La enfermedad de Parkinson afecta más a personas entre 50 y 60 años, pero en México suele aparecer desde los 40. Este mal se caracteriza  por un proceso degenerativo del sistema nervioso central que ocasiona temblor, rigidez y movimientos lentos en quienes lo padecen.
Para su tratamiento, especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) aplican alternativas quirúrgicas, de las que la neuroestimulación ocupa un lugar importante.

Gerardo Guinto Balanzar, jefe de Neurocirugía del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional (CMN) Siglo XXI, explicó que la enfermedad se origina por una alteración en la producción de neurotransmisores, principalmente dopamina.
Indicó que le neuroestimulación consiste en el implante de electrodos profundos y de sistemas de neuromodulación, con los cuales se reducen los síntomas y se mejora la calidad de vida del paciente.

La cirugía se realiza con anestesia local, pues es importante que durante ésta se vea la mejoría de los síntomas en forma inmediata.
Guinto Balanzar explicó que la colocación del electrodo se hace por métodos computarizados, en un sistema que se denomina estereotaxia y que consiste en una serie de coordenadas de localización espacial para implantarlo en el sitio correcto.

En el Seguro Social, se cuenta con un protocolo de manejo que sigue los lineamientos internacionales para los pacientes con mal de Parkinson.

Destacó que la cirugía para la colocación de neuroestimuladores requiere la calificación previa de un grupo multidisciplinario de especialistas. A la fecha se han implantado aproximadamente 200 estimuladores.

Precisó que la neuroestimulación tiene un amplio margen de seguridad, con un bajo índice de complicaciones, y los resultados obtenidos hasta ahora en el área de Neurocirugía del Hospital de Especialidades del CMN Siglo XXI son alentadores, pues se han logrado mejorar los síntomas en 90% de los pacientes, muchos de los cuales se reintegran a su actividad laboral.

ahc

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