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Científicos de la UNAM y de la UAM descubrieron que la obesidad puede ser hereditaria cuando la madre tiene una dieta alta en grasas y azúcares durante el embarazo; y que en la adolescencia y la juventud puede estar relacionada con condiciones psicológicas como la depresión y la ansiedad.
Investigadores del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM están trabajando en una investigación con conejos europeos para comprobar que la obesidad se hereda de madres a hijos mediante el embarazo. Su objetivo es prevenir las dos enfermedades no transmisibles que se han convertido en una emergencia epidémica en el país: la obesidad y la diabetes.
Los especialistas utilizan un modelo de investigación en el cual todos los especialistas analizan en un mismo modelo diferentes aspectos de la enfermedad, en lugar de que cada uno lo haga de manera aislada.
El modelo se basa en un experimento con conejos europeos que consistió en alimentar a las madres conejas preñadas o gestantes con una dieta alta en carbohidratos y grasas, y baja en proteínas.
Una vez que nacieron los conejitos bebés, los científicos universitarios las alimentaron mediante una dieta controlada; sin embargo, con el tiempo las crías ganaron más peso a pesar de que su comida estuvo controlada.
Para las científicas, el experimento demostró que la obesidad no sólo se genera por una dieta alta en calorías y grasas en porciones grandes y una vida sedentaria sin hacer ejercicio; en esta enfermedad también influye cómo se alimentó la madre durante el embarazo.
Tras dos años de trabajo en laboratorio, los expertos del IIB descubrieron que cuando un feto está expuesto durante el embarazo a la dieta obesogénica de la madre, puede ocasionar un daño en el ADN de la cría.
“Así que el instructivo de nuestra vida se puede ver alterado. Adicionalmente, hemos observado que el metabolismo del tejido adiposo se altera en etapas tempranas”, destacó la científica Andrea Díaz.
Entre otros efectos de una dieta poco saludable durante el embarazo, de acuerdo con lo que se observó en los experimentos con conejos europeos, el feto presenta impactos en la temperatura, en el ADN y en las bacterias que viven en el intestino.
En jóvenes, la enfermedad está asociada con factores psicológicos
En la adolescencia y la juventud, la obesidad puede atribuirse a padecimientos psicológicos como la depresión y la ansiedad que llevan a quienes la padecen, a consumir comida alta en grasas y azúcares, según otro estudio de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Una investigación de Irina Boris Levovna Lazarevich, del departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco de la UAM ha seguido desde 2010 a estudiantes que fueron de nuevo ingreso en la institución académica.
A través de una serie de tamizajes a alumnos de nuevo ingreso de la universidad se descubrió que el porcentaje de jóvenes con obesidad incrementó siete puntos porcentuales en los últimos seis años; esto quiere decir que si cuando entraron a la escuela, 26% de los estudiantes tenía obesidad, al terminar la carrera 33% de ellos tenía esta enfermedad.
“Los jóvenes universitarios presentan esta problemática debido a conductas de riesgo asociadas a factores psicológicos, tales como ansiedad y depresión, situación que provoca un alto consumo de azúcares o dificultad por parar de comer”, explicó la científica.
“Existe un ideal tanto de hombres y mujeres por la delgadez asociado al éxito incluso, a veces miden su autoestima con base en su peso corporal. Esto no es nuevo, desde el siglo XVIII se reportaban este tipo de patologías ya que se relacionaba el ayuno con la espiritualidad”.