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Desde hace más de 45 años, Saúl Uribe Lanzagorta se dedica a la confección y venta de ropa para vestir al Niño Dios para que sea bendecido el 2 de febrero.Este año, ante el escenario nacional, los ropajes más solicitados son el Niño de la Abundancia, al que le piden poner pesos o dólares; el Niño de la Salud, pero también no falta el que requiereel Niño del Muro, a propósito de la valla que pretende construir Donald Trump en la frontera con México.

El taller de don Saúl es uno de los más de 2 mil lugares de producción de ropones y accesorios para vestir las figuras que representan a Jesús de niño. Su local se encuentra en el “Corredor del Niño Dios”, ubicado entre las calles República El Salvador y Uruguay.

El fabricante destaca que confecciona cualquier tipo de vestuario que sus clientes le pidan, siempre y cuando se trate de un santo, puesto que ha rechazado hacer niños futbolistas, bomberos y más recientemente el Niño del Muro.

“Hace poco me pidieron hacer el Niño del Muro, con sus ladrillos y su pala, no acepté hacerlo. ¿Qué es eso? Yo no juego con mi fe, yo hago la ropita de cualquier santo que me pidan pero esas cosas no”, dijo.

Uribe ingresa a una habitación de no más de seis metros de ancho en la que concentra 240 Niños Dios, los cuales colecciona desde 1975, año que inició su negocio, y con ellos pretende iniciar el Museo del Niño Dios.

En la colección está el tradicional Niño Dios vestido con su ropón blanco; el Niño de la Salud, el Santo Niño de Atocha, el Niño de la Abundancia, el Niño de la Familia, el Niño de las Palomas, e incluso el Niño Papa. Están los niños vestidos de San Miguel Arcángel y San Gabriel Arcángel con sus alas.

Saúl muestra sus creaciones como un padre presume a sus hijos. Están desde los Niños Dios más pequeños de 12 centímetros vestidos con su ropón blanco, algunos en su moisés de paja que puede sostener en la palma de su mano, hasta los de 40 centímetros, ataviados con sus capas de tela brocada, como es el Niño del Sagrado Corazón, el cual sostiene un corazón rojo en la mano izquierda y una capa roja que rodea sus espaldas.

Al sujetar al de la Abundancia, con un ropón color verde y que sostiene en su mano derecha unas monedas y un billete de dólar, recuerda que este es uno de los modelos más solicitado por los clientes. “En estos años que llevo con el negocio ha sido uno de los más populares, pero este año fue uno de los más pedidos”.

Saúl confecciona la indumentaria del Niño Dios según lo que le soliciten los clientes, algunos han tenido la ocurrencia de pedir que le pongan dólares a su niño, otros sólo pesos y otros piden que le pongan dólares y pesos mexicanos. “Depende del gusto de la gente, yo les pongo lo que me pidan”.

El costo de la vestimenta del Niño Dios varía con su tamaño, que va de los 12 centímetros, el cual tiene un costo de 65 pesos, que incluye los zapatitos, el ropón y el calzón; hasta los de 140 pesos, que son para los niños de 45 centímetros.

El precio está de acuerdo con el modelo, los más elaborados como el del Sagrado Corazón o el del San Miguel Arcángel se venden hasta en 220 pesos.

“Por el detalle del bordado, las capas están brocadas con hilos dorados con lentejuelas y el ropón viene plisado o con grabados”.

El Niño de la Salud es otro de los modelos más solicitados por los fieles. Su vestuario consiste en un ropón blanco con una cruz bordada con hilo rojo al frente y hojas doradas cosidas a lo largo del ropón. Sobre los hombros del Niño Dios cae una capa roja con filos y cruces doradas.

“El Niño de la Salud lo piden para que algún familiar mejore su salud, si tiene algún tumor o una enfermedad, es muy milagroso, dicen”.

Saúl eleva a otra de sus creaciones, el Niño Papa, mide unos 45 centímetros y su indumentaria está conformada por la mitra, que es una especie de gorro de tela para la cabeza, alto y con dos picos hacia arriba y dos tiras de la misma tela que cuelgan por la espalda; así como por el alba, que es la túnica que cubre el cuerpo del Papa; y el palio, la cual es una banda de tela blanca que se cuelga en el cuello y en los hombros está adornada con pequeñas cruces y se coloca sobre la casulla.

“El año pasado el Niño Papa fue el más solicitado, porque se acercaba la visita del papa Francisco a nuestro país, se vendió mucho, no me quedó ni un solo modelo, este es uno anterior, pero el que se diseñó por la visita del papa Francisco no quedó ni uno”.

Saúl pide a las nuevas generaciones no olvidar la tradición de vestir al Niño Dios, puesto que es parte de nuestra cultura y de la identidad nacional, por lo que llamó a los padres de familia, en especial a los más jóvenes a inculcar esta tradición en sus hijos.

“Todo esto en el Día de la Candelaria es una tradición muy bonita, une a la familia, no sólo es vestirlo de un santo, sino que se trata del milagro que representan, de la fe con la que se pide ese milagro”.

“Me pidieron vestir al Niño Dios del Muro”
“Me pidieron vestir al Niño Dios del Muro”

Día de la Candelaria

Esa festividad tiene sus orígenes en la religiosidad judía, que obligaba a la mujer que daba a luz esperar 40 días, recuerda José de Jesús Aguilar, director de Radio y Televisión de la Arquidiócesis de México.

Luego de este periodo, tenía que presentarse en el templo de Jerusalén, llevando a su hijo y ofreciendo un sacrificio por su purificación.

Destaca que el sacrificio consistía en la ofrenda de un animal, cuya sangre se rociaba a la mujer para considerarla purificada.

Como María y José eran judíos, tuvieron que cumplir con esta orden y de esta manera presentaron al niño Jesús al templo.

“La enseñanza que nos dice la Iglesia, es que María al presentar al niño Jesús, muestra la ofrenda cuya sangre va a ser purificada toda la humanidad y es por eso que la Iglesia recuerda este acontecimiento, 40 días exactamente después de la Navidad, por eso se celebra el 2 de febrero”.

“Posteriormente la tradición inició con una celebración de purificación. La gente iba, se confesaba, llevaba velas para indicar que Cristo es la luz de las naciones y como vela se dice candela, de ahí viene la palabra Candelaria, de donde surgen otras como candela, candelabro candil, etcétera”, explica José de Jesús Aguilar.

Detalla que en el caso de México, en la mayoría de las casas donde son católicos, el niño dios se levanta y la gente suele llevarlo a bendecir y a cambiarle el atuendo.

“En esto hay que recordar algunos puntos, como el que la imagen no necesita cambiar de ropa cada año, basta con que la tenga limpia y digna”.

Hay que tratar de no cometer errores. Tener en cuenta que Cristo no es un santo, puesto que él está por encima de todos los santos, ni tampoco es un ángel, por lo tanto es un error vestirlo de ángel o santo. Además, la imagen religiosa no se debe convertir en un muñeco. Es decir, ¿qué haría la gente si entra a la iglesia y ve la imagen del Sagrado Corazón de Jesús vestido de futbolista o Cristo crucificado vestido de huichol?”.

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