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Gregorio Cárdenas Hernández era un joven de 26 años, nacido en Veracruz, cuando se convirtió en uno de los asesinos seriales más conocidos en México, luego de matar, al menos, a cuatro mujeres, todas menores de edad y estranguladas con cintas o cuerdas. A una de ellas, incluso, la cortejaba constantemente, su nombre: Graciela Arias, quien era una estudiante de bachillerato.
La otras mujeres eran prostitutas que recogía en la calle y las llevaba a su casa, después de golpearlas y estrangularlas, las enterraba en el jardín de su vivienda que estaba en la calle de Mar del Norte número 20, en la colonia Tacuba.
El Goyo Cárdenas, como se le conocía, había obtenido una beca de Pemex para estudiar Ciencias Químicas, pero sus asesinatos fueron descubiertos.
Según declaraciones de su madre, Vicenta Hernández, así como de algunos de los psicólogos y criminólogos que lo estudiaron, Goyo siempre tuvo problemas neurológicos, según su madre tenía un tic llamado “mal romboidal” o “epilepsia crepuscular”. Según un estudio realizado por el doctor Gonzalo Lafora, el homicida siempre tuvo signos patógenos, probablemente hereditarios, pues su padre tuvo jaquecas hasta los 31 años. En tanto que la abuela de El Goyo tuvo una personalidad explosiva.
Gregorio Cárdenas sostuvo una relación enfermiza con su madre, Vicenta Hernández, una mujer dominante que lo reprimió hasta su adolescencia. Pese a ello, el altísimo coeficiente intelectual de Goyo hizo que fuese un estudiante destacado.
Foto: El sobrino de Gregorio Cárdenas Hernández, Santos Félix Cuicas, afirmó a EL UNIVERSAL que: “El tío es buena persona, siempre anda danto consejos a sus hijos”.
Según Lafora la vida sexual de Gregorio Cárdenas se inicia a los 11 años, con las manifestaciones narcisistas habituales sin tendencia pederástica no incestuosa; algún familiar declaraba que Goyo quería encontrar en cada muchacha un medio para saciar su líbido y que en una ocasión fue sorprendido aprovechándose de la inocencia de una amiga a quien le pagó para que le permitiera algunos excesos.
A la edad de 18 años comienza a frecuentar prostitutas, llegando a padecer algunas enfermedades venéreas. En 1940 entra en relaciones con Virginia Leal a quien conoce en un baile y después hace su amante. Virginia, después de un corto espacio lo abandonó.
Foto: Imagen de diciembre de 1942 en la que aparece Gregorio Cárdenas en la Penitenciaria de la Ciudad de México.
Más tarde conoció a Gabina González, primera esposa de Goyo con quien contrae nupcias debido a que la familia de ésta recurre a los tribunales para obligarlo a contraer matrimonio, pues habían tenido relaciones sexuales con anterioridad, este enlace fracasa por la infidelidad de su esposa. Se piensa que estos dos fracasos amorosos crean en el criminal de Tacuba un cierto odio hacia las mujeres, además de propiciar sus tendencias depresivas.
Foto: Goyo Cárdenas en la puerta del Reclusorio Oriente al momento de salir libre en 1976.
Por su parte el Dr. Quiroz Cuarón, reporta que ya en Lecumberri, Goyo manifestaba un severo amaneramiento, a lo cual le suma una serie de fotografías halladas en Mar del Norte en las que Cárdenas aparece vestido de mujer, específicamente como Geisha.
El diagnóstico final sobre la psicología de Cárdenas Hernández realizada por el Dr. Quiroz Cuarón dicta lo siguiente: “Desde el punto de vista de la psicología criminológica, corresponde al de la personalidad neurótica: neurosis evolutiva; órgano-neurósis, de tipo introvertido con tendencias homosexuales, narcisismo y erotismo sádico anal. Desde el punto de vista psiquiátrico, su estado neurótico es de esquizo-paranoide”.
Foto: El 23 de septiembre de 1976 Gregorio Cárdenas ofreció un discurso y fue ovacionado en la Cámara de Diputados, EL UNIVERSAL dio cuenta de ello al día siguiente en una nota en portada en el ángulo inferior izquierdo.