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Una abeja necesita polinizar y alimentarse, recorrer diferentes mundos y sortear laberintos; lo va a conseguir con ayuda de un jugador, el cual en el camino aprenderá matemáticas.

Se trata de un nuevo juego de video que desarrolló un alumno de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con el objetivo de facilitar el aprendizaje de matemáticas y, de paso, hacer conciencia sobre la importancia de las abejas y el peligro de extinción al que están expuestas.

El desarrollador del juego es Carlos Vladimiro González Zelaya, quien estudió la maestría en la Facultad de Ciencias de la UNAM y en la actualidad es académico de esa escuela.

El juego se llama Baby-Bee y para ganarlo es necesario recorrer laberintos para ayudar a la abeja “bebé” (baby, en inglés) a alimentarse y que de esta manera pueda crecer y convertirse en una abeja reina.

Los protagonistas del juego, disponible de manera gratuita en iTunes y Play Store, son tres: “Abeja”, gestora de panales y niñera, muy trabajadora; “Bebé”, aspirante a abeja que sólo puede vivir en la colmena y a la que le encanta comer flores, y “Flor”, el alimento de estos insectos.

El objetivo del juego es ayudar a “Bebé” a que cruce las celdas de su panal y llegue hasta las flores, de las cuales podrá alimentarse; para lograrlo, el jugador debe reunir herramientas, construir puentes y resolver laberintos y rompecabezas. Aunque todo es jugar, en el camino aprende matemáticas.

“(El videojuego) nació a raíz de mi tesis de maestría. Tuve la idea de hacer variaciones sobre un juego, en tableros que no fueran necesariamente cuadrados; empecé con casillas triangulares y después hexagonales”, relató.

“Con los tableros de seis lados obtuve resultados para mi tesis y trabajé con las casillas formadas de hexágonos y rotaciones. De eso se trata Baby-Bee: de simetría rotacional, que es la base del juego, la base teórica y la mecánica fundamental del mismo”, explicó.

En principio, Vladimiro diseñó el juego sólo con figuras hexagonales, lo que finalmente lo llevó a la idea de que, por su parecido con los panales de las colmenas, los protagonistas deberían ser abejas y ya con esto en mente se enteró de la situación de extinción de estos insectos, los principales polinizadores del planeta.

“Si desaparecieran sería catastrófico para la especie humana, por ello, un segundo propósito del juego es crear conciencia entre la población sobre este fenómeno”, detalló.

El juego es sencillo, por lo cual pueden jugarlo niños desde los ocho años.

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