Al finalizar la misa en conmemoración de los 27 meses de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, padres de las víctimas arremetieron con las autoridades religiosas y denunciaron haber sido víctimas de represión.

"Desgraciadamente nos encontramos con esta situación, con esta situación de que ni un micrófono le dieron a nuestro arzobispo y desgraciadamente no pudimos oír completa la misa", comentó Felipe de la Cruz, padre de uno de los desaparecidos.

Los roces con autoridades de la Basílica de Guadalupe comenzaron a la llegada del contingente. Después de marchar durante casi una hora sobre Paseo de la Reforma, familiares de los 43 y simpatizantes se detuvieron unos minutos en la entrada y al solicitar el ingreso de la camioneta que transportaba un equipo de sonido, elementos de seguridad privada del recinto intentaron cerrar las rejas donde se accede al atrio.

Vidulfo Rosales, abogado y vocero de las familias, evitó que cerraran el acceso y se registró un conato de bronca que duró apenas un par de minutos.

Al salir de la Basílica, Rosales dijo que fueron tratados de una forma injusta.

"Nos han tratado de pisar con la punta de los pies, nos han cerrado la puerta como nos la han cerrado las instituciones. Nos han aventado la puerta en el rostro, como hoy también lo hacen las autoridades", comentó el abogado.

La misa fue oficiada por el arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias, y por el obispo de Saltillo, Raúl Vera, en una capilla privada y se permitió el acceso únicamente a 70 personas.

El contingente de apoyo, que era de aproximadamente 500 personas permaneció en los alrededores.

iel

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