Manos mágicas de hombres y mujeres indígenas otomíes del Estado de México anudan con destreza, dedicación y mucha paciencia, los tapetes de Temoaya, valiosas obras de arte y auténtica expresión de la cultura popular mexicana.
Con la mejor lana del borrego Lincoln, importada de Argentina y Nueva Zelanda , los artesanos mexiquenses, que en su mayoría son adultos mayores, también tejen para que esta tradición no desaparezca y su cultura se mantenga viva.
Al norte de la Zona Metropolitana del Valle de Toluca se encuentra el municipio de Temoaya, tierra de indígenas con habilidades y destrezas para crear obras de arte. En sus hogares las familias tienen telares donde elaboran su ropa tradicional, pero también los tapetes más famosos de México.
En la comunidad San Pedro Abajo , primera sección, está la Cooperativa de Tapetes Temoaya, la cual reúne a 130 personas que se emplean en la elaboración de estas artesanías, sin embargo, no todos trabajan en este lugar, pues la labor es accesible y lo pueden realizar en casa sin descuidar a sus familias.
Hacer tapetes es una actividad cansada. Las mujeres y hombres artesanos permanecen todo el tiempo sentados, cada quien anuda 3.5 centímetros durante ocho horas diarias y así logran tejer en 45 días un metro cuadrado, el cual tiene 140 mil nudos, hechos con mucha dedicación por las manos otomíes.
Los clientes pueden elegir algunos diseños que ya se encuentran establecidos en un catálogo, entre los que se encuentran los que representan a la cultura otomí, pero también hay de las culturas indígenas de Nayarit, Tabasco, Veracruz y Puebla .
En cada una de estas obras van plasmadas flores, pájaros, perros, guajolotes y diversos símbolos que identifican a cada una de las regiones.
El metro cuadrado de los tapetes de Temoaya, reconocidos nacional e internacionalmente, tiene un costo de siete mil pesos .
El tapete más grande que han elaborado en la cooperativa tuvo un costo de casi un millón de pesos, y para terminarlo tuvieron que trabajar día y noche.
Estas obras que, por su costo y su dedicada elaboración nadie quisiera pisar sino más bien colocarlas en una vitrina, son comercializadas en todo el país, pero también son llevadas a Estados Unidos, Francia, España, Canadá, entre muchos más.
Los artesanos de la cooperativa de Temoaya han elaborado tapetes para el Papa Francisco, a quien se le entregó cuando visitó el municipio de Ecatepec; asimismo para los cantantes Juan Gabriel y Armando Manzanero; políticos, empresarios y deportistas.
Temoaya se convirtió en una marca gracias a los tapetes que confeccionas las manos otomíes, y hoy su nombre suena por cada rincón de México y el mundo.
"De mejor calidad que los persa"
Elvia Hernández Medina, tesorera de la Cooperativa de Tapetes de Temoaya, dice a Notimex que los tapetes que se hacen en esta comunidad son de muy buena calidad, incluso, superan a los persa.
"La duración de los tapetes de nosotros es de 45 a 50 años y los persa son de 10 años. Una vez en el World Trade Center, los tapetes de Temoaya compitieron con los tapetes persas y quedaron en primer lugar", relata con gran orgullo la mujer otomí, quien también se dedica a esta labor desde hace muchos años.
La artesana y líder de esta organización resalta que la diferencia entre los Tapetes de Temoaya y los persa, radica en que los que se hacen en esta población son 100% artesanales, sin embargo, los otros se fabrican con ayuda de maquinarias.
"Al revés usted puede ver que tiene el pegamento, yo les digo porque a nosotros nos han traído aquí a darles el mantenimiento; se le quita el pegamento y se llega a deshacer el tapete, el tapete de allá (persa) es pegado con el pelo del camello, el de nosotros no", asegura.
Hernández Medina explica que los tapetes se hacen en Temoaya desde 1969, cuando el Banco de México impulsó un centro para su creación, posteriormente el grupo estuvo a cargo del gobierno estatal y desde 1998 se mantiene como sociedad cooperativa.
Además, dice estar preocupara porque con el paso de los años esta labor se está perdiendo, dado que quienes actualmente la realizan son adultos mayores y los jóvenes no están interesados en aprenderla para seguirla impulsando.
"Nos preocupa que esto se vaya perdiendo, porque es un arte, nos preocupa porque nuestras artesanas son personas mayores y la verdad los jóvenes ya no quieren, como ya tiene su carrera y no es fácil que ellos puedan sentarse durante ocho horas y sí nos preocupa que algún día se terminara esto", menciona.
Agrega que a ella le gustaría que esta tradición se mantenga, porque Temoaya es famoso por sus tapetes y quiere que así se mantenga.
"Nos gustaría seguir trabajando porque es un trabajo que sí nos deja a donde hay que ir, y aquí trabajamos por lo que hacemos; también tenemos artesanas mayores de edad y usted sabe bien que en otros trabajamos ya no los reciben", sostiene.
El talento, la habilidad y el amor que cada artesano pone en esta actividad la mantiene viva y permite que su cultura viaje y se difunda por todo el mundo, como un icono mexiquense y del país.
egm