacto negativo que tiene la violencia en la vida de los niños en su educación, salud, inclusión, en su capacidad de inclusión social y de confianza hacia los adultos, los amigos.

La sensibilización de la comunidad es fundamental, pero por otro lado es primordial informar a las familias, a los amigos, a los distintos líderes de las instancias de cómo pueden contribuir, reorientar sus programas de planeación sobre la protección de la violencia, con personal capacitado que pueda hablar y escuchar a los niños de una forma accesible para que puedan encontrar el apoyo necesario. La infancia se debe ver como una inversión.

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