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Leticia Flores tiene 40 años, es madre de dos jóvenes: uno de 20 y otro de 23 años, y asegura ser una ama de casa y madre soltera que ha salido adelante con esfuerzo, “pero tapando un agujero para llenar otro, y así una y otra vez”.

Empeñar prendas “me ha ayudado a sacar a mis hijos adelante, si no fuera por esto no hubiera podido completar sus colegiaturas. Somos personas trabajadoras que vamos logrando avanzar a base de esfuerzo. Mi hija más grande terminó la carrera de medicina y tengo un hijo que asiste a la preparatoria. Lo que hago es trabajar y luego comprar algo de joyería, y esa es la que voy empeñando para poder librar los gastos más importantes”, describe.

Leticia relata que cuando no puede “estirar” más el dinero es cuando acude al empeño para refrendar o volver a empeñar las prendas . “He empeñado aretes, cadenas, pulseras, relojes y computadoras. Aunque no en todas las casas de empeño aceptan computadoras. Para mí el empeño ha sido muy beneficioso, es como las tarjetas de crédito, ellos me apoyan, pero yo tengo que cumplir sacando las prendas empeñadas, si yo no les quedo mal voy haciendo un historial de buen pago”.

Esta mujer alta, veracruzana y de cabello negro insiste que “va tapando un agujero para abrir otro y esto nos pasa a todos. Todos en la vida vamos así, todos menos los políticos. “Nosotros somos personas trabajadoras que vamos logrando algo a base de esfuerzo. Tengo dos hijos y he tratado de darles lo más que puedo; por eso vengo a empeñar y a desempeñar y seguiré haciéndolo. Es así como he sacado adelante a mis hijos a lo largo de sus estudios”, recalca.

Leticia se dedica al comercio informal, vende comida.

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