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Con unas mangueras instaladas en su nariz, María Elena recuerda que desde hace más de 19 años padece Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), y cuando los niveles de contaminación rebasan los 150 puntos IMECA se le dificulta respirar y siente un ardor desde el pecho hasta la garganta, lo que le produce ataques de tos que le impiden dormir.

María Elena es pensionada. Desde hace 10 años que se retiró de dar clases de química porque el padecimiento que tiene le impide realizar actividades como caminar durante largos periodos, puesto que comienza a faltarle el aire, lo que le causa mareos y dolores de cabeza.

“La contaminación me afecta bastante, o el polvo, las partículas suspendidas, cuando hace aire, eso me afecta porque pasa por mi nariz, llega a mi garganta y me empieza a arder, llega a mis pulmones y no puedo eliminar la flema, porque se congestiona.

“Entonces llega un momento en que está uno tosiendo, es como si se cerraran las vías respiratorias”, explica.

En cada frase que enuncia María Elena tiene que hacer un gran esfuerzo para poder expresarse. Relata que debe usar un aparato las 24 horas que le provee de oxígeno para poder continuar con su vida; sin embargo, cuando hay demasiados contaminantes en el aire, los síntomas de su enfermedad de agudizan y se le dificulta respirar.

“Durante las 24 horas uso el oxígeno, tengo ahorita puestas las cánulas de mi tanque de oxígeno portátil, acabo de salir del doctor, de la consulta. En la noche lo conecto a otro aparato, llamado Bipad, que me va a dar vida, me están dando, como quien dice, una vida aparte de la vida con todo esto”, detalla.

María Elena vive en Iztacalco y tres veces por mes tiene que asistir al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), donde la atienden. Debe viajar más de una hora y media para arribar al instituto ubicado al sur de la ciudad, en la delegación Tlalpan. Durante su recorrido se expone a las emisiones contaminantes de los autobuses, lo cual le genera tos y dolor de cabeza, además de que siente una obstrucción que le impide respirar.

La mujer, de apenas 1.55 metros de altura, lamenta que en la Ciudad de México los niveles de contaminación sean tan elevados, porque afecta la calidad de vida de las personas, en especial, de las que están enfermas como ella, por lo que pide a las autoridades implementar mejores acciones para atender este problema y cuidar mejor de la salud de los habitantes.

“Le diría a las autoridades que protejan a la población de la contaminación, que se cree conciencia en ellos porque mañana puede ser su esposa, su mamá o sus hijos quienes estén en una situación como la de nosotros, enfermos debido a esta gran contaminación”, dice mientras jala el aire para terminar su frase.

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