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La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) reconocío que la partería tradicional, practicada en zonas rurales e indígenas, podría resultar una estrategia efectiva para prevenir la violencia obstétrica.
El ómbudsman nacional, Luis Raúl González Pérez, dijo “representa un desafío para el Estado mexicano, para valorar cultural y jurídicamente el conocimiento tradicional de los pueblos y comunidades indígenas, y el derecho de las mujeres sobre su cuerpo y sus ciclos reproductivos”.
Gónzalez Pérez indicó que esta práctica milenaria tiene consecuencias de otro orden para las mujeres que se someten a ella, como el nulo acceso al certificado de nacimiento, lo que impide el reconocimiento a la partería tradicional en nuestro país.
Al participar en la ceremonia inaugural del Seminario “La Partería Tradicional en la Prevención de la Violencia Obstétrica”, que tuvo como marco el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, el Ómbusman se pronunció por fortalecer un enfoque de género e intercultural, que promueva las buenas prácticas –algunas ya existentes en el sector salud— al tiempo que se promueva el reconocimiento de los saberes ancestrales de las mujeres, entre pares y donde las propias comunidades dotan a las parteras de autoridad.
Ante todos los reunidos, entre quienes estaban parteras de Canadá y de Colombia, así como representantes de organizaciones de la sociedad civil, subrayó que también se requiere de un enfoque interdisciplinario en una nación pluricultural como México, así como un enfoque de derechos fundamentales, donde las organizaciones civiles y los organismos públicos de derechos humanos convergen en un espacio de denuncia y vigilancia, para disminuir la violencia obstétrica.
De acuerdo con cifras del Subsistema de Información sobre Nacimientos (SINAC), proporcionadas por González Pérez, durante el 2014 ocurrieron 2 millones 177 mil 319 nacimientos, de los cuales 30 mil 133 fueron atendidos por parteras que, según registros de la Secretaría de Salud, suman más de 15 mil en el país.
ahc
