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En México, las enfermedades no transmisibles como diabetes mellitus, la hipertensión o las cardiovasculares e incluso algunos tipos de cáncer se asocian con dos males de alta prevalencia: la obesidad y el sobrepeso, que se registra en siete de cada 10 adultos, así como en 36.9% de niños, en 32% de niñas de 5 a 11 años de edad y en 35% de los adolescentes de entre 12 y 19 años, según información de la Secretaría de Salud.
“Estamos ante una epidemia que ha ocurrido en poco tiempo y pensamos que se debe a cambios en el entorno”, destacó Simón Barquera Cervera, director del área de investigación en Políticas y Programas de Nutrición del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública.
En entrevista en el marco del Día Mundial de la Obesidad, promulgado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) —que se celebra el 12 de noviembre—, el especialista egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), destacó que “estamos en un nivel de colapso en materia de salud pública, pues se prevé que la población se duplicará en los siguientes 35 años”.
Por ello, afirmó que si no se comienza a comer mejor, en el país “se seguirá alimentando una enfermedad que puede provocar invalidez y con los recursos que el Estado destina para estos fines no habría forma de sostenerla financieramente”.
Gabriela Allard Taboada, presidenta de la Asociación Mexicana de la Diabetes, aseguró que la obesidad y sobrepeso en menores de edad es un problema muy grave que se presenta en toda la República.
“Esta obesidad y sobrepeso hablan de una sociedad muy descuidada porque cuando hablamos de este tema, nos damos cuenta de que como padres no cuidamos la alimentación de los niños, de que no le damos la importancia debida y que pareciera que no es relevante que ya los niños tienen riesgo de padecer enfermedades como diabetes tipo 2”, dijo.
La experta en salud afirma que la mejor herramienta para contrarrestar estas afecciones es a través de la educación, por lo que “tenemos que hacer una verdadera conciencia, decirle a los niños, a nuestros hijos que no consuman chatarra. Es increíble que a un bebé se le dé refresco desde la mamila”.
Otro esfuerzo fundamental para evitar que aumente la obesidad y el sobrepeso en los infantes, aseguró, es promover una educación en salud, que impulse el deporte y explique a a los niños que comer sano no es sólo para quienes están enfermos.
Allard Taboada explicó que desde la fundación se promueve la reducción en el consumo de bebidas azucaradas porque “esto mejora la nutrición, de tal manera que existen menos personas con sobrepeso, obesidad, diabetes tipo 2 y caries”.
Por su parte, Rafael Álvarez Cordero, de la Facultad de Medicina de la UNAM, expuso que la ignorancia es la primera causa de la obesidad en el país. La población trivializa esa enfermedad, “les preocupa más que no les quede la ropa, no caber en un sillón o cambiar su aspecto que dañar su corazón, pulmones o articulaciones”, indicó.
Destacó que la segunda causa del crecimiento de esta enfermedad en el país es que no hay suficiente educación en materia de salud.
Señaló que se carece de un programa útil, coherente y preventivo; además, “el enfoque de las campañas no es el correcto”.
En las escuelas no se habla ampliamente de la salud, los textos son limitados y la falta de educación impera tanto en el ámbito familiar como en el escolar, acotó el doctor en ciencias médicas.