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En Tecomatlán no hay fachada que no lleve el sello de Antorcha Campesina. La llaman la cuna del movimiento. Sobre los muros, las calles, las bancas, los parques, las bardas de las escuelas se extiende la imagen de la antorcha encendida como símbolo de la organización. En la entrada hay un gran arco y en sus paredes nueve palabras: “Tierra de Antorcha Campesina. La Atenas de la Mixteca”.
Al entrar a la localidad el contraste se advierte ante los precarios pueblos que dan acceso al municipio prolijo, con todos los servicios y en orden, por lo que se ve, el proyecto que se quiere replicar en la nación.
Se trata de una sociedad cooperativa que ha erradicado la pobreza, la marginación y la falta de oportunidades, donde se restablece el Estado de derecho y de seguridad, aseguran sus vecinos y dirigentes.
En la parte superior del lugar se ubica el museo con la historia de la organización política que nació en 1974. Localizado en la región de la Mixteca Baja, en el estado de Puebla, el proyecto fue ideado por un grupo de 40 universitarios y campesinos encabezados por el ingeniero agrónomo Aquiles Córdova Morán con el propósito de “erradicar la pobreza en México”.
El Movimiento Antorchista está en las 32 entidades del país y reúne entre militantes y simpatizantes a más de un millón de personas. El Movimiento ha sido acusado como “una organización con mala fama”, “una agrupación priísta que ha hecho lo que ha querido por la vía del chantaje”, “un grupo caciquil que se vale de métodos violentos y que monopoliza recursos gubernamentales”, “una organización inmersa en la complicación del doble juego, la doble moral de la simulación, que juega a la infidelidad política y que juega con Dios y con el Diablo”.
Han señalado que se trata de “un organismo que ha crecido bajo el amparo del PRI y que por su adhesión al partido ha logrado espacios en la administración pública y en el Poder Legislativo”; “una organización que siembra encono, que se victimiza”, “enemiga de la sociedad que acostumbra desquiciar las ciudades”, “una máquina de sacar dinero a los pobres”, entre otros señalamientos a su actividad.
En contraste con Tecomatlán, los municipios vecinos de Piaxtla,Axutla, Chila de la Sal, Acatlán y Tulcingo viven en condiciones propicias para la delincuencia y la drogadicción, con una marcada falta de escuelas, además de que son comunidades expulsoras de emigrantes a EU.
Se erradicó la pobreza
Los agremiados antorchistas afirman que trabajan para lograr mejorar las condiciones de vida y trabajo y crear así un nuevo proyecto de nación, “cuyo ejemplo y posibilidad real está justamente en Tecomatlán”, dice en entrevista con EL UNIVERSAL Aquiles Córdova Morán.
Se dice que esta región se distingue por su sistema de democracia participativa, “a través del cual el pueblo de Tecomatlán ha logrado darle un impulso importante a su proyecto de desarrollo integral, armónico y sostenido con una cooperativa regional con la que ha conseguido erradicar la pobreza, la marginación y la falta de oportunidades al dotar al pueblo con servicios y equipamientos para restablecer el Estado de derecho y la seguridad. La meta política es llegar a los 10 millones de antorchistas para lograr tener un propio partido político y así ganar el gobierno de nuestro país“, refiere su dirigente.
Avanzar por sus calles es ver seis centros escolares que cubren el ciclo completo de estudios básicos hasta la educación superior. En total son 2 mil 315 niños y jóvenes los que estudian en el municipio. Todos los planteles están reconocidos por la Secretaría de Educación Pública, salvo la Escuela Normal Superior Mixteca Baja que es una escuela particular. Las becas que se manejan son de Prospera y las oficiales del gobierno. Las becas al extranjero están en proceso de gestión.
La diferencia con otras escuelas de regiones cercanas es que “nosotros trabajamos con base en un proyecto educativo que permite una educación integral para todos nuestros alumnos. Esto significa que al alumno no solamente se le prepara en lo académico sino también a través de un trabajo cultural, deportivo. En lo cultural practican danza, música, poesía, teatro, oratoria, entre otras, y en los clubes deportivos practican futbol, beisbol, natación, voleibol, básquet, ajedrez, banda de guerra. Esta es la diferencia que existe del trabajo de nuestras escuelas y del proyecto educativo de Antorcha con respecto a otras que no trabajan de esta manera sino solamente ven por el aspecto académico”, dice Rodolfo de la Cruz Meléndez, director del Instituto Tecnológico de Tecomatlán y responsable político del municipio.
La Ludoteca Elucom, el Preescolar General Gabino Lozano Sánchez, la Primaria Miguel Hidalgo, la Escuela Secundaria Técnica Número 16 y la Academia Comercial Carmen Serdán no tienen costo para los padres. En el Centro de Bachillerato Tecnológico y Agropecuario se ofrecen las carreras de técnico agropecuario, administración para el emprendimiento rural e informática. Este centro alberga a 520 alumnos y 278 “moradores”, estos últimos mujeres y hombres de escasos recursos que vienen de otras regiones del país (Guerrero, Oaxaca, Tlaxcala y Morelos, entre otras) a estudiar a esta región, bajo un esquema de internado.
Más adelante están la Escuela Normal Superior y el Instituto Tecnológico de Tecomatlán. Felipe Moreno Velasco, director de la Escuela Secundaria Técnica número 16, explica que operan “con base en un proyecto educativo que han llamado Proyecto Educativo de Antorcha Magisterial con siete líneas de acción que apuestan por la excelencia académica, la eficiencia administrativa, el trabajo manual, la transparencia económica, la cultura y el deporte, la vinculación con la comunidad y la politización. También aquí hay un esquema de internado.
“No recibimos ningún apoyo del gobierno, funcionamos con la cooperación de las autoridades del municipio y los padres de familia, y el trabajo de los alumnos. Antorcha Campesina tiene un proyecto educativo concreto que busca formar al hombre nuevo, culto, científico, crítico, honrado, con capacidad laboral, pero sobre todo apegado a las causas más justas y populares de este país”.
En las aulas de esta escuela se estudia material de contenido político: “queremos que los alumnos cuenten con un nivel de opinión y conciencia de los graves problemas de pobreza que aquejan el país. Entre los libros a leer por los estudiantes están: Qué es la sociedad, de Martha Harnecker; el Poema Pedagógico de Anthon Makarenko, y La madre, de Máximo Gorky, entre otros.
Moreno Velasco comenta que el trabajo de los dirigentes trasformó la cuna del antorchismo en un pueblo próspero y ejemplar, que en el año 2013 ganó el premio City to City Barcelona al estar considerado como una de las ciudades con mayor calidad de vida en el mundo, donde la gente vive básicamente del comercio, hotelería y del empleo que genera la propia infraestructura educativa.
Para Sazil-Ha, alumna de tercero de secundaria de la Escuela Secundaria Técnica número 16 y que nació en Campeche, “en las filas del antorchismo he aprendido que los tecomaltecos tienen opciones de estudio, trabajo, vivienda digna con agua potable, drenaje y electricidad, alumbrado público, calles pavimentadas y que la gente no padezca de enfermedades por insalubridad”, afirma.
“Contamos con un hospital general. Aquí los precios de las mercancías no son exorbitantes porque hay abasto suficiente. Además del desarrollo educativo, es fundamental el desarrollo en el deporte y la cultura. Todo el día estamos ocupados, estudiando por las mañanas y en los cursos de danza, poesía, oratoria y otros por las tardes, además del deporte”, añade Moreno.
La mística de la organización
“Cursamos una materia que se llama ‘círculo de estudio’; nos explican las causas de la pobreza y cómo resolverla. Nos enseñan cómo está la estructura del capitalismo y leemos un artículo del maestro Aquiles Córdova semanalmente. Él sabe que uno de los peores problemas de México es la pobreza y decidió crear Antorcha Campesina para luchar contra esto. El movimiento antorchista tiene tres ramificaciones: popular, campesina y magisterial”, dice Guadalupe Córdova Ramos, también alumna de tercero de secundaria.
“Esta organización está en contra de la pobreza y queremos cambiar el modelo político en que vive nuestro país para que mejore nuestra calidad de vida, para que cambien las condiciones no solamente de un municipio, o los municipios que gobierna nuestra organización, sino que cambie la vida de todos los ciudadanos de nuestro país.
“Nos interesa que nuestra juventud esté politizada, correctamente orientada, que conozcan los problemas del país, los perfiles de la clase política, que sepan del desempeño de cada uno de los candidatos por los que tengan que votar. Nos interesa que su opinión no sea manipulada. Ellos deberán saber elegir al mejor gobernante. Los jóvenes por su peso numérico son clave y creo que todas las organizaciones políticas serias deberían preocuparse por que la juventud tenga una verdadera educación política para así atemperar la desigualdad en nuestro país”, asegura Aquiles Córdova, después de escuchar a Guadalupe y Sazil-Ha.
“Estas niñas están bastante más informadas que el resto de sus compañeros en el país. Nos interesa no solo su formación académica, sino la formación integral del individuo. La mayoría de los jóvenes no se interesan por los problemas políticos ni sociales, ellas van por el camino correcto. Este era un pueblo, como hay muchos más en la geografía nacional, con la gente sumida en el atraso; la llegada de Antorcha le ha cambiado el rostro como no se puede imaginar quien no conozca esta región”, agrega.
En las escuelas de la localidad, y en donde quiera que Antorcha tiene alguna presencia “no se invita a los jóvenes a abandonar los estudios para sumarse a nuestras filas. ¡No es así! ¡No los adoctrinamos! Ningún joven ha perdido su carrera por culpa de Antorcha. La pobreza es la verdadera causante de que los jóvenes deserten de sus estudios y no Antorcha Campesina, que les ofrece educación gratuita. Nosotros queremos que los jóvenes se eduquen y el único elemento adicional es tratar de crearles, además de un profundo conocimiento científico en la especialidad que elijan, que tengan también una conciencia social”, insiste Aquiles Córdova.
La violencia es un problema muy marcado en la sociedad. Aquí en Tecomatlán no hay cárceles, porque los ciudadanos saben lo que deben y no deben hacer, y la policía trabaja por el bien de todos. “Sabemos que en la sociedad hay mucho alcoholismo y drogadicción, aquí no nos fomentan esos vicios… a cambio está el deporte, la cultura para nosotros”, asegura contundente Guadalupe Córdova.
La bancada antorchista
Inés Córdova Aguilar, quien es presidenta del municipio, comenta que antes de 1974 Tecomatlán no era nada. Hoy se cuenta con una educación completa. “Cambiando a las personas en su forma de vivir y pensar”.
“Los recursos que llegan del gobierno del estado no son suficientes para el mantenimiento de todo lo se ha gestionado, lo que hemos logrado. Escuelas, hospitales, espacios deportivos, recreativos. Es necesario que se aumenten las participaciones económicas al municipio”, denuncia quien trabajó en el campo hasta los 19 años y comenzó a capacitarse a partir de esa edad en las escuelas de la localidad.
Antorcha Campesina es la única organización que trabaja y lucha por los pobres; la participación de los diputados federales antorchistas que han hecho gestiones ante el gobierno federal ha sido fundamentales, asegura.
“Necesitamos que nuestros jóvenes se preparen con otra sensibilidad, con otro propósito que sea trasmitir sus conocimientos, pero como hombres dignos, y que logren sacar del atraso a otros jóvenes como está ocurriendo en Tecomatlán”.
Inés estudió la carrera de secretaria en la Academia Comercial de Tecomatlán. “Sé que Antorcha es la única organización que trabaja y lucha por los pobres, buscando los beneficios para todos los ciudadanos en general”, afirma.