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justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
Nerviosos y con la expectativa de obtener un buen resultado en el examen, docentes participaron en el Concurso de Oposición para Ingreso a la Educación Básica y la Evaluación de Desempeño.
Minutos antes de las 8:00 horas, los profesores comenzaron a llegar al Centro de Desarrollo Informático Arturo Rosenblueth, en la avenida Politécnico Nacional, para cumplir con el Concurso de Oposición para Ingreso a la Educación Básica. En esta sede 120 docentes presentaron la prueba.
En la Ciudad de México hubo 16 sedes, con un total de mil 155 sustentantes, de los cuales 599 presentaron la Evaluación de Desempeño; 540 de ingreso, y 16 la evaluación diagnóstica, según un reporte de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Abraham Cano, egresado de la licenciatura en Educación, imparte clases en tercero de primaria en el colegio Victoria College en el Estado de México. Dijo que pese haber estudiado dos meses antes de la prueba, se sintió nervioso cuando la realizó. Es la segunda ocasión que presenta el examen; la anterior no alcanzó el puntaje necesario.
“Sentí el examen un poco complicado. Son 120 preguntas, venían casos de escuela, estoy muy nervioso, estudié planes y programas, no tome ningún curso especial. Esta es la segunda vez que presento examen, por dos décimas no me quedé en el pasado, espero quedarme ahora”, dijo.
Para Lucía Hernández, maestra de primer grado de primaria, el examen está bien diseñado aunque algo pesado, porque traía muchas lecturas. Comentó que se fue el sistema durante ocho o 10 minutos, lo que ocasionó que se cerrara su sesión mientras realizaba la prueba. Sin embargo, dijo, el incidente no la afectó y lo completó.
“Un poco pesado, trae muchas lecturas y eso cansa. No tomé ningún curso, sólo la experiencia que he ido adquiriendo en dos años y medio, dos en preescolar y medio en primer grado. Esta bien diseñado el examen, aunque debería tener menos lecturas”, dijo.
Comentó que los maestros no deben temer a ser evaluados, sino “estar seguros de lo que sabemos y tratar de mejorar para dar mejor las clases”.
Viridiana Cortés, maestra de cuarto año de primaria en la Ciudad de México, comentó que el examen de ingreso a la educación básica es una oportunidad para tener una plaza.
Dijo estar de acuerdo con las evaluaciones, porque es una manera transparente de acceder a una plaza, las cuales antes se heredaban. Destacó que la prueba se le hizo difícil, pero confió en que sus conocimientos harán que obtenga un buen resultado.
“Estuvo un poco pesado, pero bien, no tomé un curso especial, es la segunda vez que realizo el examen. Sí está bien diseñado, está pesado, pero se evalúan las habilidades que tenemos, sí esta un poco complicado pero está bien hecho. Hay que estudiar, es una oportunidad, antes se heredaban las plazas y ahora se asignan de manera transparente, yo les digo a los maestros que hagan el examen, que no se queden con las ganas”, apuntó.
Momentos antes de iniciar, algunos profesores dijeron sentirse nerviosos, como es el caso de Blanca Delia Alanís, maestra de segundo año de primaria en una escuela particular en el Estado de México.
“Estoy nerviosa, estudié con dos meses de anticipación, pero aun así tengo nervios, es un examen muy largo, pero espero que me vaya bien”, afirmó.
Lucero Colín, de 26 años, también manifestó preocupación por el resultado que pueda obtener de la prueba, es la segunda vez que la hace, la vez pasada no logró el puntaje suficiente. Consideró que el examen está mal diseñado al no contener lo que realmente sucede en el salón de clases, por lo que no refleja la preparación del docente.
“Está mal diseñado, no tiene todo lo que un docente requiere. Los exámenes tienen que decir lo que pasa en un salón de clases. Además, no te dan opción para revisarlos, son dos exámenes, el año pasado lo presenté y en el segundo me faltaron dos aciertos, no me dieron indicaciones de donde estoy fallando”, indicó.
El examen tuvo una duración de siete horas, de nueve de la mañana a las cuatro de la tarde, con un receso de una hora, el cual inició cerca del medio día. La prueba se dividió en dos partes, la primera con 120 preguntas sobre conocimientos pedagógicos y la segunda de habilidades.