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A una década de distancia, la Arquidiócesis Primada de México, considera la despenalización del aborto como “una agresión asesina contra los que no pueden presentarse ante la Corte para un amparo y hacer uso de acciones para defenderse”.
A través del editorial del semanario religioso “Desde la Fe”, se expresa que la Ciudad de México es la única entidad del país que permite esta intervención que califican de violenta, cruel y directa contra la vida de los no nacidos en el vientre de su madre. Se asegura que a diez años, lo que pretendía ser una política progresiva para la adecuada aplicación de medidas integrales e informadas sobre la salud de las mujeres, queda muy lejos de sus propósitos y que realmente se trata de “asesinatos de niños inocentes disfrazados de falsos derechos, pues nadie tiene derecho a disponer de una vida ajena a la suya, nadie tiene derecho a matar, máxime si la víctima es un niño inocente e indefenso, como sucede en el aborto”.
Bajo el título “Aborto, crimen abominable”, el artículo señala que en los últimos diez años, la cifra de abortos resulta “escalofriante” y que lo más sorprendente es el porcentaje y nivel educativo de las mujeres que eligen no tener un bebé.
“Hasta el 20 de abril se habían realizado 176 mil 355 abortos en la Ciudad de México; 40% fueron practicados a mujeres con estudios de nivel medio superior, y no deja de llamar a atención la elevada cifra de adolescentes de secundaria que recurrieron a esta práctica: el 33%”.
Afirman que los que llevan a cabo esta práctica han usado la violencia y la mentira para vender la mercancía del aborto como un falso derecho de las mujeres y que “la mujer puede tener derecho sobre su cuerpo, pero el niño que lleva en su vientre no es su cuerpo, es una persona autónoma; por eso, decidir asesinarlo es un crimen abominable, no un derecho”.
El editorial hace una comparación entre la violencia y las imágenes de cuerpos desmembrados y descuartizados, consecuencia de la situación que impera en el país, y asume como paradoja mientras por un lado se hacen protestas y se dialoga con funcionarios, diputados y senadores para que legislen por la seguridad y el respeto a los derechos humanos, por el otro existe la hipocresía de políticos, activistas, defensores del aborto e intérpretes del derecho, que protegen la rentabilidad de una industria que gana millones de pesos “bajo la máscara de irreales bondades para tolerar violencias y males menores que no se publican en los periódicos, ni son notas de escándalo en medios de comunicación”.
Por último, el texto sentencia que el aborto es una apuesta por la violencia para desechar a los más débiles e indefensos, “es una apuesta por la claudicación de la vida”.
lsm