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justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
En un intento más por salvar a la marsopa, también conocida como “vaquita marina”, se tiene programada la utilización de dos delfines entrenados por la Armada de Estados Unidos para rastrear a los cetáceos y trasladarlos a un refugio ubicado al norte de San Felipe, Baja California, a fin de evitar la extinción de esa especie mexicana.
En enero de este año la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) dio a conocer la implementación del programa VaquitaCPR (Conservación, Protección y Recuperación) el cual es un plan de emergencia para preservar a este cetáceo, el cual consiste en trasladar algunos ejemplares a un santuario temporal, mientras continúan los esfuerzos de combate a la pesca ilegal.
Lorenzo Rojas-Bracho, investigador y jefe del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita Marina (Cirva), explicó a EL UNIVERSAL que en una primera fase en este programa se invertirán tres millones de dólares, de los cuales la Semarnat aportará la mayoría, pero también se buscarán donaciones de organismos internacionales.
Destacó que en octubre de este año podrían iniciarse las labores de rastreo de las vaquitas para su captura y posterior traslado al refugio temporal.
Para esta labor se emplearán dos delfines de la Armada de Estados Unidos, los cuales con sus sonidos naturales —ya que tienen la capacidad de comunicarse con otras especies— podrán rastrear a la vaquita marina.
El refugio se localiza al norte de San Felipe, lugar que por sus condiciones oceanográficas y por los vientos impiden el acceso de las embarcaciones pesqueras; esta zona se cercará para tener en un ambiente controlado para las “vaquitas”. En un inicio se capturarán 10 ejemplares, para que puedan reproducirse y estén alejadas de las redes de pesca.
Especialistas consideraron que la implementación de este programa representa la última esperanza para salvar a la “vaquita marina” —de la cual se estima quedan apenas 30 ejemplares— e indicaron que aunque el traslado de los cetáceos podría representar un riesgo debido a que podrían estresarse y fallecer; este plan de acción es un esfuerzo importante para la preservación de la especie marina.
Los expertos alertaron que en el caso de que desapareciera esta marsopa, se trataría del segundo mamífero marino que se extinguiría en el siglo XXI, seguida del delfín amarillo que era endémico de Japón.
En su más reciente reporte el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita Marina (Cirva) indicó que sólo quedan 30 ejemplares de este cetáceo, con lo que su población se redujo en 49% tan sólo en el último año, siendo las redes de pesca de totoaba su principal causa de muerte.
FOTO: SEMARNAT
Delfines al rescate de la vaquita
Rojas-Bracho comentó que para encontrar a las “vaquitas marinas” se utilizarán tres métodos: los acústicos, visuales y delfines, que se refieren a la observación de los cetáceos para ubicar su localización; y en el tercero es donde se utilizarán delfines entrenados por la Armada de Estados Unidos, los cuales, una vez que se haya detectado la zona en la que circulan las “vaquitas marinas”, se introducirán en la zona previa colocación de un equipo de rastreo para que una embarcación los siga y una vez que encuentren a los cetáceos sean capturados para trasladarlos al refugio temporal.
Comentó que los delfines que buscarán a la “vaquita marina” llevan años de adiestramiento militar y han sido utilizados para rastrear ballenas en San Francisco, en esa ocasión tres delfines fueron utilizados para dicha labor pero sólo dos de ellos tuvieron éxito, por lo que estos delfines serán quienes busquen al cetáceo originario de México.
Detalló que aún están afinando detalles de fechas para iniciar la primera fase del programa, que sería la de rastreo pero estimó que en octubre podrían salir a la búsqueda de la vaquita, debido a que es un mes en el que casi no hay viento, lo que facilita la observación de este cetáceo.
Destacó que nunca antes se han capturado “vaquitas” por lo que aseguró que si la “vaquita marina”se estresa cuando es capturado o tienen algún problema en el traslado el ejemplar será regresado al mar. Refirió que en otras partes del mundo se ha logrado capturar cetáceos con éxito, como en Holanda y Dinamarca donde incluso han podido reproducirlas en ambientes controlados.
“Si la vaquita resulta que no está bien, se regresa al barco y hacemos consulta con el comité y decimos: ‘busquemos otra vaquita’ y se busca otra.
Después, agregó, si tampoco va bien ese ejemplar, tendrá que abortarse la actividad en ese momento y se busque uno más en otros días, o que de plano se aborte el programa, porque no va a funcionar. Sí está ese riesgo como en cualquier programa de investigación”, subrayó.
Por su parte, el especialista Miguel Rivas, coordinador de la campaña de Océanos de Greenpeace, dijo que el programa VaquitaCPR sin duda representa la “última esperanza” para salvar definitivamente de la extinción a este cetáceo mexicano.
En 2015 se anunció la Estrategia Integral para la Recuperación de la Vaquita Marina en la que participaron las secretarías de Marina, Agricultura y Medio Ambiente, así como la Policía Federal.
FOTO: ARCHIVO EL UNIVERSAL
Entre las medidas aplicadas se encuentra la ampliación del polígono de protección en el Alto Golfo de California, que pasó de 126 mil a un millón 300 mil hectáreas para garantizar la cobertura del área de distribución de la especie. Se decretó también la suspensión por dos años de la pesca comercial mediante el uso de redes de enmalle, cimbras y palangres operadas con embarcaciones menores en el norte del Golfo de California, al tiempo que el gobierno de México otorgó compensaciones económicas a los pescadores de la región y se fortalecieron las acciones de inspección y vigilancia por parte de la autoridad.
Como parte de la estrategia, la Semarnat y el Cirva hicieron un estudio de población de “vaquita marina” que se realizó de septiembre a diciembre de 2015 a bordo del buque Ocean Starr —en el que participaron científicos e investigadores de alto nivel— se estimó que el tamaño de la población en ese año era alrededor de 60 “vaquitas marinas” o marsopas que vivían libremente en el Alto Golfo de California.