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Los pasillos y aulas de Ciudad Universitaria son un punto de encuentro para cinco estudiantes de nivel superior que a su corta edad han sido reconocidos internacionalmente por hacer de las matemáticas una ciencia que puede ser estudiada de forma divertida y capaz de desarrollar la creatividad.

Su amistad notoria no sólo es consecuencia de compartir las aulas en la Facultad de Ciencias; es el reflejo de meses de estudio en conjunto que los llevó a representar a México en Manaos, Brasil. Los cinco estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) viajaron en septiembre al país sudamericano para la séptima Competencia Iberoamericana Interuniversitaria de Matemáticas (CIIM), de donde regresaron con medallas de oro, plata, bronce y una mención honorífica.

El resultado de su desempeño contrasta con el que obtuvo México en la prueba PISA —aplicada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)— en 2012, donde se ubicó en el último lugar de los 34 países del organismo en matemáticas. El promedio de los adolescentes de 15 años evaluados apenas puede resolver operaciones elementales.

El profesor de los universitarios ganadores, Luis Eduardo García Hernández, explica a EL UNIVERSAL que el reto no fue fácil, consistió en “dos días de prueba donde hay tres problemas; cada uno no es de ‘está bien o está mal’, dura cuatro horas y media, son problemas retadores y se necesitan habilidades para resolverlos. Es una competencia difícil en general, por eso estamos tan contentos”.

—¿Cuánto tiempo estudiaron?

—La mayoría ha participado en competencias, tienen como tres o cuatro años de estar entrenando para retos de este estilo. Para ésta tuvieron alrededor de tres meses, pero ya son jóvenes experimentados.

Esfuerzo constante

“A lo mejor no soy nerd, pero sí ñoño. Le dedico menos tiempo [al estudio] del que me gustaría, una hora al día o quizás menos”, confiesa Gerardo Martín Franco Córdova de séptimo semestre, uno de los ganadores de medalla de oro en Brasil. “Yo pensé que no iba a poder sacar una medalla de oro, pensé en bronce. Pero sentí emoción cuando supe”.

Cuando Gerardo estaba cursando el bachillerato decidió que estudiaría Matemáticas porque sus amigos también sentían interés por la carrera, pero lo que lo definió a seguir ese camino fue participar en la Olimpiada Mexicana de Matemáticas (OMM) en esa época.

Jorge Fernández Hidalgo de 21 años no sólo comparte con Gerardo la edad, la carrera o el oro en la Competencia Iberoamericana Interuniversitaria de Matemáticas, él también compitió en la Olimpiada Mexicana de Matemáticas cuando estaba en el bachillerato y ganó plata gracias a obtener la mitad de puntos en la prueba, 21 de 42. Cuando habla de los nerds, revira que lo es sólo un poco, por su placer hacia las matemáticas y jugar ajedrez.

El menor del grupo es Rodrigo Flores Martínez, con 19 años, su atención hacia las ciencias exactas se desarrolló en la secundaria, desde ese entonces empezó a competir. Junto con su hermano gemelo llegó a la Ciudad de México hace un año y medio desde Ciudad Guzmán, Jalisco, para estudiar Actuaría. Y aunque el salir de México por primera vez fue muy emocionante, el ganar una presea fue una satisfacción mayor: “No sabíamos cómo nos había ido hasta la premiación, donde primero mencionan los que no obtienen nada y después a los que ganaron bronce, luego plata y al final oro. Creí que iba a ser bronce pero fui plata”.

El competidor de 20 años de este grupo es Diego Fajardo originario de Puebla, va en quinto semestre de la carrera y se colgó una medalla de bronce en septiembre: “Al principio no me lo creía porque hay gente muy buena. Yo sentía que no era de los mejores, pero después me la creí y me emocioné”. Al igual que sus compañeros de fórmula, Diego estuvo en la OMM años atrás, gracias al oro que obtuvo se hizo merecedor de la beca Telmex, que consiste en internet gratis por un año, una computadora y apoyo económico mensual.

“Siempre me han gustado las matemáticas, desde pequeño, pero me decidí a estudiarlas cuando estuve en la Olimpiada Mexicana de Matemáticas; fui dos veces, en la primera gané plata y después oro. Después quedé seleccionado para la Internacional en Kazajistán”, narra José Luis Miranda Olvera, recién egresado de la carrera y quien además revela que en 2010 a pesar de que la Secretaría de Educación Pública debió de otorgar el apoyo para que él viajara a Kazajistán, le dijeron que debía conseguir por su cuenta alrededor de 50 mil pesos: “Empecé a buscar apoyo, le pedí al municipio de Guadalajara, de donde soy, al Consejo de Ciencia y Tecnología de Jalisco pero no me dieron nada, sólo el gobierno de Tlaquepaque me dio mil pesos. Al final, la Universidad de Guadalajara me dio el apoyo”.

Miranda Olvera obtuvo mención honorífica este año en Brasil. Participó en cinco ediciones anteriores y en tres ganó medallas de cada uno de los tipos: oro, bronce y plata.

Vocación para entrenar campeones

Aunque son de diferentes edades y semestres, cuando Gerardo, José, Rodrigo, Diego y Jorge se encuentran en la entrada del Instituto de Matemáticas, a un costado de la Facultad de Ciencias, se saludan y hacen bromas en las que su líder de equipo, Eduardo, también interviene.

Lo llaman Lalo, tiene 24 años y fue el encargado de entrenarlos. “Organicé sesiones de entrenamiento para que trabajaran, se fueran familiarizando con la competencia, fue un poco repentino porque las fechas quedaron muy justas, pero lograron trabajar bien”.

Explica que los seleccionados fueron elegidos por alguna de las dos vías posibles: un concurso interno de la UNAM abierto a cualquier carrera, llamado Olimpiada Iberoamericana de Matemática Universitaria (OIMU), y una prueba a nivel nacional, el Concurso Universitario de Matemáticas Galois-Noether.

Lalo tuvo la labor más ardua, no sólo dentro del equipo, también en la logística de la competencia en Brasil: “Los acompañé y después de que hicieron las pruebas, dos días después, me tocó revisar sus exámenes y tratar con el equipo de coordinadores, quienes son los que califican, llegar a un acuerdo de cuáles eran las puntuaciones justas de cada persona; eso siempre es muy importante, porque cuando calificas muchos exámenes se pueden ir detalles y realmente un alumno pudo haber sacado más puntos de los que se le dan”.

“Todos estaban bastante contentos con su experiencia tanto personal como académica”, cuenta el líder.

—¿Cómo se financiaron los viajes?

—El apoyo es gracias a la UNAM, hace algunos años se gestionó en conjunto con la Facultad de Ciencias y el Instituto de Matemáticas una solicitud a Rectoría para apoyar el evento y así se ha logrado financiar a estos equipos.

La Máxima Casa de Estudios no sólo cubrió el costo del viaje redondo de los jóvenes matemáticos, de aproximadamente 17 mil pesos cada uno, además pagó la inscripción con hospedaje de cinco noches y tres comidas al día, por 300 y 350 dólares por estudiante y el líder del equipo, respectivamente.

Al respecto, Gerardo comentó que “antes del concurso sí se encontraba muy nervioso, porque significa representar a la UNAM y el presupuesto que nos están dando es para que tengamos una buena participación”.

En esta prueba internacional la Universidad Nacional Autónoma de México se llevó tres de las seis medallas de oro.

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