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Verónica Vilchis se oculta bajo su verdadero nombre, y no quiere fotografías. Siente desconfianza. Va caminado junto a una amiga y un joven de 16 años. El muchacho y su amiga prefieren no hablar. Se alejan de la grabadora y la cámara. Verónica, que a esta hora sale del Monte de Piedad, detalla que lleva 30 años asistiendo a empeñar sus prendas.
Justifica que no quiera dar su nombre ni fotos. Tenemos desconfianza. La situación está muy peligrosa. Nunca sabemos con que intención se acerca la gente y más cuando uno va entrando o saliendo de la casa de empeño.
“Tengo una enfermedad, tengo cáncer. He empeñado muchas joyas a lo largo del tiempo. Ahora, aquí en esta casa de empeño tengo cinco alhajas que no he podido sacar porque los refrendos están muy caros… pero el empeño me ha sacado de grandes apuros, me sacó varias veces adelante, por ejemplo, cuando mi hija estudiaba y no había para las colegiaturas… me las he visto difíciles, la vida es muy difícil, y ahora en estas épocas, más.
“ Ahora, en estas épocas me tardo mucho más en recuperar mis cosas. Trabajé muchos años y me hice de mis alhajas , y con ellas he estado empeñando y desempeñando y refrendando, así se me fueron 30 años, ahorita vine a ver que puedo recuperar”.