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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Rafael Tovar y de Teresa es uno de los grandes constructores de instituciones culturales de México y fue el primer secretario de Cultura del país. Quien fuera un hombre culto, inteligente y curioso, que supo alternar sus pasiones musicales y literarias con la función pública, la diplomacia y la promoción cultural, murió ayer a las 5:20, a los 62 años, en el Hospital Central Militar, víctima de un mieloma múltiple cancerígeno.
El diplomático, abogado, promotor cultural, historiador y ensayista, nacido el 6 de abril de 1954 en la Ciudad de México, dedicó más de 40 años de su vida a las tareas artísticas y culturales que alcanzaron su máximo esplendor hace casi un año, cuando el 21 de diciembre fue nombrado secretario de Cultura por el presidente Enrique Peña Nieto.
Fue el mandatario quien ayer, a las 6:57, a través de su cuenta de Twitter, informó de la muerte de su secretario de Cultura: “Me uno a la pena que embarga a la familia de Rafael Tovar y de Teresa, quien fuera el primer secretario de Cultura y un gran ser humano”. Le siguieron dos mensajes más en los que señaló: “El gobierno de la República pierde a un hombre ejemplar, que durante años sirvió a nuestro país con vocación y entrega”, y luego concluyó: “Servidor público de excepción, fue un apasionado e incansable promotor de México y su cultura en el mundo. Te vamos a extrañar Rafa. QEPD”.
Minutos después, también por la misma red social, la Secretaría de Cultura anunció: “Con pesar, informamos que el srio. Rafael Tovar y de Teresa falleció esta madrugada; nuestro pésame a sus deudos y a la comunidad cultural”. A partir de allí las redes se volcaron en mensajes en muestras de solidaridad con su familia y de reconocimiento a su obra.
La impronta de este “hombre renacentista”, como lo definen algunos, es tan importante para la cultura mexicana que el próximo lunes 12 de diciembre, a las 15:00 horas, en el Centro Nacional de las Artes, será objeto de un homenaje por su obra y trayectoria, en un acto solemne que estará encabezado por el presidente Enrique Peña Nieto.
“Hombre culto e inteligente”, lo describieron siempre sus amigos; “un buen hombre”, lo llamaron incansablemente quienes celebraron su vida y lamentaron su muerte; “un hombre ejemplar y servidor público de excepción”, lo calificaron ayer al conocerse la noticia de su fallecimiento y lo reiteraron decenas de quienes, durante todo el día, acudieron al Panteón Francés de Legaria a despedirlo y expresar el pésame a su viuda, Mariana García-Bárcena.
Rafael, el secretario de Cultura que fue un apasionado de las artes y de la cultura de México, y difundió el patrimonio nacional dentro y fuera del país, fue padre de cuatro hijos que le sobreviven: Leonora, Rafael, María y Natalia.
Con su partida, Tovar y de Teresa deja en Cultura un hueco que incluso es un tema que aún no se discute, por lo que aún no se conoce el nombre de quién se quedará a cargo del despacho.
En la línea de Vasconcelos. Rafael Tovar, el melómano y literato, impulsor de varias empresas y programas culturales, quien que fue alentador de agrupaciones y revistas, que se desempeñó en tareas diplomáticas en Italia y Francia; y que fue autor de un libro de política cultural y de tres novelas sobre el porfiriato y Porfirio Díaz, falleció en su plenitud creativa.
A principios de este año, justo en el marco de la visita del papa Francisco a México, se dio la primera ausencia pública de Tovar. No estuvo en la recepción que le dio el gabinete del presidente Peña Nieto al Pontífice. Su reaparición fue el 9 de marzo, durante la inauguración de la exposición El futuro me pertenece. Nikola Tesla, en el Centro Nacional de las Artes, justo donde mañana será homenajeado.
La segunda ausencia (y la definitiva) se dio en octubre. El miércoles 19 presentó en Los Pinos la exposición Pinta la revolución. Arte moderno mexicano, 1910-1950, que llevarían a Filadelfia con obra de artistas como Rivera, Orozco y Siqueiros. Fue la última aparición pública de Tovar, que ya no pudo acudir a la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, como tanto se especulaba.
El mieloma múltiple cancerígeno le impidió a Rafael Tovar acudir a la cita, pero hasta el final de sus días trabajó “hasta donde le fue posible”, tal como afirmó ayer Miguel Ángel Pineda, director de Comunicación Social de la Secretaría de Cultura. Explicó que hasta un día antes de que fuera internado en Arizona —hace 14 días, más los dos que estuvo ingresado en el Hospital Central Militar, en la Ciudad de México— el secretario se mantuvo atento a todas las actividades sustanciales de la dependencia.
Fue hombre atento, pero reservado, Rafael Tovar y de Teresa mantuvo en el más absoluto secreto su enfermedad, incluso la negó en varias ocasiones. Fue un hombre apasionado por la cultura y el arte de su país, un hombre culto, inteligente, curioso. Muchos de sus amigos reconocen en él a un creador de la talla de José Vasconcelos, que al igual que el escritor Tovar construyó instituciones culturales fundamentales para el México moderno.
Tovar fue hijo de Rafael Tovar y Villa Gordoa y de Isabel de Teresa. Fue hermano del historiador Guillermo Tovar. Estudió Derecho en la UAM; obtuvo la maestría y posgrado en historia de América Latina, además cursó estudios en la Universidad de la Sorbona y en la Ecole Nationale de Sciences Politiques.
Fue el artífice de la transformación del Conaculta en una secretaría de Estado. Dejó tres novelas publicadas: Paraíso es tu Memoria (Alfaguara, 2009), El último brindis de Don Porfirio (Taurus, 2010) y De la paz al olvido, Porfirio Díaz y el final del mundo (Taurus, 2015). Queda pendiente una amplia investigación histórica y una nueva novela. En 2009 dijo a EL UNIVERSAL que escribía una novela sobre el fin de Bizancio, en la época de Constantino XII Paleólogo, último jerarca del Imperio Romano de Oriente.