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Diplomáticos coincidieron en que la coyuntura que se plantea con Donald Trump como presidente de Estados Unidos representa un “catalizador” para realizar cambios en México, evitar que la población continúe migrando hacia ese país y fortalecer las relaciones con Canadá, Europa, Asia y América Latina.
A unas horas de que Trump asuma la presidencia de Estados Unidos, Enrique Berruga Filloy, Luis Ernesto Derbez y Arturo Sarukhán detallaron a EL UNIVERSAL que la llegada del republicano a la presidencia de EU “cambia el paradigma sobre el cual se ha desarrollado la relación bilateral en los últimos 20 años, lo que obliga a México a repensarla e impulsar cambios internos para imaumentar la competitividad”.
Enrique Berruga Filoy, representante permanente de México ante la ONU de 2003 a 2007 consideró que el gobierno de Trump podría dividirse en dos etapas: la primera, en la que tratará de cumplir sus promesas de campaña, y la segunda, en la que se enfrentará a realidades que llevarán al magnate a cambiar definitivamente sus posicionamientos.
Ante los amagos de Donald Trump de realizar deportaciones masivas, Berruga Filloy indicó que hay muchas áreas de la economía estadounidense que “simplemente no funcionan sin la mano de obra indocumentada. Pensemos en las granjas de California, el cultivo de la fresa en California no existe sino es por la mano de obra mexicana”, afirmó.
Consideró que la actual coyuntura presenta a México la oportunidad para implementar cambios en su estructura y advirtió que la posibilidad de que disminuyan las inversiones en el país y la necesidad de mayores empleos para los connacionales que regresan representan factores de “coctel muy expresivo”, por lo que pidió aprovechar a los mexicanos que retornen, puesto que llegan más capacitados y eso puede fortalecer la economía nacional.
Para el ex canciller Luis Ernesto Derbez, el país debe mostrar una postura “firme y fuerte” ante los planteamientos de Donald Trump, sobre todo en materia del Tratado de Libre Comercio: “Lo que le está faltando a México es fuerza para decir que no estamos y no vamos a aceptar una negociación del tratado”.
Afirmó que si bien el TLC no debe ser renegociado, se requiere su modernización, a fin de incluir temas que hace más de 20 años no existían, como el comercio electrónico, el registro de propiedad intelectual, así como la regularización de un mercado laboral en común.
Destacó que la llegada del magnate a la presidencia de Estados Unidos obliga al país a ser más competitivo y eficiente en materia fiscal a fin de destinar mayores recursos a la innovación y el desarrollo, con el objetivo de transitar hacia la llamada “Economía del Conocimiento”.
Arturo Sarukhán, ex embajador de México en Estados Unidos, indicó que frente a la actual coyuntura México, la iniciativa privada, la academia y todas las organizaciones deben repensar la relación con Estados Unidos para establecer las prioridades del país. Detalló que el triunfo de Trump en las elecciones presidenciales abrió “profundas interrogantes sobre el paradigma en el cual se había construido la relación bilateral”.
El ex embajador advirtió que aunque México debe diversificar su mercado con otros socios comerciales, no se podrá sustituir la relación que se tiene con el país del norte “de la noche a la mañana”, puesto que se tiene un flujo comercial diario de 1.4 mil millones de dólares al día.